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Historia de Sevilla

LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LA ESPERANZA DE CARMONA A TRAVÉS DE UN INVENTARIO DE 1610

          Los archivos notariales constituyen una fuente inagotable de análisis para los historiadores. En el caso de la hermandad de La Esperanza, disponemos de numerosos instrumentos otorgados ante notario en la Edad Moderna. De ese material son excepcionalmente valiosos los inventarios de enseres, de los que hasta la fecha disponíamos de dos, uno de finales del siglo XVII y, otro, del último cuarto del XVIII. El primero fue protocolizado ante el escribano Diego García de la Cruz, el 17 de enero de 1694, y fue dado a conocer por mí en un número anterior de esta misma revista. El segundo, se escrituró el 6 de junio de 1785, y fue localizado y transcrito por María Dolores Rivas Roldán, conociendo la letra impresa en el Nº 7 de Ecce Homo (Carmona, 1999, pp. 38-50).
          Este año queremos presentar un nuevo aporte: se trata de un inventario, escriturado el 9 de noviembre de 1610, por la camarera de la Virgen de la Esperanza, Luisa de Ribera y su esposo Francisco de Armijo del Real. Pese a que, en teoría, sólo se debían enumerar las prendas textiles, lo cierto es que se incluyeron otros enseres, a saber: dos coronas de la Virgen, una de plata y otra de latón, una diadema de plata, y otras dos coronas del Niño Jesús, una de ellas de plata. A mi juicio, se trata de un verdadero inventario de la corporación y si no es más extenso es porque no había más imágenes ni nada más que reseñar. Creo que el documento tiene un gran interés para esta hermandad, por varios motivos:
          Primero, por la antigüedad del instrumento, fechado en el primer cuarto del siglo XVII, poco más de medio siglo después de la fundación, y cuando aún no se habían incorporado los hermanos del Dulce Nombre de María. Lógicamente, los datos que nos ofrece para el análisis son muchos y tanto más interesantes cuanto que estamos hablando de una época en la que apenas disponíamos de material documental.
          Segundo, porque se advierte la gran devoción que existía en Carmona hacia la advocación de la Esperanza, evidenciado claramente en el extenso ropero de que disponía: basquiñas, ropas de raso, mantos, sayas, camisas, etc.
          Tercero, porque demuestra que la corporación disponía ya de la imagen del Niño Jesús, al que se le rendía culto, como se aprecia por el buen número de prendas de vestir que usaba. Obviamente, no aparece el Ecce Homo, adquirido a mediados del siglo XVII, ni el San Juan, fechado en el último cuarto del XVII, ni por supuesto la pequeña imagen del Señor limosnero, adquirido ya en el siglo XVIII.
          Y cuarto, aparece un nombre importante en la historia de la hermandad: Luisa de Ribera, quien manifestó ser la depositaria de las ropas de la Virgen desde tiempo inmemorial. Como la mayoría de las mujeres de su época, no sabía escribir, firmando por ella un testigo. Su marido, Francisco de Armijo del Real, le acompañó al notario como era preceptivo en la época, pero todo parece indicar que la protagonista era ella y no él. De todas formas, tendría que hacer un seguimiento de este matrimonio en el archivo de Protocolos para ver quiénes eran exactamente y que vinculación les unía con la corporación. Sería interesante, localizar el testamento de la mujer para ver qué decía exactamente o qué legó a su devota Virgen de la esperanza. Son preguntas que dejo en el aire y que espero poder resolver algún día.
          De momento, ahí queda para los cofrades del siglo XXI, el nombre de una mujer importante en la historia de la hermandad, una devota que tuvo la responsabilidad de ser la camarera encargada del aseo personal de la imagen, allá por el primer cuarto del siglo XVII.

APÉNDICE I

          Obligación entre la cofradía de la Esperanza y Francisco de Armijo y su mujer Luisa de Ribera, Carmona, 9 de noviembre de 1610.

          En la villa de Carmona, en nueve días del mes de noviembre de mil y seiscientos y diez años, ante mí el escribano público y testigos yuso escritos parecieron presentes Francisco de Armijo del Real y  (doña tachado) Luisa de Ribera, su mujer, vecinos de esta villa en la collación de san Salvador de ella, a los cuales yo el escribano doy fe que conozco. Y la dicha Luisa de Ribera, estando en presencia y con licencia del dicho Francisco de Armijo del Real, su marido, que le pidió para otorgar y jurar esta escritura lo que en ella será contenido. Y el susodicho se la dio y concedió, según y para el efecto que por ella le ha sido pedida y demandada, y prometió y se obligó de la haber por firme en todo tiempo, so expresa obligación que para ello hizo de su persona y bienes. Y ambos a dos, los susodichos marido y mujer, usando de la dicha licencia y de mancomún y a voz de uno y cada uno de ellos, insolidum… los cuales debajo de la dicha mancomunidad dijeron que por cuanto en su poder han estado y están las ropas de vestir de Nuestra Señora de la Esperanza, sita en la iglesia de San Salvador de esta villa, la cofradía de ella, las cuales han estado y están de tiempo inmemorial al recaudo por su voluntad y devoción que tienen de vestir la dicha imagen y porque el prioste de la dicha cofradía ha dado ante el visitador que al presente está en esta villa una petición pidiendo que se las entregase y el dicho visitador mando que haciendo y otorgando los susodichos escritura de depósito en forma no se sacasen de su poder y ellos viendo que es cosa justa por la grande devoción que tienen de lo hacer. Por tanto, en la mejor vía y forma que ha lugar derecho debajo de la dicha mancomunidad otorgaron y conocieron que se constituyeron y constituían por depositarios reales y llanos de las dichas ropas y bienes que son los siguientes:
    Una basquiña de terciopelo carmesí, con dos franjas de oro y plata y ribetes de raso blanco, con vaquera, con mangas de page, con la misma guarnición.
    Otra basquiña de raso carmesí acuchillada, con dos fajas de terciopelo carmesí y seis ribetes del mismo terciopelo labrado.
    Una ropa de raso gualdado, aprensada con un pasamano de plata frisado.
    Media ropa de damasco blanco, guarnecida con terciopelo encarnado y gandujado.
    Un manto de tafetán azul, con un pasamano alrededor de oro.
    Una delantera de media tela amarilla, guarnecida con un pasamano y cadenilla de oro y plata.
    Otra delantera de tafetán rosado, guarnecida con terciopelo carmesí y unos flecos.
    Una ropilla de tafetán encarnado, guarnecida con dos ribetes de belfa colorada y blanca.
    Medio manto de damasco azul con una valenciana de terciopelo azul.
    Una saya de raso colorado, guarnecida con oro falso.
    Una saya de tafetán negro, guarnecida con lo propio.
    Una cobija de damasco carmesí, guarnecida con dos franjas de oro y plata aforrada en tafetán presado.
    Medio manto de burato negro.
    Unas mangas de tafetán colorado, guarnecidas con soguillas coloradas y blancas.
    Otras mangas de telilla blanca.
    Otras mangas de tafetán de primera vera, guarnecidas con unas soguillas de plata.
    Media camisa de Nuestra Señora.
    Una gorguera de volante con sus puntas y otra de ruan y otra de holanda.
    Seis tocas de milgrana de seda.
    Unos paños bordados y otros tres pares los dos de pardina y otro de espiguilla.
    Un velo de volante y otro viejo vareteado.
    Un frontal de brocado de la china, con sus flecos de plata y seda.
    Otro frontal de tafetán verde y colorado.
    Otro de esterlina azul con sus flecos de seda colorada y verde.
    Medio frontal de tafetán colorado, guarnecido con seda colorada y blanca.
    Otra media camisa de lienzo.
    Una corona de plata con su diadema.
    Una ropilla del Niño de tafetán carmesí, guarnecida con unas franjas de oro y plata.
    Un vaquero de tafetán de primavera, guarnecida con una soguilla de oro.
    Tres camisas, dos de holanda con sus puntas y otra de lienzo casero labrada.
    Otra ropilla de damasco blanco, guarnecida con terciopelo encarnado, gandujada.
    Un paño de tafetán carmesí, guarnecido de bolillos de oro.
    Un paño de cabeza de puntas de encima de la cobija y es de holanda.
    Una saya de telilla falsa con una imagen en medio y un reboso de holanda con sus puntas y encajes y otra pequeña de seda vareteada.
    Y una luna con un acerico y su almohada.
    Una corona de plata del Niño Jesús.
    Unos manteles de ruan que sirven en el altar, con sus puntas, y otros de lienzo caseros.
    Más unos calzones con sus medias y zapatos de terciopelo azul y otro del mimo terciopelo del Niño Jesús.
    Otra corona de plata de Nuestra Señora, de hoja de lata, y otra del Niño de lo mismo.
    Un arca blanca con su llave y cerradura, donde están los dichos vestidos y ropas de Nuestra Señora.
          Por tanto, en aquella vía y forma que de derecho haya lugar, otorgaron y conocieron que habían recibido y recibieron en depósito los dichos bienes y de ellos se dieron por contentos y entregados a su voluntad porque confesaron ser en su poder y porque el entrego de presente no pareció, renuncian las leyes que en razón de la entrega, prueba y paga de ellos hablan como en ellas se contienen. Y se obligaron que, luego y cada y cuando que por el dicho visitador o por el juez de la iglesia o por otro juez que de ello conozca, los darán y entregarán sin ningún plazo ni dilación alguna y darán buena cuenta de ellos a quien los dichos juez de la dicha santa iglesia o visitador mandaren, so las penas en que caen o incurren los depositarios que se alzan con los depósitos que les son encargados. Y se obligaron a los dar y entregar a la persona o personas que hubieren de vestir la dicha imagen de Nuestra Señora de la Esperanza y de ir a sus fiestas a la vestir y adornar su altar y en días solemnes, de manera que no tenga falta, lo cual todo lo susodicho se obligaron de cumplir por devoción que tienen con la dicha imagen de Nuestra Señora de la esperanza, cuya cofradía sita en la iglesia de San Salvador como dicho es obligaron sus personas y bienes habidos y por haber y dieron poder cumplido a las justicias y jueces de su Majestad para que nos apremien al cumplimiento de lo que dicho es como por sentencia pasada en cosa juzgada, sin remedio de apelación, cerca de lo cual renunciaron todo derecho y leyes en su favor y la general renunciación de leyes…
          En testimonio de lo cual lo otorgaron, y los dichos otorgantes, el dicho Francisco de Armijo lo firmó y por la dicha Luisa de Ribera un testigo porque dijo no saber escribir, siendo testigos Álvaro Méndez y Juan Rodríguez, tabernero, y Francisco Méndez, vecinos de Carmona. Ante mí, Alonso de Barrionuevo.
(APC, Alonso de Barrionuevo 1610, fols. 350v-353r).

ESTEBAN MIRA CABALLOS

(Publicado en el Boletín Ecce Homo de la hermandad de la Esperanza de Carmona, Nº 21, Cuaresma de 2013, págs. 41-43)

LAS COFRADÍAS DE CARMONA Y GUADAJOZ A TRAVÉS DEL SITUADO DE 1717

          Por un trabajo sobre la hermandad de la Soledad de Alcalá del Río, conocí la existencia de un legajo titulado: Valores de las vicarías de Sevilla, Alcalá, Carmona, Utrera y Écija1. En él se hace una especie de catastro de la riqueza de las instituciones vinculadas a la iglesia, parroquias (capellanías, beneficios, etc.), hospitales, obras pías y hermandades, especialmente las ubicadas en las parroquias pero también las de los conventos y ocasionalmente las ermitas. Y ello con vistas a cuantificar el pago del subsidio y el excusado, un impuesto que se cobraba desde finales del siglo XV para financiar la lucha contra los infieles2.

           El valor de los datos ofrecidos en este catastro ha sido usado ya por otros investigadores para el estudio de las cofradías en la diócesis hispalense3. Sin embargo, no se puede perder de vista que es un documento económico y, por tanto, es seguro que hubo ocultaciones de patrimonio y de hermandades para evitar la contribución. Por tanto, por un lado faltan hermandades que sabíamos existían y, por el otro, el patrimonio de éstas está contabilizado a la baja. De todas formas hay datos de interés, sobre todo relacionados con los ingresos de las hermandades y el origen de estos ingresos.

           Para empezar hay que decir que no se relacionan todas las cofradías de Carmona, pues encontramos muchas omisiones. Probablemente se trataba de hermandades muy humildes que se mantenían de limosnas y que, por tanto, no interesaban desde un punto de vista económico. Las omisiones más llamativas son las cofradías de la Expiración de la iglesia de San Blas y la de la Humildad y Paciencia de la iglesia de San Pedro.

 

CUADRO I

COFRADÍAS INCLUIDAS EN EL

INFORME DEL SITUADO DE 1717

 

COFRADÍA

SEDE CANÓNICA

La Universidad de Beneficiados

Santa María

Santa Bárbara

Santa María

Santísimo Sacramento

Santa María

Benditas Ánimas del Purgatorio

Santa María

Santísimo Sacramento

Santiago

Benditas Ánimas

Santiago

Nuestra Señora de Belén

Santiago

Santísimo Cristo de la Columna

Santiago

Santísimo Sacramento

San Felipe

Benditas Ánimas

San Felipe

Cofradía de la Esperanza

El Salvador

Santísimo Sacramento

San Bartolomé

Benditas Ánimas

San Bartolomé

Jesús Nazareno

San Bartolomé

Santísimo Sacramento

San Blas

Benditas Ánimas

San Blas

Santísimo Sacramento

San Pedro

Benditas Ánimas

San Pedro

Santísimo Cristo de la Amargura y Nuestra Señora de los Milagros

Convento de San Francisco

Nuestra Señora de las Angustias

Convento de San Francisco

Santísimo Sacramento

Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Guadajoz

Benditas Ánimas

Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Guadajoz

Santa Veracruz

Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Guadajoz

Nuestra Señora del Rosario

Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Guadajoz

 

 

           Un total de 24 cofradías, de las que más de la mitad, es decir, 14, eran sacramentales o de ánimas, controladas por el clero de cada parroquia. Incluyendo en ellas, la de Santa Bárbara y la de la Universidad de Beneficiados, vinculadas al clero local, tenemos que sólo ocho cofradías eran realmente institutos privados, vigilados de cerca por la clerecía pero no controlados directamente por ellos. Por lo demás 20 de ellas se ubicaban en Carmona y cuatro en la aldea de Guadajoz.

           A continuación ordenaremos las cofradías por el volumen anual de ingresos. Los datos ofrecidos en el documento, fruto de la media de un quinquenio, son sólo aproximativos, porque dependían de la información que había proporcionado la propia hermandad que no siempre era exacta. Y es que había grandes motivos para declarar cantidades a la baja, para reducir el impacto del impuesto del situado. No obstante, es una muestra interesante para conocer aproximadamente el potencial económico de las corporaciones locales.

 

CUADRO II

LAS COFRADÍAS SEGÚN SUS INGRESOS

 

COFRADÍA

INGRESOS

(en maravedís)

Universidad de Beneficiados

823.854

Ánimas de la iglesia de San Pedro

162.928

Santísimo de la iglesia de San Pedro

102.544

Santísimo Cristo de la Amargura (Convento de San Francisco)

85.000

Jesús Nazareno (iglesia de San Bartolomé)

81.600

Santísimo de Santa María

74.800

Ánimas de la iglesia de San Blas

63.240

Ánimas de la iglesia de Santa María

51.000

Ánimas de la iglesia de San Bartolomé

48.620

Nuestra Señora de las Angustias (Convento de San Francisco)

40.800

Santísimo de la iglesia de San Blas

40.800

Santa Bárbara (iglesia de Santa María)

40.545

Santísimo de la iglesia de San Bartolomé

20.400

La Esperanza (Iglesia de El Salvador)

18.700

Santísimo Cristo de la Columna

17.000

Ánimas de la iglesia de San Felipe

17.000

Santísimo de la iglesia de San Felipe

13.600

Ánimas de la iglesia de Santiago

10.200

Santísimo de la iglesia de Santiago

10.200

Santísimo de la iglesia de Guadajoz

8.160

Nuestra Señora del Rosario de Guadajoz

6.120

Nuestra Señora de Belén (Iglesia de Santiago)

5.100

Ánimas de la iglesia de Guadajoz

4.080

Santa Veracruz de Guadajoz

2.380

TOTAL

1.742.671

 

 

Como puede observarse en este cuadro, las cofradías carmonenses movían, a principios del siglo XVIII, algo más de 1,7 millones de maravedís anuales. Y seguramente la cifra está estimada a la baja, primero porque a los propios hermanos les interesaba declarar los menos ingresos posibles, y segundo porque faltan al menos una decena de hermandades, la mayoría de ellas muy pobres pero otras no tanto. No es descabellado pensar que la cifra real de ingresos debía estar en los dos millones de maravedís anuales. Para hacernos una idea aproximada, hemos realizado unos cálculos aproximados, pasándolos a pesetas y de ahí a euros y venía a ser algo más de un millón de euros actuales. Una cifra considerable, teniendo en cuenta que estamos hablando de una época en la que se movía menos dinero que en la actualidad.

Bien es cierto que casi la mitad lo ostentaba la Universidad de Beneficiados de la ciudad de Carmona, con sede en la Prioral de Santa María. La cifra es elevada teniendo en cuenta que en 1771 se calculaban los ingresos anuales de todas las cofradías de la archidiócesis de Sevilla en 36.359.872 maravedís4. Eso equivaldría a decir que las cofradías carmonenses gestionaban el 4,8 % del ingreso total de las 1.094 cofradías de la diócesis. La media de ingresos de las cofradías sevillanas era de 33.236 por lo que estaban por encima de la media las doce primeras cofradías que aparecen en el listado. Entre ellas destacaban por sus ingresos, excluyendo a la Universidad, la Sacramental y de Ánimas de la iglesia de San Pedro, y dos penitenciales: la del Santísimo Cristo de la Amargura del convento de San Francisco y la de Jesús Nazareno de la iglesia de San Bartolomé. De las cofradías de sangre, existentes en la actualidad, la de Jesús Nazareno era la más rica, disfrutando de un nivel de rentas bastante elevado.

           A continuación desglosaremos el origen de los ingresos, en aquellos casos en los que se especifican.

 

CUADRO III

ORIGEN DE LOS INGRESOS

DE LAS HERMANDADES

 

HERMANDAD

TRIBUTOS

Y RENTAS

LIMOSNAS

TOTAL

Universidad de Beneficiados

823.715

--

823.715

Santa Bárbara

51.000

--

51.000

Santísimo de la iglesia de Santa María

74.800

--

74.800

Santísimo de la iglesia de Santiago

2.652

7.548

10.200

Nuestra Señora de Belén

--

5.100

5.100

Santo Cristo de la Columna

--

17.000

17.000

Santísimo de San Felipe

--

13.600

13.600

Ánimas de San Felipe

--

17.000

17.000

Santísimo de San Bartolomé

--

20.400

20.400

Santísimo de San Pedro

112.608

--

112.608

Ánimas de San Pedro

75.568

86.360

161.928

Santísimo Cristo de la Amargura

--

85.000

85.000

Nuestra Señora de las Angustias

--

40.800

40.800

Santísimo de Guadajoz

10.880

--

10.880

Ánimas de Guadajoz

--

4.080

4.080

Santa Veracruz de Guadajoz

--

2.038

2.038

Nuestra Señora del Rosario de Guadajoz

8.160

--

8.160

TOTALES

1.159.383

298.926

1.458.309

 

 

           El total de las rentas se elevan hasta el 79,49% de los ingresos, mientras que las limosnas se limitan al 20,50%. La cifra es sorprendente porque, en general, sabemos que había muchas cofradías que sólo disponían de limosnas y que las cofradías con rentas eran relativamente pocas5. Y ello, en mi opinión, porque la potente Universidad de Beneficiados es una excepción que distorsiona bastante los datos. Haciendo los cálculos, sin esta institución, que además era una cofradía muy particular, las cifras parecen más coherentes: 52,89% de rentas frente a un 47,10% de limosnas.

           Los ingresos de las cofradías eran extremadamente variados. Las rentas procedían de propiedades rústicas y urbanas así como de tributos. Estas limosnas tenían un origen muy variado; una de las partidas más importantes eran las cuotas que abonaban los hermanos en el momento de darse de alta como miembro de la corporación. La cantidad variaba mucho dependiendo de la hermandad. También eran muy valiosos los ingresos obtenidos por el acompañamiento de los hermanos en los entierros, a donde acudían portando su estandarte. Sencillamente por su presencia en estos actos podían obtener entre dos y treinta reales, dependiendo del poder económico del finado. Y la tercera partida se obtenía haciendo petitorios públicos. Para ello se utilizaban los días de fiesta, especialmente cuando la cofradía en cuestión hacía alguna función específica. Además, se esperaba a la recogida de la cosecha para solicitar de los vecinos su piadosa contribución. Lo cierto es que aquellas hermandades que no tenían rentas se empleaban más a fondo en recaudar limosnas, mientras que las que tenían importantes rentas, descuidaban más el apartado de las limosnas. De hecho, algunas de las hermandades que declaran cuantiosas rentas, no señalan ningún tipo de ingresos en concepto de limosna. Y aunque el dato sea difícil de creer, porque todas debían tener algún tipo de ingresos por este concepto, sí que demuestra que la solvencia que le daban las rentas les permitía descuidar más el apartado de las limosnas.

           En general, se aprecia un grupo de hermandades bastante ricas, con rentas que le proporcionaban unos ingresos muy por encima de la media del arzobispado y una base amplísima de corporaciones con muy bajos ingresos, obtenidos la mayoría de ellos a través de petitorios públicos. En esta situación estaban muchas de las cofradías que aparecen reflejadas en el expediente del situado y otras muchas que se omiten, precisamente por la insignificancia de sus ingresos y por el escaso interés de cara al cobro del citado impuesto.

 

APÉNDICE I

 

Extracto del situado en Carmona y Guadajoz, 1717.

 IGLESIA DE SANTA MARÍA:

-Santa Bárbara que es del clero, tiene de renta en tributos, según cuenta hasta fin de 1715 a Andrés Meléndez, su mayordomo, 51.000 maravedís de que se bajan 10.455 por razón de décimas y memorias y quedan 40.545 maravedís conforme a cuentas que se tomaron por los diputados ante Nicolás de Ortega Morillo, secretario de la hermandad.

-Santísimo, en rentas tributos y posesiones 2.200 reales en cada año que valen 74.800.

-Ánimas unos años con otros por quinquenio 1.500 reales que valen 51.000

 

IGLESIA DE SANTIAGO:

-Santísimo Sacramento por quinquenios en cinco tributos, 78 reales y en limosnas hasta 300 en cada un año que valen 10.200

-Nuestra Señora de Belén no tiene renta sino que lo que junta la devoción para la fiesta de la imagen que unos años con otros es de 150 reales, valen 5.100 (maravedís se entiende).

-Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna, solo limosnas que juntan y que llega a 500 reales unos años con otros, que valen 17.000

-Ánimas que se distribuyen en misas cantadas los lunes y se juntan 300 reales por quinquenios que valen 10.200.

 

IGLESIA DE SAN FELIPE:

-Santísimo: sólo, limosnas que se junta por quinquenios 400 reales que valen 13.600

-Ánimas no renta, solo limosnas por quinquenios 500 reales que se distribuyen en la misa o los lunes, valor 17.000.

 

IGLESIA DE SAN SALVADOR6

-Cofradía de la Esperanza, del gremio de cardadores, por cuya devoción se dicen dos misas todas las semanas y se hace fiesta todos los años en que gastan unos con otros más de 50 ducados, valor 18.700.

 

IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ

-La de Jesús Nazareno, sita en esta iglesia, tiene por tributos olivares y una casa y limosnas, se junta un año con otro 2.400 reales y que se distribuyen en alhajas para la capilla y procesión del Viernes Santo y misa por los hermanos. Valor 81.600.

-Ánimas en renta y limosnas, un año con otro 1.430 reales lo que se gasta en sufragios por las ánimas benditas. Valor 48.620.

-Santísimo, solo limosnas que dan los devotos de la collación y en cada año de este quinquenio 600 reales, que valen 20.400

 

IGLESIA DE SAN BLAS

-Santísimo, se juntan un año con otro en rentas y limosnas 1.200 reales por quinquenio. Valor 40.800.

Ánimas: en rentas y limosnas cada año unos con otros 1.860 reales por quinquenio que valen 63.240 maravedís.

 

IGLESIA DE SAN PEDRO

-Santísimo: cuentas de Miguel Nieto, mayordomo, en tributos, casas y olivares 3.312 reales al año, bajada la cuarta parte de las rentas de la casa para reparos a que se junta 554 reales que importan la limosna y ambas partidas componen 3.866 reales que se baja 850 que se pagan a los beneficiados de esta iglesia y a los demás por diferentes memorias. Quedan 3.016 reales de renta al año que valen 102.544.

-Ánimas: dispone de 4.792 reales, los 2.252 en tributos y posesiones, lo demás en limosnas en cuya renta se incluyen la de las memorias y quedan y valen 162.928.

 

LA UNIVERSIDAD

Desde 1-I-1711 a fin de 1715:

-de renta: cortijos 3.379.566 maravedís corresponden a cada año 675.913 maravedís.

-Tributos: 23.555 maravedís en dichos 5 años toca cada año 4.711.

-Casas 412.369 maravedís que se bajan 103.092 maravedís de reparos y quedan 309.277 maravedís y corresponde a cada año 61.855

-Tributos redimibles 406179 maravedís en cada año 81.236.

-En gallinas en 5 años 697 maravedís que al año son 139.

-Tierras que se arriendan de pan 1.849 fanegas y dos cuartos de trigo, colígese a cada uno de dichos cinco años 569 fanegas y 9 almudes y tres cuartos.

-Cebada: 350 fanegas, 9 almudes y dos cuartos, corresponden al año 70 fanegas y un almud.

-Habas han rentado la tierra 62 fanegas y 4 almudes y dos cuartos corresponden a cada año 12 fanegas, 5 almudes y 3 cuartos.

-Garbanzos han rentado 29 fanegas, 4 almudes, tocan cada año 5 fanegas, 10 almudes y 2 cuartos.

-Yeros (sic) han rentado dicha tierra 94 fanegas 0 almudes, tocan al año 18 fanegas, 11 almudes y dos cuartos.

Por manera que importa la renta de la universidad al año 823.715 maravedís y 139 gallinas, 569 fanegas y 9 almudes y 3 cuartos de trigo, 60 fanegas y un almud y 3 cuartos de cebada; 12 fanegas 5 almudes y 3 cuartos de garbanzos y 18 fanegas 11 almudes y 2 cuartos de yeros según que se ha referido.

 

COFRADÍAS DE LA IGLESIA CONVENTUAL DE SAN FRANCISCO

-Santísimo Cristo de la Amargura y Nuestra Señora de los Milagros, que son hermanos del gremio de los pastores. El caudal en limosnas de trigo y maravedís 2.500 reales que valen 85.000

-Nuestra Señora de las Angustias, caudal de limosnas de trigo y maravedís por quinquenio cada año 1.200 reales que valen 40.800.

 

COFRADÍAS DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA DE GUADAJOZ

-Santísimo, mayordomo Pedro de la Villa, tiene de renta en tres casas regulado por quinquenio 320 reales de que sacados 80 de reparos quedan líquidos 240 reales que valen 8.160.

-Ánimas, mayordomo Juan Vázquez, no tiene rentas, se compone de limosnas que por quinquenios importan 120 reales que se distribuyen en misas los lunes.

-Cofradía de la Santa Veracruz, mayordomo Gerónimo Peña, no tiene rentas que se compone de limosnas por quinquenio 70 reales que se gastan en la procesión de semana Santa.

-Laa cofradía de Nuestra Señora del Rosario, mayordomo Francisco de Barrios, tiene de renta en dos casas reguladas por un quinquenio 240 reales que bajado la cuarta parte para reparos queda para las obligaciones de esta cofradía 180 reales que valen 6.120.

En la villa de Guadajoz, 26 de mayo de 1717. Francisco Bernardino Díez

1 GARRIDO VELÁZQUEZ, María Soledad: “Las tres gracias”, en La Espadaña, Hoja informativa de la hermandad de la Soledad, Nº 38. Alcalá del Río, diciembre de 2011, pp. 10-19. El documento en cuestión se conserva en el Archivo de la Catedral de Sevilla, Sección Mesa Capitular, sig. 1168-08828.

2 Hubo una primera bula en 1486 en que el dinero del excusado se uso para la guerra de Granada. Fue renovado por Pío V en una bula dirigida a Felipe II y finalmente en 1757 por Benedicto XIV –bula Exponi Nobis Super por la que se mantenía la contribución de las tres gracias –cruzada, subsidio y excusado- a la Corona. En la bula de 1757 se fijó esta contribución en el a la Hacienda Real en el 16 % de los ingresos totales. BALLESTEROS DÍEZ, José Antonio: Diccionario de términos para el estudio de la historia moderna de España. (inédito), fol. 48. También existía el situado de Indias, que no tenía nada que ver con el situado eclesiástico. El situado de Indias eran unas partidas de dinero procedentes de la hacienda indiana que se destinaba en su mayor parte a sufragar la defensa, desde las construcciones militares a los salarios de los militares de las principales guarniciones. Era dinero de menos que recibía la Corona pero tenía la ventaja de que evitaba la salida de capital de la Península, favoreciendo la autofinanciación de las colonias. MIRA CABALLOS, Esteban: “Defensa terrestre de los reinos de Indias”, en Historia Militar de España (Dirigida por Hugo O´Donnell). T. III. Madrid, 2012, p. 153.

3 Por ejemplo, HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: “Hermandades y cofradías en Constantina a comienzos del siglo XVIII, a través de una relación de 1717”, Cit. en GARRIDO: Ob. Cit., p. 17.

4 MIRA CABALLOS, Esteban: “Hermandades y cofradías en la Archidiócesis sevillana a través del censo de 1771”, Archivo Hispalense Nº 250, Sevilla, 1999, p. 62.

5 En el caso de las cofradías del partido de Badajoz en 1771, el 64,09% de sus ingresos eran limosnas, frente al 35,91 que eran rentas. MIRA CABALLOS, Esteban: Hermandades y cofradías en Badajoz y su Partido a finales de la Edad Moderna. Badajoz, Junta de Extremadura, 2002, pp. 60-61.

6 En el documento, por error, la cofradía de la Esperanza aparecía ubicada en la iglesia de San Felipe. Nos hemos permitido corregir el error.

ESTEBAN MIRA CABALLOS

 (Artículo publicado en el Boletín del Consejo de Hermandades y cofradías de Carmona. Carmona, 2013, pp. 31-38).

LAS SEMANA SANTA SEVILLANA EN EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823) SEGÚN MANUEL CHAVES

 

Hace ya unos años cayó en mis manos un folleto de ocho páginas, firmando por un tal Manuel Chaves: La Semana Santa y las cofradías de Sevilla de 1820 a 1823. Sevilla, Imprenta de E. Rasco, 1895. Desde el primer momento me llamó la atención la minuciosa y metódica investigación pese a haberse escrito a finales del siglo XIX y por un autor del que en esos momentos no sabía nada.

Con posterioridad, pude averiguar que se trataba de Manuel Chaves Rey, un buen periodista y escritor sevillano nacido en 1870, hijo de José Chaces Ortiz y de María Dolores Rey Piñal, y fallecido en la misma ciudad el 7 de noviembre de 1914, a los 44 años de edad. Pese a su prematura muerte, dejó una amplia obra de más de un centenar de títulos, entre ellos éste sobre las cofradías sevillanas en el Trienio Liberal. Su producción escrita fue de una magnitud similar a la de los afamados escritores e historiadores José Gestoso, Luis Montoto o Joaquín Guichot con los que, por cierto, mantuvo una gran amistad.

¿Y a qué se ha debido su olvido? Como casi siempre, a motivos políticos con los que, para colmo, él no tuvo demasiado que ver. Su hijo, Manuel Chaves Nogales (1897-1944) fue un periodista ligado a la II República española que, tras el triunfo de los golpistas, sufrió el exilio. Tras la implantación de la dictadura franquista, el apellido Chaves quedó proscrito y la obra de ambos olvidada.

En las últimas décadas se está tratando de recuperar su memoria, con la reedición de algunas de sus obras más significativas. La Diputación Provincial de Sevilla publicó en 1993 su Obra Narrativa Completa, y en el pasado año de 2012 se ha reeditado su libro Páginas Sevillanas, publicada originalmente en 1894. Esta reimpresión está precedida de una magnifica introducción a cargo de José María González-Serna de la que hemos extractado esta semblanza biográfica.

Me ha parecido oportuno transcribir y publicar en el bloc este pequeño artículo sobre las cofradías en el Trienio Liberal, porque llena un importante vacío en la historiografía cofradiera sevillana y era de difícil acceso para los investigadores.

 

Esteban Mira Caballos (edit.)

 

 

LA SEMANA SANTA Y LAS COFRADÍAS

DE SEVILLA DE 1820 A 1823.

 

Carta al Excmo. Sr. Duque de Tserclaes de Tilly. Mi respetable señor y amigo: la historia de las procesiones que durante los días de la Semana Santa recorren las calles de Sevilla, no deja de ser para muchas personas, y de ocupar una señalada página en los anales de nuestra población: por esto son varios los libros que se han publicado acerca de las cofradías y no pocos los folletos y artículos que sobre el mismo asunto han visto la luz, con noticias de mayor o menor importancia, según la diligencia y erudición de sus autores.

Vuestra Excelencia que guarda en su rica biblioteca tantas preciosidades bibliográficas, y que ha conseguido con laudable constancia reunir tan considerable número de periódicos, opúsculos, hojas sueltas, manuscritos y papeles de todas clases, antiguos y modernos, relativos a Sevilla, no podía por menos de tener algo sobre sus cofradías y, en efecto, debido a su amabilidad he tenido ocasión de ver una colección de los cartelitos que anualmente se imprimen anunciando las hermandades que han de salir con sus imágenes que, si son apreciables por los detalles que en algunos se contienen, no lo son menos porque sabido es que esos pliegos, cuya actualidad es bien efímera, nadie por lo común se cuida de conservarlos y, una vez leídos a su tiempo, se rompen o estropean como cosa inútil.

Repasando, pues, esas listas de procesiones, la primera de las cuales creo que se remontan a 1623, he notado que faltan las de los años 1820 a 1825, lo cual se explica porque en aquellos, como en algunos de los que duró la invasión francesa, no salió ninguna de las muchas cofradías que por entonces estaban organizadas en los conventos y parroquias de esta capital.

Deseoso yo en esta ocasión, como en cuantas se me ofrecen, de ilustrar con mis escasos conocimientos un período, quizás el menos conocido y más interesante del siglo presente, me he dado a buscar algunos datos que llenen en parte el vacío que naturalmente encontrará quien quiera seguir las vicisitudes por que han pasado las cofradías sevillanas en la actual centuria. El resultado de mis investigaciones hasta ahora son los documentos y noticias que incluyo más adelante en esta carta, añadiendo también algo de cabo propio, que me parece pertinente al asunto.

Dos meses y medio después del suceso de las Cabezas de San Juan, se juró en Sevilla la Constitución de 1812 y, como al restablecerse el nuevo régimen eran muchos los descontentos de él, y no pocos los instigadores de influencia suficiente, fue preciso a las nuevas autoridades que tomaron el mando de la provincia adoptar algunas medidas en evitación de sucesos desagradables próximos siempre a ocurrir en aquellos turbulentos días en que los odios y rencores políticos estaban tan enconados.

Aumentáronse estos con las manifestaciones de entusiasmo de que fue objeto por parte de los exaltados patriotas D. Rafael del Riego cuando llegó a Sevilla el lunes 20 de marzo y el jefe político que lo era entonces D. Tomás Moreno Daóiz, tuvo que hacer no pocos esfuerzos para no verse comprometido en los primeros días del régimen constitucional del que era decidido partidario como lo demostraba la parte activa que había tomado en la conspiración desde que comenzó a fraguarse en el año anterior de 1819.

Estando próximos los días de Semana Santa, el jefe político se dispuso a tomar ciertas disposiciones respecto a la forma y manera en que habían de salir las cofradías, y algo debiese traslucir a las hermandades, pues, con cierta reserva reuniéronse los jefes de ellas el Viernes de Dolores 24 de marzo, y aunque muchas tenían ya anunciado que como en años anteriores sacarían sus pasos, acordaron no hacerlo hasta ver qué actitud tomaba la autoridad en aquella ocasión.

Mucho debió madurar sus disposiciones Moreno Daóiz, pues, el Domingo de Ramos aún no había dictado orden alguna; y como quiera que la hermandad que en aquel día le tocaba salir era la titulada Sagrada entrada en Jerusalén, Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora del Socorro , y de ella formaban parte muchos sujetos poco amigos del sistema constitucional, temieron estos que el jefe político les hiciera algún perjuicio y, dejando en el templo de San Miguel los tres pasos, ya adornados y dispuestos se fueron a la Catedral sin insignias ni vestimentas a escuchar el sermón y Miserere que hubo por la tarde, según escribe D. Félix González de León.

Al día siguiente apareció por las esquinas de Sevilla el siguiente bando, que se repartió también en algunos sitios públicos y que, para que llegase a conocimiento de los interesados, se envió bajo sobre a las parroquias y conventos. El bando, que copio de su original, dice así:

“S. Tomás Moreno y Daóiz, Caballero Gran Cruz de la Real y militar orden de San Hermenegildo, profeso de la de Santiago, teniente general de los ejércitos nacionales, presidente de la Junta Conservadora de la Compañía del Guadalquivir, jefe superior político interino de de esta provincia y gobernador militar de esta plaza, etc., etc., hago saber al público que, deseoso de que no se disminuya en lo más mínimo el divino culto, que constituye una parte tan sublime de nuestra santa religión católica, objeto de la primera atención del gobierno y que el religioso vecindario de esta ciudad ejercite su piedad y devoción como tiene costumbre en todas las semanas santas, adorando en las calles públicas las sagradas imágenes que sacan en procesión las cofradías y hermandades de penitencia aprobadas, he resuelto que éstas hagan sus estaciones devotas, si lo tuvieran por conveniente, previas las licencias y formalidades con que hasta aquí lo han verificado, atemperándose a salir las de madrugada al ¿compás? el día y a recogerse las demás a las oraciones, llevando los individuos de unas y otras las caras descubiertas. Estos medios de precaución los exige por ahora el interés público para reservar el orden y dejar toda ocasión que directa o indirectamente pueda influir en perturbarlo. Y para que llegue a conocimiento de todos se fija el presente. Sevilla, 27 de marzo de 1820. Tomás Moreno Daóiz.

Conforme los cofrades tuvieron conocimiento de este bando, enterándose de que se les obligaba a hacer las estaciones antes del oscurecer y a llevar las caras descubiertas sin usar capirotes y túnicas, se negaron en absoluto a salir, bien por no quebrantar la tradicional costumbre, bien por protestar de cierta manera del gobierno que acababa de establecerse.

Y tan firme fue la resolución de los hermanos y tan a pechos tomaron el bando del jefe político que cuando el martes 28 se reunieron en la capilla de las Doncellas de la catedral del Deán Miranda y el alcalde constitucional para dar la lista de las procesiones y señalarles las horas no se presentó ningún cofrade, como se demuestra por el curioso documento, inédito según creo, que voy a copiar y que existe manuscrito y firmado n el Archivo Municipal de Sevilla (Tomo V, letra C, de las Escribanías de Cabildo):

 

“En la ciudad de Sevilla, a 28 de marzo de 1820, estando en la capilla de Nuestra Señora de la Concepción (vulgo de las Doncellas) de esta santa metropolitana patriarcal iglesia el licenciado D. Fabián de Miranda y Sierra, presbítero, deán y canónigo de esta misma santa iglesia y vicario capitular de ella y su arzobispado sede vacante, y el Sr. D. Francisco Cavaleri, alcalde primero constitucional del Excelentísimo Ayuntamiento de esta dicha ciudad, su término y jurisdicción para nombrar y señalar las cofradías que han de hacer sus estaciones en la presente Semana Santa en esta ciudad y barrio de Triana y darles el orden, modo y forma que han de observar en virtud de la Real Orden de 20 de febrero de 1777, mandaron se les notifique y haga saber a todos los oficiales y hermanos que a continuación se expresan salgan con las procesiones a las horas señaladas, a fin de que hagan sus estaciones de día y se retiren a sus respectivas iglesias, capillas o conventos antes de oscurecer, como se previene en dicha Real Orden, y así mismo que vayan todos los que asistan a las enunciadas procesiones con la decencia y compostura que se requiere en casos y ejercicios tan santos.

Que no se permitan disciplinantes ni otros espectáculos semejantes, y que ninguno de ellos o quienes se le permita llevar túnica se cubra el rostro de modo alguno, ni lleven las túnicas forradas de tafetán ni otras galas de colores y exciten y manden y encarguen a los alcaldes y cofrades de las referidas cofradías que, para conseguir el santo fin de la institución y que puedan meditar mejor en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo vayan confesados y comulgados.

Que no lleven más de veinticuatro clérigos, además del presidente y de allí abajo los que les permite, como no sean menos de doce, sin que se incluyan los caperos y sacristán mayor.

Que las personas que lleven las demandas para recoger las limosnas que voluntariamente dan los fieles sean sujetos de maduro juicio, que pidan con moderación y que así estos como los que lleven las trompetas y canastos de cera sean elegidos y nombrados por los alcaldes y oficiales de las cofradías.

Que las cofradías a que no se señale hora no puedan salir este año; y a las que se les de, guarden las señaladas sin que saquen paso nuevo, no estando previamente visitado y aprobado por el señor vicario general.

Que si se encontraran dos cofradías en una misma calle, haya de pasar y pase primero la que fuere más antigua.

Todo lo cual y lo demás que comprenden los edictos publicados guarden, cumplan y ejecuten las personas aquí comprendidas bajo apercibimiento y con la pena de santa obediencia que dicho señor vicario capitular impone a los transgresores y la de mil maravedís y demás que haya por el expresado señor alcalde primero constitucional que impone y efectuará contra los inobedientes, bajo de cuyas circunstancias se van a señalar las horas”.

Sigue a continuación la lista de las cofradías que iban a salir aquel año, lista que no quiero omitir, porque me parece digna de ser conocida:

 

Miércoles: Cristo de la Salud de San Bernardo; Prendimiento de Cristo y Nuestra Señora de la Regla, de Santa Lucía; Despedimiento y Virtudes, de San Isidoro; Nuestra Señora de la Presentación, de San Ildefonso; Cristo del Buen Fin, de San Basilio.

Jueves: Cristo de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias, del convento del Pópulo; Cristo del Silencio y Virgen de la Amargura, de San Juan de la Palma; Columna y Azotes, del convento de los Terceros; Cinco Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, de la Trinidad, Quinta Angustia, del convento del Carmen; Santo Cristo de la Coronación de Espinas, Nuestra Señora del Valle y Santa mujer Verónica del convento del Valle; Cena y Humildad, del colegio de San Basilio; Oración del Huerto, del colegio de Monte-Sión; Cofradía de la Veracruz, del convento de San Francisco; Cristo de la Pasión, del convento de la Merced.

Viernes de madrugada: Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Nuestra Señora de la Concepción, de la capilla de San Antonio Abad; Cristo del Gran Poder, de San Lorenzo; Sentencia de Cristo y Virgen de la Esperanza, de San Gil.

Viernes por la tarde: Tres Necesidades, de la capilla de la Carretería; Exaltación de la Cruz, de Santa Catalina; Cristo de las Tres Caídas, de San Isidoro; Expiración, del convento de la Merced; la Soledad, del convento del Carmen.

Cofradías de Triana: Nuestra Señora de los Peligros, de Santa Ana; Nuestra Señora del Carmen, de Santa Ana; Cristo de las Aguas, del convento de San Jacinto; Cristo de la Expiración, del Patrocinio; Nuestra Señora del Desconsuelo, de Santa Ana; Cristo de las Penas, del convento de la Victoria; Cristo del Buen Viaje, de Sant Ana; Nuestra Señora de la Encarnación, de su capilla; Nuestra Señora de la Esperanza, de San Jacinto.

Este curioso documento termina del modo siguiente:

 

“…Y respecto a haber sido llamadas las cofradías supra scriptas por su orden, y no haberse presentado alcalde ni oficial alguno a solicitar la hora para su salida, según lo han practicado en los años anteriores, daban y dieron sus señorías por concluido este acto; y lo firmaron, de que confirmo. D. Fabián de Miranda, Francisco Cavaleri; Ventura Ruiz Huidobro, José Antonio de Olayarreta, notario mayor.

 

En vista de esto, pues, ni el miércoles 29 ni el Jueves 30 y Vieres 31 salió por las calles procesión alguna, causando esto gran descontento en la mayor parte del pueblo de Sevilla, que de tiempo inmemorial estaba ya acostumbrado a tales solemnidades.

Los sucesos políticos que después se desarrollaron y las manifestaciones de los concurrentes del café de San Fernando y de la Sociedad Patriótica del café del Turco, hicieron olvidar pronto las medidas del jefe Moreno Daóiz y la actitud de los cofrades que aguardaron al año siguiente para proceder según las circunstancias se presentaron.

Pero éstas, en vez de mejorar, se empeoraron para los hermanos que supieron que la primera autoridad civil pensaba no ya autorizar la salida de las cofradías en ciertas condiciones sino prohibirlas por un tiempo indefinido.

Algo se desprende de esto por el siguiente oficio, que tengo a la vista y que va firmado por el alcalde constitucional:

Oficio: “Para que el ayuntamiento pueda dar el debido cumplimiento a una orden del señor intendente, se servirá V. S. pasar a la secretaría del mismo en el término del tercero día una nota de las cofradías, hermandades, memorias y fundaciones que existan en ese establecimiento, con expresión de su jefe. Lo que anuncio a V. S. por acuerdo del ayuntamiento para su inteligencia y puntual cumplimiento. Dios guarde a V. S. muchos años. Sevilla, 7 de marzo de 1821. Justo García de la Mata.

Díjose luego entre la gente que iban a mandarse a disolver las asociaciones de cofradías para que en la Semana Santa que estaba próxima no hubiera lugar a influencias y manejos que dieran por resultado el que se reformasen las disposiciones que el año anterior había tomado D. Tomás Moreno Daóiz.

El Domingo de Pasión, 8 de abril, con objeto de protestar de ciertas manifestaciones de los partidarios del gobierno absoluto, organizaron algunos vecinos del barrio de San Bernardo, en unión de los guardias nacionales, la que llamaron fiesta del Quemadero, y la cual fue objeto de no pocas censuras por parte del Abad de San Basilio en un sermón famoso por el cual se le formó proceso y le valió más tarde el ser desterrado de esta provincia.

El 15 de abril los cofrades de la Entrada en Jerusalén hicieron una fiesta religiosa en el templo de San Miguel, donde pusieron en el altar las imágenes que sacaban en sus pasos.

Aquel año, según se lee en el Diario manuscrito de D. Feliz González de León, el Jueves Santo consagró los Oleos el obispo auxiliar, el lavatorio y comida de los pobres se verificó en el dormitorio del colegio de San Miguel, que estaba muy adornado, y los oficios de la catedral revistieron menos solemnidad que era costumbre.

Y llegó el año 1822, año turbulento y de continuos motines y alborotos en Sevilla, el alcalde que lo era entonces D. Félix María Hidalgo, hombre de natural apacible y más propio para dedicarse al pacífico cultivo de las musas, en el que se distinguió bastante, que para gobernar la ciudad en tan difíciles circunstancias como aquellas se presentaban después de celebrar algunas conferencias con las autoridades superiores, pudo conocer que éstas continuaban firmes en la idea de no permitir las cofradías como no fuera en las condiciones del año 1820.

Las hermandades de Sevilla invitaron a Fr. Juan Mateo Sánchez, del convento de San Antonio, para que predicase un sermón de Pasión, el cual se celebró el Domingo de Ramos, 31 de marzo, en el templo de San Miguel, por la tarde, no habiendo tampoco en aquella Semana Santa, que fue lluviosa y fría, procesión alguna que recorriera las calles de Sevilla.

A fines de aquel año el intendente de la provincia, obedeciendo a órdenes superiores intentó de nuevo la supresión de derecho de las cofradías, y volvieron a pedirse antecedentes y a practicarse no pocas diligencias, contestando el ayuntamiento a la circular que le fue enviada con el siguiente escrito, cuyo borrador tengo a la vista:

 

“En mayo del año anterior pasado se comunicó al ayuntamiento una circular de la intendencia de esta provincia por la que se le pedía razón de todas las cofradías, hermandades, memorias y fundaciones que existiesen en esta ciudad. En su cumplimiento nombró el ayuntamiento una comisión especial, a la que encargó la reunión de estas noticias que dirigió luego a esta intendencia. Estos son los únicos antecedentes que el ayuntamiento tiene sobre la materia de que se trata en el oficio de V. S. de 22 de octubre anterior, que se refiere a otra de 28 de noviembre del próximo pasado, la cual no ha recibido el ayuntamiento ni aparece inserta en las actas de cabildo. Lo que comunico a V. S. por acuerdo del Excmo. Ayuntamiento en contestación a la circular de 22 de noviembre último. Sevilla, 14 de diciembre de 1822, Dios, etc. Sr. Intendente de la provincia”.

A pesar del interés con que he buscado noticias que llevaran a conocer qué resultado tuvo el asunto de la intendencia de la provincia, hasta ahora he sido poco afortunado, pues, nada que sirva a mi objeto he podido encontrar con sentimiento mío que en ninguna ocasión como en la presente encajarían mejor los trámites de un asunto en el que habría pormenores muy curiosos por las circunstancias que le rodeaban.

Fue el invierno de 1823, invierno de grandes lluvias, que trajeron como siempre a Sevilla el desbordamiento del Guadalquivir, causando graves perjuicios a la ciudad en la que, como ocurre en casos tales, hubo carestía de víveres, pérdida de intereses y no pocos destrozos y averías.

Súpose en Sevilla el día de San José que las tropas del Duque de Angulema estaban próximas a penetrar en España, que la Real familia y las Cortes se dirigían a esta población y que en diversos puntos de la Península brotaban chispas de rebelión, anuncio cierto del íntimo volcán que, imposible ya de contenerse más tiempo, estaba próximo a estallar. Tales sucesos produjeron grande agitación en los ánimos y fijó el interés de todos los sevillanos en los sucesos que comenzaban a desarrollarse, a nada más que a ellos prestaba toda su atención.

En tales circunstancias llegó el Domingo de Ramos, 23 de marzo, y ninguna cofradía dio señales de vida, a excepción de la establecida en San Miguel que la tarde de aquel día tuvo sermón que costeó a sus expensas.

Fueron aquel año los Oficios de la Catedral de escaso aparato; y para comprender el poco orden que entonces reinaba y hacerse cargo de lo difíciles de las circunstancias basta decir que en tiempos como aquellos se alteraron las prácticas religiosas como lo prueban estas líneas, escritas por González de León, y que dejo extractadas:

 

Jueves Santo: los oficios de la Catedral fueron a las ocho porque no hubo consagración de óleos por no haber obispo que lo hiciera, por lo cual se fue por ellos a Cádiz por el río en una balsa? fletada con remos. No hubo mesas de petitorio, ni comida de pobres, regalándoseles un vestido. Se puso el monumento con poca cera y con 32 lámparas menos. A las 11 se apagó el monumento y se cerró la Catedral.

 

Viernes Santo: los Oficios se hicieron sin óleos, por no haber llegado de Cádiz.

 

Tales son las noticias que se conservan de aquella Semana Santa, en la cual hubo abundantes lluvias que entorpecieron no poco los apresurados trabajos que se hacían para preparar el recibimiento del Monarca, que llegó el 10 de abril a las dos de la tarde…

Pero he notado (a buena hora) que las presentes líneas son ya demasiado largas para carta y que la paciencia de V. E., si ha llegado hasta aquí leyendo, se irá acabando. Sin embargo, antes de concluir diré que el restablecimiento del poder absoluto en nada favoreció a las hermandades de cofradías sevillanas, pues al llegar la Semana Santa de 1824 y cuando ya los devotos se preparaban a salir de nuevo como el año de 1819, cuando ya algunas hermandades tenían colocados los pasos en sus templos, y casi todos hechos los gastos necesarios fueron sorprendidos con un edicto del asistente D. José Aznárez que sucedió a Módenes al ser elevado a consejero de Castilla y del cual copio los principales párrafos que dicen así:

 

“Edicto: D. José Aznárez, del Consejo de Estado, Académico de honor de la de Nobles y Bellas Artes de San Luis de la ciudad de Zaragoza, individuo de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País, socio honorario de la de esta ciudad, intendente de su provincia, juez de rematados, de Alzadas de este Consulado, privativo del diezmo de aceite, verdeo de aceitunas e higos de esta ciudad, su Aljarafe y Ribera, superintendente y juez privativo del Real negociado de maderas de Segura y Alcaraz y sus contornos y subdelegado de las comisiones de incorporación, lanzas y medias annatas de esta dicha ciudad y su reino y subdelegado de correos y postas, habiendo llegado a entender se trata por algunas hermandades de nazarenos hacer estación con sus imágenes, según sus estatutos, en los días de la próxima Semana Santa, llevados de su piadoso celo por la propagación del culto y cuyos mismos sentimientos me animan, estando firmemente convencido de la religiosidad de este vecindario y su exaltación por la defensa de la religión católica que profesamos, y debiendo atender con el mayor conato a que en esta capital se conserve la tranquilidad pública, más apreciable ahora que nunca, he venido en decretar se observen los siguientes artículos:

1º.-No se permitirá la salida de cofradías de nazarenos que han acostumbrado hacer estación con sus imágenes a la Santa Iglesia Patriarcal…”.

 

Seguían a este artículo otros para el buen orden en aquellos días, algunos de los cuales aún están vigentes, y terminaba con severidad propia de la época a los que faltasen a lo dispuesto.

El edicto lleva fecha de 8 de abril de 1824, lo firma, por mandado del asistente D. José García Leconte, y se leyó en cabildo celebrado en 10 del citado mes, aprobándose en todas sus partes, según se ve por las siguientes líneas que, aparecen en el libro de Actas Capitulares (1ª Escribanía, año 1824):

 

“Leí a la ciudad el oficio que dirige el señor asistente, fecha 8 del corriente, remitiendo dos ejemplares impresos del bando de buen gobierno y tranquilidad pública que ha mandado en esta capital, esperando que el ayuntamiento, celoso por el mejor servicio del Rey, contribuirá a que tengan efecto las medidas gubernativas comprendidas en dicho edicto, en el que se prohíbe la salida de cofradías y otras determinaciones por conservar el orden público en los días de Semana Santa. Acordose de conformidad quedar la ciudad enterada y que se conteste por el señor procurador mayor al señor asistente”. El oficio de que se hace mención en el acta es como sigue:

 

“Asistente de Sevilla: Excmo. Sr.: Dirijo a V. E. ejemplares impresos del edicto que he mandado publicar en esta capital, persuadido que ahora más que nunca debe atenderse a la conservación de la tranquilidad pública; esperando del celo de V. E., por el mejor servicio del Rey nuestro señor contribuirá a que tengan efecto estas providencias gubernativas, por exigirlo así el bien de este benemérito vecindario. Dios, etc. Sevilla, 8 de abril de 1824. José Aznárez”.

 

También aquel año fueron escasas las solemnidades de la Catedral sin que ni él ni el siguiente tampoco se permitieran las cofradías que hasta 1826 no volvieron a presentarse en las calles, luciendo por primera vez siete, que tuvieron ocasión de lucirse por la agradable temperatura que se disfrutó en Sevilla desde el Domingo de Ramos, 19 de marzo, hasta el de Pascua 26.

Y ya concluyo: los documentos y pormenores que dejo apuntados los creo aún desconocidos, pues poco en verdad se dice de las Semanas Santas de 1820 a 1823 en los libros modernos de historia de Sevilla y en los que conozco dedicados a sus cofradías. Alguien, con más noticia que yo, podrá quizás mañana ilustrar este asunto, adornándolo con esas galas que tan bien sientan a los trabajos históricos; pero entretanto creo que la presente carta podrá servirle a quien tan aficionado se muestra siempre a las cosas de esta capital para llenar de algún modo el hueco que se nota en la apreciable colección de listas de procesiones que guarda en su rica biblioteca, donde tantas obras estimadas se encuentran.

Deseo, pues, que se miren estas líneas no como un trabajo literario y solo como unos apuntes, mejor o peor coordinados, pero hechos de seguro con el mejor deseo.

De V. E. seguro servidor y devoto amigo. Manuel Chaves. Sevilla 16 de mayo de 1895.

 

MANUEL CHAVES

LA REAL COMPAÑÍA SEVILLANA DE AZOGUES Y ESCLAVOS

 

1.-INTRODUCCIÓN

 

             En los primeros años de la Colonización la Corona asumió la empresa indiana como suya. De hecho, en el primer viaje descubridor de Cristóbal Colón aportó el 87,5 por ciento del capital, exactamente 1.140.000 maravedís2. En el segundo viaje colombino fue aún más allá, pues, a pesar de ser una empresa mucho más costosa –casi veinte veces más- la patrocinó íntegramente. En esos primeros años todo parecía indicar que el comercio indiano sería monopolizado por la Corona. Opción que además no podía extrañar a nadie, teniendo en cuenta el precedente portugués, cuyos reyes habían venido practicando el monopolio desde el siglo XV3.

Sin embargo, el alto coste de la segunda expedición colombina -más de 20 millones de maravedís- y los escasos beneficios que obtuvo de las tierras indianas hizo que, desde muy pronto revisase su política monopolística. Desde entonces la Corona se lo pensó dos veces antes de financiar íntegramente las expediciones. No obstante, con posterioridad hubo otras grandes empresas sufragadas total o parcialmente de las arcas regias, como las de Vicente Yáñez (1501), Nicolás de Ovando (1502), Juan de la Cosa (1503), Pedrarias Dávila (1514) o Diego de Almagro (1534). De todas ellas, las más gravosas fueron la de Nicolás de Ovando y la de Pedrarias Dávila. Con respecto a la primera, que zarpó el 13 de febrero de 1502, estuvo formada por una treintena de navíos, la mayoría pequeñas carabelas de menos de 100 toneladas, y unos 1.200 hombres4. Por su parte, en la que llevó en 1514 Pedrarias Dávila a Castilla del Oro viajaron unas 2.000 personas y su coste ascendió a más de 10 millones de maravedís5. Al parecer, pese al alto desembolso económico, el rey Fernando declaró que la inversión en dicha armada era “uno de los más grandes negocios que hay en el mundo”6.

Pero la Corona, siempre escasa de numerario, no tardó en dar lugar a la participación del capital privado. De hecho, al margen de estas pocas expediciones financiadas íntegramente por la Corona, conocemos en los primeros decenios del siglo XVI numerosas empresas descubridoras y conquistadoras de carácter mixto.

Al parecer, el período de empresas mixtas finalizó en 1543, coincidiendo con la creación del Consulado sevillano, pues, desde entonces el tráfico mercantil indiano quedó prácticamente en manos de la iniciativa privada7. Desde este momento se cedió todo el negocio mercantil con las colonias a los comerciantes y cargadores residentes en la cabecera de la carrera de Indias. Y ciertamente, en rarísimas ocasiones encontramos en adelante a la Corona financiando total o parcialmente las empresas indianas. Y es que, como bien se ha dicho, renunció al monopolio de la explotación económica de las Indias fundamentalmente por falta de recursos y de infraestructuras8. Por ello, podemos afirmar sin lugar a dudas que la Conquista de América fue una empresa básicamente privada.

            Y hasta tal punto estuvo decidida la Corona a privatizar todo el negocio que incluso firmó un asiento con el señor de Santa Cruz, Álvaro de Bazán, el 14 de febrero de 1550, con la intención de cederle el monopolio de la navegación con las Indias. En él, el señor de Santa Cruz, padre del también célebre Marqués de Santa Cruz del mismo nombre, se comprometía a enviar tres armadas anuales a las Indias con mercancías, trayendo a su regreso los caudales indianos. Y todo ello por la módica cifra de 9.600 ducados anuales9. A punto estuvo, pues, de cederse todo el monopolio del tráfico indiano a una sola persona. Sin embargo, las presiones de los mercaderes y comerciantes, a través de diversas instituciones como la Casa de la Contratación o el Consulado, fueron de tal magnitud que el Emperador decidió incumplir un acuerdo que él mismo había suscrito. Y aunque Álvaro de Bazán se quejó amargamente -con toda la razón, por cierto- jamás se llegó a poner en ejecución el citado contrato.

 

2.-LAS DUDAS DE LA CORONA: LOS INTENTOS POR RECUPERAR EL MONOPOLIO

              Pese a que, desde los años cuarenta, la Corona había decidido voluntariamente dejar el negocio de las colonias en manos privadas y dedicarse exclusivamente al lucrativo cobro de su quinto Real y de los otros gravámenes, todo parece indicar que albergó dudas. De hecho, Felipe II nada más acceder el trono, hacia 1556, ordenó que se recabase información entre los comerciantes de Indias sobre la posibilidad de que la Corona retomara el monopolio. Estamos en esa época previa a la instauración del sistema de dos flotas anuales cuando se hicieron tantas propuestas y tantos proyectos diferentes. Por eso, tampoco nos extraña demasiado la actitud dubitativa de la Corona.

Las opiniones de los expertos consultados coincidieron en que necesitaría un montante efectivo de al menos un millón de ducados, cifra que fue suficiente para disuadir inicialmente al rey Prudente10. Y es que, como ya hemos afirmado, la falta de liquidez de las arcas regias fue siempre un problema acuciante durante el reinado de los Austrias.

Pero, tan solo siete años después volvió nuevamente a intentarlo, en esta ocasión para controlar fundamentalmente el comercio de esclavos y del azogue. Así, en una Real Cédula, fechada el 10 de agosto de 1563, le decía a los oficiales de la Casa de la Contratación lo siguiente:

 

           “Sabed que yo he determinado hacer y formar una compañía de contratación y comercio para las Indias y que esto sea cargando y navegando por sola cuenta de la compañía, con estanco, que otro ninguno lo pueda hacer, esclavos y azogue, como lo podemos hacer justificadamente por estar prohibido que no lo lleve ni cargue ninguna persona, y allende de esto hacer cargazones y empleos en otras mercaderías generalmente y esto sin estanco sino como cualquier particular lo puede hacer”11

 

            Su objetivo era que los comerciantes de Indias participasen con una cuarta parte del capital, por lo que la Corona tendría el control absoluto sobre la compañía. Tras realizar diversos sondeos en Sevilla para saber cuántos comerciantes estarían dispuestos a participar en dicha empresa el resultado no pudo ser más sorprendente, a saber: tan sólo un negociante mostró interés, Hernán Vázquez de México, quien hizo una contraoferta a la Corona planteándole una sociedad conjunta. Como veremos en páginas posteriores, la Corona no aceptó finalmente, siendo la última vez que Felipe II se planteó participar en el comercio indiano a través de compañías Reales.

Para encontrar nuevos proyectos hay que llegar hasta la siguiente centuria, aunque todos ellos resultaron ser igualmente fallidos. Concretamente, en 1624 se presentaron dos proyectos para creación de dos compañías, una para el comercio con las Indias Orientales y otra con las Occidentales. Cuatro años después, es decir, en 1628, la Corona pidió que se estudiase la posibilidad de crear cinco compañías que comerciarían respectivamente con “Levante, Norte, Terranova, Indias Orientales e Indias Occidentales”12. Y nuevamente, en 1683, un miembro del Consejo de Indias presentó otro proyecto para crear una “Compañía Española Armada para el tráfico y el comercio de España con las Indias Occidentales y sus islas y puertos” que también terminaría quedando en papel mojado.

Habrá que esperar ya al siglo XVIII para encontrar compañías y fábricas reales. Se crearon varias compañías Reales de comercio con América como la Guipuzcoana de Caracas (1728), la Real Compañía de San Cristóbal de La Habana (1740), la Real Compañía de San Fernando (1747) y la Real Compañía de Barcelona (1755). A cada una de ellas se le dieron privilegios fiscales y se les dejó el monopolio de alguna zona indiana concreta. El objetivo no era otro que fomentar la participación de capital privado nacional en el comercio y en la industrial, para de esta forma frenar el protagonismo de los extranjeros en el comercio colonial13. También hubo compañías industriales dotadas de amplios privilegios en Extremadura, Zaragoza, Granada, Sevilla, Toledo, Burgos, etcétera, siendo el objetivo de buena parte de ellas la exportación de manufacturas a las Indias14.

 

3.-¿QUIÉN ERA HERNÁN VÁZQUEZ DE MÉXICO?

Ya hemos dicho que tan sólo Hernán Vázquez de México, comerciante afincado en Sevilla, se interesó por la propuesta de Felipe II. Nada más conocer las intenciones del rey elaboró presuroso su proyecto para crear una compañía mixta. Pero, ¿quién era este Hernán Vázquez? Era natural de Fregenal de la Sierra, entonces perteneciente al reino de Sevilla aunque vivía desde mediados del siglo XVI en la capital Hispalense. Por ejemplo, Santiago Rodríguez, testigo presentado en 1563 en un pleito declaró que lo conocía en la ciudad de Sevilla “de catorce años a esta parte poco más o menos”15. Otro deponente, Luis Cerón, manifestó en 1572 que lo conocía “de más de veinticinco años a esta parte en la ciudad de Sevilla y en ésta de México y le ha conocido en el trato de las mercaderías”16. Es decir, que residía en Sevilla desde antes de mediar la centuria y realizaba frecuentes viajes a México.

Por una Real Cédula expedida en Madrid el 24 de septiembre de 1561 obtuvo una licencia para llevar 1.000 esclavos de Cabo Verde a Nueva España17. En aquellas islas lusas tenía ubicado un factor, llamado Duarte Rodríguez, que se encargaba de comprarle los esclavos y embarcarlos en los dos buques que periódicamente salían de Sanlúcar de Barrameda con destino final en Nueva España. Los navíos en cuestión eran la Candelaria y el Gracia de Dios, cuyos maestres eran respectivamente Diego de Cáceres y Juan Catalán18. El primer viaje, para cumplir con el millar de licencias concedidas, lo realizaron en diciembre de 1561. Sin embargo, tan sólo pudieron cargar 411 esclavos, porque al parecer Duarte Rodríguez no encontró más piezas que comprar19.

Obtuvo licencia para pasar a Nueva España el 14 de noviembre de 1567, pero debió regresar en 1570, volviendo a cruzar el charco en 157220. Su mujer, natural de Llerena, se llamaba Beatriz de Aldana y obtuvo licencia para reunirse con su esposo, en compañía de su hija Beatriz, el 25 de octubre de 157421. Sus viajes entre Sevilla y Veracruz fueron continuos, pues sabemos que estuvo en la ciudad de México al menos en tres ocasiones, una en algún momento de la década de los cincuenta, otra, en 1568 y otra en 1572. Tuvo negocios muy importantes, el más lucrativo de todos el de comercio de esclavos, manteniendo contactos con numerosos mercaderes asentados en Sevilla y en distintos puntos del continente americano.

Por tanto, como estamos viendo, nada tuvo de particular que Hernán Vázquez acudiera al llamamiento Real. En realidad, se trataba de seguir con la misma actividad que él venía haciendo pero con privilegios y con un socio de excepción cual era Felipe II. Por otro lado nada tenía de particular que un rico comerciante, sin ascendencia noble, pretendiese pactar con el mismísimo rey. En Sevilla comercio y nobleza estaban muy ligados, pues como escribió Alarcón “Es segunda maravilla un caballero en Sevilla sin rama de mercader”22. Tras caer en saco roto su propuesta de compañía de azogue y esclavos, se dedicó exactamente a lo mismo, aunque eso sí, en solitario.

Hernán Vázquez, colocó a otro factor en México, concretamente a su sobrino Gonzalo Rodríguez. A él le remitió, en la década de los sesenta, una gran cantidad de azogue, vino y esclavos negros por valor de más de 300.000 ducados. La idea era que los vendiera en Nueva España y remitiese a Sevilla los beneficios en plata. Pero, desgraciadamente para el comerciante sevillano, la gestión de su sobrino resultó absolutamente desastrosa, primero porque dejó sin cobrar cientos de miles de maravedís, y segundo, porque se lucró personalmente, como luego se demostraría.

El monto del desfalco fue tal que Hernán Vázquez decidió, con buen criterio, acudir personalmente a México para salvar al menos una parte del capital invertido. Realmente, estaba al borde de la quiebra. Obviamente, lo primero que hizo a su llegada fue demandar judicialmente a su factor y pariente. A continuación, comenzó a reclamar deudas a todos los morosos a los que su factor, por dejadez o por incapacidad, no había podido cobrar. Por ejemplo, Diego de Baeza del Río, vecino de México, declaró que le debían más de 230.000 pesos de oro “vecinos de esta ciudad y de Pirú y Guatemala y Jalisco y otras partes”23.

Asimismo, en mayo de 1570 suplicó a la audiencia que le traspasasen a la persona que él señalase el cargo de depositario general de México que Gonzalo Rodríguez había comprado en 8.000 pesos de oro con dinero suyo24. La compra del cargo no fue decisión del factor sino una orden directa de Hernán Vázquez. Precisamente, ya veremos como en el proyecto de compañía de 1563 pidió que el rey otorgase gratuitamente ese cargo al factor que la compañía nombrase en México. Así, que fallido el consorcio con la Corona, dispuso su compra. La justicia accedió a su petición porque no tuvo dificultad en demostrar que los 8.000 pesos con los que se compró el oficio eran de su propiedad. Así, al menos desde 1572 encontramos al propio Hernán Vázquez ostentando el cargo de depositario general de la ciudad de México. Habían transcurrido ya dos años desde su llegada a México, pero aún seguía cobrando dineros de sus morosos. Por ello, volvió a solicitar licencia para continuar allí pese a tener a su esposa en Sevilla.

Pero no sólo se limitó a recaudar débitos. El infatigable comerciante sevillano, además de llevar varios pleitos, de perseguir a sus morosos y de desempeñar el cargo de depositario general tuvo tiempo de continuar y ampliar sus negocios. De hecho, algunos testigos declararon que, en los años que estuvo en México cobrando sus dineros, remitió diversas partidas a Sevilla para que le enviasen mercancías. Es decir, antes el negocio lo dirigía desde la capital hispalense y desde 1570 lo hacía desde México.

No sabemos más de la vida de este acucioso comerciante. Desconocemos todo lo relacionado con los años finales de su vida por lo que no sabemos si finalmente regresó a Sevilla o si terminó sus días en la capital de Nueva España.

 

4.-EL PROYECTO DE COMPAÑÍA

Su propuesta, presentada ante el Consejo de Indias, no está fechada. Sin embargo, tenemos datos suficientes para aproximar bastante su datación. Por un lado, disponemos de una respuesta de los oficiales de la Casa de la Contratación al rey, fechada el 6 de noviembre de 1563 en que se alude al citado proyecto25. Por ello, si la Real Cédula pidiendo la participación de los comerciantes en una posible compañía mixta es del 10 de agosto de ese mismo año, es obvio que debió redactarse entre mediados de agosto y octubre de 1563. Unos momentos en los que Sevilla ya se había consolidado como epicentro del comercio colonial, es decir, como “puerto y puerta de las Indias”, utilizando expresión del Siglo de Oro. Sevilla era ya por aquellos años una ciudad opulenta como la describía Ortiz de Zúñiga, refiriéndose a 1564:

“Estaba Sevilla por estos años en el auge de su mayor opulencia: las Indias, cuyas riquezas conducían las repetidas flotas cada año, la llenaban de tesoros, que atraían el comercio de todas las naciones y con él la abundancia de cuanto en el orbe todo es estimable por arte y por naturaleza”26.

 

En este contexto fue Hernán Vázquez quien, en respuesta a la petición de Felipe II, propuso la creación de una compañía mixta. El documento es relativamente breve y poco preciso en muchos aspectos. Su propio autor lo reconoce explícitamente cuando escribe que si fuese necesario incluir nuevos capítulos se haga, pues, por sus muchas ocupaciones, no había podido detallarlos más27.

La sociedad tendría una vigencia de cinco años, que debían empezar a contar el 1 de enero de 1564 y expiraría el 31 de diciembre de 1568. Ahora, bien, si las cosas iban bien se preveía una posible prórroga de “otros cuatro o cinco años”. En realidad, dado que la compañía nacía con fecha de caducidad, todo parece indicar que se trataba más que de una compañía moderna de una societas de corte medieval28.

Estaría participada exclusivamente por dos socios capitalistas, Hernán Vázquez y el mismísimo Rey Prudente. Eso difería bastante de la pretensión de éste que más bien pensaba en la participación de un colectivo más o menos amplio de comerciantes. Pero, esta circunstancia tampoco debió parecer un obstáculo insalvable. Mucho más difícil de aceptar era que, mientras que Felipe II pretendía que la participación privada quedase reducida al 25 por ciento, Vázquez la amplió hasta el 50 y encima poniendo menos capital que el Monarca. Como capital inicial el soberano debía aportar 130.000 ducados, aunque aceptaba que fuese en género, es decir, 1.000 quintales de azogue, que se valoraban en unos 100.000 ducados y 1.000 licencias de esclavos que, a 30 ducados la pieza, montarían los restantes 30.000 ducados. El beneficio para la compañía sería cuantioso, pues, el precio de cada uno de estos esclavos podía alcanzar en las Indias un precio superior a los 70 ducados29.

En cambio, el sevillano debía invertir tan sólo 114.000 ducados, a saber: 100.000 en efectivo y los 14.000 ducados restantes en diversos juros que él poseía. El dinero en metálico esperaba tenerlo disponible cuando regresaran las flotas de Pedro de las Roelas y de Pedro Menéndez de Avilés30. Por cierto, que Pedro de las Roelas perdió parte de su flota en el mar Caribe, concretamente cinco navíos, aunque no parece que los caudales de Hernán Vázquez se viesen afectados. En cualquier caso, lo cierto es que la compañía dispondría de un capital inicial de 244.000 ducados, el 53,278 por ciento puesto por la Corona y el 46,722 por ciento por Hernán Vázquez. Sin embargo, los beneficios o las pérdidas de la empresa se repartirían al 50 por ciento entre ambos, una vez finalizado el lustro inicial por el que se constituía la sociedad.

El administrador general sería el propio Hernán Vázquez, quien se comprometía a tener su libro mayor y manual, donde se asienten “con día mes y año” todas sus cuentas. Él decidiría las mercancías a cargar, los barcos a fletar y la contratación o no de seguros, dependiendo de que le pareciese oportuno correr riesgos o no. Además podría poner factores libremente en las distintas plazas indianas a donde se enviasen las mercaderías, pagándole por ello lo que estimase oportuno. El mismo debía tomar las cuentas a estos factores. Una vez finalizados los cinco años por los que se constituía inicialmente la compañía, él, como administrador general, debía rendir cuentas. Lo haría ante dos mercaderes tratantes con las Indias, uno nombrado por él, otro por la Corona, y si se considerase necesario, otro nombrado por el consulado sevillano. Quedaba claro, pues, que la dirección de la compañía la llevaría Hernán Vázquez en exclusiva, limitando el papel del rey a mero socio capitalista.

Asimismo, la sociedad gozaría de toda una serie de privilegios, a saber: primero, dispondría de una atarazana o almacén gratuito en el puerto de la ciudad de Sevilla. Segundo, estaría excluida de cualquier secuestro de barcos o de caudales que la Corona solía hacer sobre otras compañías o cargadores de Indias. Tercero, disfrutaría del monopolio del azogue y de ventajas fiscales en la trata de esclavos negros. Y cuarto, al factor que colocasen en México se le debía entregar gratuitamente el cargo de depositario general de la citada ciudad.

La empresa se dedicaría fundamentalmente al comercio de azogue y de esclavos. En relación al azogue dispondría del monopolio absoluto, salvo de 300 quintales anuales que ya estaban previamente concedidos a otro comerciante, Juan Núñez. El precio de adquisición de este azogue por la compañía quedaría congelado durante todo el lustro en los 100 ducados el quintal que se estimaba que costaba en 1563. El estanco del azogue sería uno de los puntales básicos de la sociedad.

El otro puntal lo constituirían los esclavos negros. No habría monopolio aunque sí se debía dar autorización para que se invirtiesen anualmente 20.000 ducados en comprar esclavos en Cabo Verde y Santo Tomé. Además, se preveía que se le diesen gratuitamente tantas licencias como esclavos se muriesen en el trayecto aunque, eso sí, dando fiel testimonio del escribano de la nao. Con ese dinero se podrían comprar unos 500 esclavos anuales, cuyos beneficios, podrían prácticamente duplicar la cantidad invertida. No se especifica sí debían pagar el almojarifazgo de esclavos como se cobraba a los demás tratantes y que, entre 1550 y 1554, importaba unos 9,5 reales la pieza31. Pero, dado que la Corona era la misma socia capitalista, todo parece indicar que no. El negocio para Hernán Vázquez y para la compañía parecía redondo.

Por tanto, la compañía se dedicaría fundamentalmente al comercio en situación de privilegio del azogue y de los esclavos. No obstante, se dejaba la puerta abierta para que el propio Hernán Vázquez, como administrador general que era, pudiese cargar “otras mercaderías” que le parecieran oportunas, sin especificar cuáles. Sin embargo, en unas líneas más adelante, al referirse a la atarazana que la compañía debía tener en Sevilla, explica que serviría para meter el “azogue, vinos y otras mercadurías”. Así, que todo parece indicar que el vino sería, junto con los esclavos y el azogue, la otra mercaduría explotada por la compañía. Además, Hernán Vázquez tenía una larga experiencia en la exportación de caldos al Nuevo Mundo.

Se preveía, como ya hemos dicho, que la compañía fletaría dos buques anuales con el objetivo de transportar sus mercancías. Sin embargo, el administrador general se reservaba la posibilidad de registrar otras mercaderías “en la nao o naos que me pareciere”.

 

4.-EL FRACASO DEL PROYECTO

            En el mismo proyecto se incluía un plazo para la respuesta oficial, concretamente hasta finales de noviembre de ese mismo año de 1563. Hasta donde nosotros sabemos nunca se llegó a producir respuesta alguna. Ni tan siquiera hemos encontrado alusiones a ella en la correspondencia de aquellos años entre los oficiales reales y el Monarca. Sencillamente, se produjo lo que hoy llamaríamos un silencio administrativo. Y cabría preguntarse: ¿por qué no aceptó Felipe II?. Según Lorenzo Sanz, las condiciones eran excesivamente favorables al comerciante tanto que cualquier comerciante hubiese aceptado asociarse al rey en estas mismas condiciones32. Y efectivamente no le falta razón: ponía menos capital pero repartía al cincuenta por ciento, se erigía en administrador general, se reservaba en exclusiva el tráfico de azogue, conseguía una atarazana gratis en Sevilla, evitaba el pago del almojarifazgo de esclavos y, para colmo, pedía que los capitales de la compañía no fuesen en ningún caso incautados por la Corona como corrientemente solía ocurrir a los de otros comerciantes en el puerto de Sevilla. Obviamente, las condiciones eran ventajosísimas para Hernán Vázquez. La compañía, participada por el rey, disfrutaría de unos privilegios impensables en otras compañías privadas que hacían la carrera de Indias.

Pero, entonces, si cualquier comerciante hubiese aceptado ¿por qué Hernán Vázquez fue el único que respondió a la propuesta del Rey?. No tenemos una respuesta para dicha pregunta. Probablemente, muchos mercaderes y comerciantes jugaban con un margen de comercio fraudulento que no registraban, fletaban navíos sin la suficiente artillería y buscaban mil artimañas para burlar los controles fiscales de los oficiales de la Casa de la Contratación. Obviamente, esto sería mucho más difícil siendo una compañía compartida con el rey, donde en principio éste pretendía tener el control del 75 por ciento de la misma.

             No creemos que estas excesivas peticiones de Hernán Vázquez fuesen la principal causa de la negativa regia. De hecho, había precedentes no tan lejanos de peticiones aún más desmesuradas y la Corona aceptó. Recuérdense por ejemplo, las famosas Capitulaciones de Santa Fe que la Corona castellana suscribió pese a los excesivos privilegios que el avaricioso Cristóbal Colón reclamó para sí. Por ello, pienso que la negativa más bien se produjo porque en realidad, pese a sus dudas, la Corona estaba decidida a mantenerse al margen del comercio colonial. No en vano, ni aceptó éste proyecto ni otros posteriores. Tan claro lo tuvieron los Austrias que hubo que esperar dos siglos, y un cambio de dinastía, para que las cosas cambiaran.

 

 

 

APÉNDICE I

 

Propuesta de Hernán Vázquez para crear una compañía de comercio mixta participada por el rey, 156333

 

“Muy ilustres señores: a lo que vuestras mercedes me dijeron acerca del asiento o compañía que Su Majestad sería servida de hacer conmigo en el trato de las mercadurías, azogue y esclavos en la contratación para Indias, habiéndome resumido en ella la haré con el puesto y condiciones siguientes:

Primeramente, que Su Majestad haya de meter de puesto principal ciento y treinta mil ducados y yo ciento y catorce mil ducados. Y Su Majestad y yo los hemos de meter en la manera siguiente: Su Majestad ha de meter mil quintales de azogue los cuales me ha de mandar entregar en esta ciudad, y por ellos se han de contar cien mil ducados a razón de cien ducados el quintal según y como los tiene vendidos a Juan Núñez en el asiento que con él tiene mandado tomar para el Solimán y el dicho azogue se me ha de dar con ella para poderlo cargar a las Indias. Los quinientos quintales se me han de entregar en todo el mes de diciembre primero y, los otros quinientos quintales, en todo el mes de agosto del año venidero de sesenta y cuatro.

Ítem, mil licencias de esclavos al precio que Su Majestad los da que es a treinta ducados cada una que montan treinta mil ducados con que se acaban de cumplir el puesto de los ciento y treinta mil ducados que Su Majestad ha de meter las cuales dichas licencias me ha de dar luego.

Ítem, esta compañía ha de durar por tiempo de cinco años que empiecen a correr y se cuenten desde primero de enero del año venidero de sesenta y cuatro y se acaben de cumplir en fin de diciembre del año de sesenta y ocho.

Ítem, que los ciento y catorce mil ducados que yo he de meter ha de ser en la forma siguiente: los cien mil ducados de ellos en dineros de contado, los cincuenta mil venida que sea la flota de Nueva España de que fue por general Pedro de las Roelas que partió en este año y, los otros cincuenta mil, a la vuelta de la flota de que está proveído por general Pedro Sánchez de Venesa de Nueva España. Y los catorce mil en privilegios, por los cuales me ha de dar tanto azogue que lo monten para que yo lo pueda meter en nombre de mi puesto y con ello acabar de henchirlo. El cual dicho azogue me ha de entregar en el primero o segundo entrego que Su Majestad me ha de mandar entregar de más de lo que Su Majestad es obligada a entregar.

Ítem, que yo el dicho Hernán Vázquez he de ser administrador general y he de comprar y cargar así el dicho azogue y esclavos como otras mercaderías que me parezcan en la nao o naos que me pareciere, registrado por cuenta y riesgo de la dicha compañía.

Ítem, que lo que pueda hacer asegurar así de ida como de venida en esta ciudad o en otras cualesquier plazas que me pareciere el todo de lo que cargare o de lo que me viniere de las Indias o parte de ello o que la dicha compañía corra el riesgo en el todo o en la parte que dejare de asegurar así de la ida como de la venida en lo cual he de tener libre y general administración, según y como a mi me pareciere.

Ítem, que yo el dicho Hernán Vázquez he de señalar en las Indias a donde hubiere de enviar las dichas mercadurías por cuenta de esta dicha compañía las personas que a mí me pareciere(n) para el beneficio de ellas y les pueda señalar por su trabajo y costas de comida lo que a mí me pareciere lo cual se ha de sacar y pagar del montón de esta dicha compañía.

Ítem, que en cualesquier puertos o ciudades de las Indias a donde yo enviare las mercadurías, esclavos y azogue por cuenta de esta dicha compañía, teniendo Su Majestad en los tales puertos o ciudades cosa o cosas, se me ha de dar cédula para sus oficiales y justicias para que me den la que de ellas pareciere a la persona a quien fueren consignadas las dichas mercaderías para que en ellas las reciba y more y beneficie y esté con más seguridad. Y, donde no las hubiere, las pueda tomar a costa de esta compañía.

Ítem, que las cuentas que se hubieren de tomar a las personas que yo hubiere señalado y que hayan beneficiado las mercadurías, esclavos y azogue tocantes a esta compañía yo sólo las haya de tomar y tome las cuentas y les pueda dar finiquitos y pagarles todos sus salarios y lo que resultare de las dichas cuentas cuando yo haya de dar la mía, como administrador general, por ellas se me pasen y reciban en cuenta.

Ítem, que cumplido el término de los dichos cinco años, si fuéremos de acuerdo de prorrogar la dicha compañía por otros cuatro o cinco años, siendo Su Majestad de ello servido y queriéndolo yo, podamos tornar a aprobar y ratificar esta dicha compañía por el dicho tiempo con que para hacer la dicha prorrogación se pueda hacer un tanteo de cuenta para que Su Majestad sepa en el estado que está la hacienda y lo que de ella ha resultado.

Ítem, que durante el tiempo de los dichos cinco años, Su Majestad ni yo, no podamos sacar cosa alguna de nuestros puestos principales, ni intereses que Dios hubiere dado y diere hasta ser cumplidos los dichos cinco años.

Ítem, que cumplidos los dichos cinco años y no habiendo de pasar adelante la dicha compañía como dicho es, en tal caso, daré mi cuenta y ante todas cosas se ha de sacar, de lo primero y mejor parado, toda la cantidad porque yo estuviere obligado por cuenta de esta dicha compañía y pagarse a las personas a quien se debiere y, lo demás restante que hubiere de nuestros puestos y ganancias, lo primero se ha de sacar nuestros puestos principales a la rata como cada uno hubiere metido y, después de habernos enterado de nuestros puestos, lo demás que quedare que Dios hubiere dado de interés en esta dicha compañía lo hemos de partir de por medio, llevando Su Majestad la mitad y yo la otra mitad, y si algún daño o pérdida hubiere, lo que Dios no quiera, lo hemos de partir de por medio, según lo habíamos de hacer en las ganancias.

Ítem, que la cuenta que yo el dicho Hernán Vázquez hubiere de dar, fenecida que sea esta dicha compañía, ha de ser en esta dicha ciudad de Sevilla, nombrando para ello por parte de Su Majestad un mercader de los que en esta ciudad residen que tratan en Indias y yo el dicho Hernán Vázquez otro y, si por caso no se conformaren, que el prior y cónsules de esta ciudad de Sevilla nombren otro tercero y a donde los dos se acostaren aquello pase y la cuenta que yo hubiere de dar ha de ser según uso y costumbre de mercaderes que tratan en Indias según dicho es y no a otra ninguna persona.

Ítem, que por ninguna necesidad que a Su Majestad se le ofrezca por ninguna vía ni manera que sea haya de tocar ni toque en mandar tomar ninguna cosa de lo tocante a esta compañía y que para ello haya de dar su cédula en forma para que luego que aquí sea venido se me entregue con no embargante sin que se me detenga.

Ítem, que Su Majestad me haya de mandar dar en esta ciudad una atarazana o almacén que yo señalare donde pueda meter el azogue, vinos y otras mercadurías de cuenta de esta dicha compañía sin que por ello me hayan de llevar dineros por todo el tiempo que durare la dicha compañía.

Ítem, que en cada un año durante la dicha compañía yo el dicho Hernán Vázquez pueda enviar dos navíos cargados juntos o cada uno por sí como yo quisiere y en los tiempos que quisiere. Y asimismo, puedan salir dos navíos ambos juntos o cada uno por sí en cada un año para que vengan derechos a esta ciudad, con registros de oro y plata y otras mercadurías sin que los virreyes o gobernadores pongan impedimento alguno.

Ítem, que Su Majestad ha de ser obligado a mandarme entregar todo el azogue que se sacare de sus minas, excepto los trescientos quintales que tiene vendidos en cada un año a Juan Núñez, y se me ha de entregar en esta ciudad de Sevilla a precio de cien ducados cada quintal con licencia. Y yo lo tengo de pagar desde el día que me lo entregare en año y medio porque todo ello es para provecho de la dicha compañía.

Ítem, que Su Majestad no pueda vender ninguna parte del dicho azogue que así se sacare de las dichas minas a ninguna persona por ningún precio que por ello den por cuanto yo lo he de haber y comprar para la dicha compañía por el precio arriba declarado ni Su Majestad dé licencia a ninguna persona para que lo compre y traiga fuera de su reino para lo cargar y enviar a las dichas Indias, ni venderlo aquí para que otro lo cargue, como Su Majestad lo tiene mandado.

Ítem, que en lo de los esclavos pueda Su Majestad dar licencia a quien fuere servido para que los pueda cargar y enviar a las dichas Indias.

Ítem, que yo el dicho Hernán Vázquez sea obligado a tener mis libros mayor y manual y borrador en que asiente mis cuentas a uso de mercaderes, con día y mes y año.

Ítem, que Su Majestad me ha de mandar dar licencia para que pueda enviar a Cabo Verde o San Tomé veinte mil ducados en cada un año para comprar los dichos esclavos por cuanto se podrán haber con muy mayor aprovechamiento, llevando los dineros de contado.

Ítem, que los dichos factores que así recibieren el dicho azogue, esclavos y otras mercadurías las puedan vender de contado o fiado como a ellos les pareciere y que de lo que fiaren hagan las obligaciones a mí el dicho Hernán Vázquez por cuenta de la compañía con Su Majestad y, en las cobranzas de ellas, haya de preferir como maravedís de haber de Su Majestad y ha de mandar dar sus provisiones para los virreyes, presidentes, gobernadores y otras justicias sobre que así lo hagan guardar y cumplir.

Ítem, que por cuanto suele acaecer que los esclavos se cargan en Cabo Verde y San Tomé antes de ser llegados a las Indias suelen morir alguna cantidad de ellos que, trayéndose por testimonio del escribano de la nao en que fueren los que se cargaren por cuenta de esta dicha compañía, vuestras mercedes sin otra prueba ni más diligencia me han de volver a dar licencia para que pueda cargar otros tantos esclavos como pareciere por el testimonio que de ello presentare haber muerto y Su Majestad ha de dar a vuestras mercedes esta facultad para que lo puedan hacer y cédula particular para ello.

Ítem, que Su Majestad ha de hacer merced a la persona que beneficiare las mercadurías de cuenta de esta compañía en la Nueva España que sea depositario general de la ciudad de México y para ello dé su provisión.

Y si otros capítulos fuere necesario poner que sean convenientes al pro de esta compañía se podrán poner porque por haber sido el tiempo breve y mis ocupaciones muchas no he tenido en este negocio la prontitud que convenía.

Y vuestras mercedes en todo el mes de noviembre me han de dar la respuesta de la resolución de esta compañía porque en defecto de no dármela yo quedo libre para poder ir prosiguiendo en mis negocios porque hasta tener respuesta de esto no me ocuparé en otros negocios de otra compañía. Hernán Vázquez.

(AGS, Consejo y Juntas de Hacienda 49, fol. 55).

1 Este artículo fue publicado en la Revista de Historia Naval Nº 97, Madrid, 2007, pp. 7-20.

2 BERNAL. Antonio Miguel: España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio. Madrid, Marcial Pons, 2005, p. 201

3 BERNAL, Antonio Miguel: “La Casa de la Contratación de Indias: del monopolio a la negociación mercantil privada (siglo XVI)”, en La Casa de la Contratación y la navegación entre España y las Indias. Sevilla, Universidad, 2004, p. 139.

4 Tradicionalmente se venía sosteniendo que en la flota de Nicolás de Ovando viajaron 2.500 personas. Sin embargo, hace unos años, analizando el escaso tonelaje de la mayor parte de los navíos y la gran cantidad de pertrechos y bestias que llevaban, rebajamos la cantidad a menos de la mitad, es decir, a unos 1.200. Véase mi trabajo: Nicolás de Ovando y los orígenes del sistema colonial español. Santo Domingo, Patronato de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, 2000, págs. 48-57.

5 Sobre esta expedición puede verse el magnífico y exhaustivo estudio de MENA GARCÍA, Mª del Carmen: Sevilla y las flotas de Indias. La Gran armada de Castilla del Oro (1513-1514). Sevilla, Universidad de Sevilla, 1998.

6 Ibídem, págs. 67-68.

7 BERNAL: España, proyecto inacabado, Ob. Cit., pág. 203.

8 ÁLVAREZ NOGAL, Carlos: “Instituciones y desarrollo económico: la Casa de la Contratación y la Carrera de Indias (1503-1790), en La Casa de la Contratación y la navegación entre España y las Indias. Sevilla, Universidad, 2004, pp. 27-28.

9 Sobre esta cuestión puede verse MIRA CABALLOS, Esteban: “Controversias sobre el sistema naval con América a mediados del siglo XVIII: los proyectos de Álvaro de Bazán”, Iberoamericana Nº 7. Berlín, 2002, pp. 39-57.

10 BERNAL: España, proyecto inacabado, Ob. Cit., págs. 206-207.

11 LORENZO SANZ, Eufemio: Comercio de España con América en la época de Felipe II, T. I. Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1986, pág. 136.

12 GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, Antonio: Cádiz y el Atlántico (1717-1778), T. I. Cádiz, Diputación Provincial, 1976, p. 134.

13 GONZÁLEZ SÁNCHEZ, Carlos Alberto: La Real Compañía de comercio y fábricas de San Fernando de Sevilla (1747-1787). Sevilla, Biblioteca de Temas Sevillanos, 1994, pp. 11-12.

14 BERNAL: España, proyecto inacabado…, p. 517.

15Pleito entre Hernán Vázquez de México y el fiscal de Su Majestad sobre las licencias de esclavos, 1563. AGI, Justicia 865, N. 2, Pieza 1ª.

16 Pleito entre Hernán Vázquez de México y Gonzalo Rodríguez, 1572. AGI, México 212, N. 5.

17 Ejecutoria a petición de Hernán Vázquez, 1564. AGI, Patronato 289, R. 66.

18 Pleito entre Hernán Vázquez de México y el fiscal de Su Majestad sobre las licencias de esclavos, 1563. AGI, Justicia 865, N. 2, Pieza 1ª.

19 En la travesía fallecieron 49 por lo que Hernán Vázquez reclamaba que sólo le contaran como cumplidas 362 licencias de las 1.000 adquiridas. Pleito de Hernán Vázquez de México con el fiscal de Su Majestad, 1563. AGI, Justicia 865, N. 2, 1ª pieza.

20 En cambio, sí tenemos la certeza de que no tenía parentesco alguno con otro homónimo converso, natural de Toledo, recaudador de la Santa Cruzada en la isla Española, encomendero y traficante de esclavos negros. Giménez Fernández lo hace jurado en Toledo, mientras que Ramón Carande lo cita como regidor de esa misma ciudad. GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel: Bartolomé de Las Casas, T. II. Madrid, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1984, p. 366. CARANDE, Ramón: Carlos V y sus banqueros, T. III. Barcelona, Crítica, 1990, p. 67. Desde 1511 ostentó el cargo de comisario apostólico de la Santa Cruzada, pero nombró en ese mismo año a Lope de Bardecí por su factor para que en su nombre la cobrara. En 1558 falleció en Tierra Firme, pregonándose su fallecimiento en su ciudad natal de Toledo, por orden de los oficiales de la Casa de la Contratación, el 9 de diciembre de 1558. AGI, Contratación 5709, N. 14, R. 33.

21 GARRAIN VILLA, Luis J.: Llerena en el siglo XVI. La emigración a Indias. Badajoz, Enclave92, 1992, pp. 37-38

22 MONTOTO, Santiago: Sevilla en el Imperio. Sevilla, Biblioteca Hispalense, 2001, p. 109.

23 Pleito contra Gonzalo Rodríguez, México, 1572. AGI, México 212, N. 5.

24 Petición de Hernán Vázquez de México, México, mayo de 1570. AGI, México 170, N. 31.

25 LORENZO SANZ: Ob. Cit., T. I., pág. 137.

26 ORTIZ DE ZÚÑIGA, Diego: Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla, T. IV. Madrid, Imprenta Real, 1796 (reimp. de 1988), p. 21.

27 Véase el apéndice documental.

28 En el medievo lo que existían eran la “commenda” y la “societas”. La primera era una asociación de unos pocos socios –a menudo dos- para un solo viaje y la segunda para un período de tiempo de al menos dos años. VICENS VIVES, Jaime: Historia de España y América social y económica, T. III. Barcelona, Vicens Vives, 1985, págs. 410 y ss. CARANDE: Ob. Cit., T. I, p. 290. En los inicios de la colonización dominaron unas compañías privadas pequeñas que se hacían por un período corto de tiempo o para algún descubrimiento. Así, por ejemplo, el 9 de septiembre de 1500 Rodrigo de Bastidas, vecino de la sevillana collación de San Vicente, el jurado Pedro de Valladolid, el trapero Alfón Rodríguez y otros crearon una compañía, con licencia y capitulación Real, para “descubrir por las partes de las Indias del mar océano”. Éstas fueron el tipo de compañías que se crearon en los inicios de la Colonización. BONO, José y Carmen UNGUETI-BONO: Los protocolos sevillanos en la época del Descubrimiento. Sevilla, Colegio Notarial, 1986, pp. 103-104.

 

29 Ya en 1533 los vecinos de Puerto Rico se quejaban de que, debido a la falta de mano de obra, los esclavos negros se vendían a 60 o 70 pesos de oro. Relación de la ciudad de Puerto Rico, Puerto Rico, 23 de febrero de 1533. AGI, Santo Domingo 164, N. 5. Unos años después, en 1541, la élite de la isla Española pedían que se fijase el precio máximo de venta de cada pieza en 65 pesos de oro porque, por la mucha necesidad que tienen de ellos, pagan a los mercaderes los precios que les piden. Real Cédula a los oidores de Santo Domingo, Talavera, 11 de enero de 1541. AGI, Santo Domingo 868, L. 2, ff. 21-22.

30 En el original Hernán Vázquez afirma que esperaba recibir el dinero cuando regresaran “las flotas de Pedro de las Roelas y de Pedro Sánchez de Venesa”. Debe ser un error, porque en 1563 una flota estuvo capitaneada por Pedro de las Roelas y, la otra, por Pedro Menéndez de Avilés. Sánchez de Venesa en realidad fue con dos carabelas a las islas Azores para reforzar el regreso de las flotas, ante las noticias de la presencia de corsarios. FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo: Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, T. II. Madrid, Museo Naval, 1972, p. 465.

31 MIRA CABALLOS, Esteban: “Las licencias de esclavos negros a Hispanoamérica (1544-1550)”, Revista de Indias, N. 201. Madrid, 1994, p. 277-278.

32 LORENZO SANZ: Ob. Cit., T. I, págs. 137-138.

33 Como ya hemos afirmado el documento no está fechado. Pero tenemos razones fundamentadas para pensar que se redactó entre agosto y octubre de 1563.

Este artículo fue publicado en la Revista de Historia Naval Nº 97, Madrid, 2007, pp. 7-20.

Esteban Mira Caballos

INVENTARIO DE LA CAPILLA Y HOSPITAL DE LA PAZ DE SEVILLA (1878)

 

Esteban Mira Caballos (transcriptor)

Inventario bajo el cual hace entrega de los efectos de todas clases existentes en la iglesia, sacristía y almacén de la misma en el hospital, el administrador de la misma (sic) Padre José Padio y Pérez a don Miguel García, presbítero capellán nombrado para el mencionado hospital e iglesia.

 

ALTAR MAYOR: Es un altar dorado y jaspeado de todo gusto a la moderna y en el sitio más elevado está la efigie de Nuestro Santo Patriarca en su glorioso tránsito. En el camarín se halla Nuestra Señora de la Paz, vestida sobre una repisa con dos ángeles. Tiene la Señora una corona de plata sobredorada y en ella, embutida, piedras y adornos, y ráfagas y media luna también de plata. Y el señor que está igualmente vestido tiene tres potencias de plata dorada. Se halla este camarín cerrado de una hermosa cristalería que sin cristales se encuentra en el almacén, tiene en el centro las puertas de cristales, dos claraboyas, media naranja acristalada, una escalinata, dos arañas, dos candeleros grandes plateados, cuatro de igual tamaño jaspeados y todos de tres cuartas de largo.

A los lados de dicho camarín están sobre piedras San Andrés y San Carlos Borromeo. Bajo de éstas hay dos ternas con sus correspondientes cristales que contienen los huesos de San Bonifacio y San Teodomiro. Bajo el camarín está el sagrario con copón grande sobredorado de plata y viso de seda con una custodia dorada con oro y puerta con su llave correspondiente. Tiene el altar un ara de piedra creo negra embutida en una caja de madera, un lienzo, mantel, hule, cuatro candeleros de plano de altar y dos para misas. Al lado del evangelio hay una puerta de madera y al lado de la epístola otra de lo mismo. A su frente una baranda grande de hierro con dos atrileras de lo mismo, dos ciriales de madera plateados con cubillos de metal blanco y cruz de las de hojalata. Hay además una cruz de plan de altar, dos colgaduras de damasco grandes a los lados forradas de lienzo que cogen desde la cornisa alta hasta el alvalado y a los cuadros grandes con molduras doradas que representan a San Sebastián y San Antonio Abad. En el pilar al lado de la epístola se encuentra una urna de madera con cristalería y en ella una efigie de San Antonio de talla como de tres cuartas de alto.

 

CAPILLA DEL SAGRARIO: Esta capilla tiene su altar con tabernáculo y ara en él con cortinas de seda en el interior y galonadas de oro para custodiar el Santísimo Sacramento, cerradura de metal plateada y llave de hierro corriente, estando forrado por dentro y fuera de tisú de oro. Por encima del tabernáculo está una efigie de Santa Filomena con vestido de tisú de plata, manto de terciopelo grana con blondas de oro y un ángel a los pies con flecha y palma de plata. A los lados del altar sobre pedestales se hallan dos efigies de talla como de tres cuartas, siendo una de Santa Rosa. En el plan de altar un ara de piedra, lienzo, mantel, hule atril y tablilla con el evangelio de San Juan. Al lado del patio una puerta sin cerradura, en ésta reja de hierro con vidrieras hacia el cuerpo de la iglesia una reja larga para comulgar y puerta de dos hojas de hierro con un cepillo y dos frescantes de hierro para lámparas con una banda de cristal (donde dice al lado del patio es hoy la sacristía por lo que debe entenderse así).

 

ALTAR DE NUESTRO SANTO PATRIARCA: Es un altar tallado y dorado y en el colocada la efigie de Nuestro Santo Patriarca con su vestido de terciopelo bordado de oro, diadema grana, banderola y corona de plata imitada custodiada por una puerta de cristales y a los lados las efigies de Santa Elena y San Bernardo en la repisa ara de piedra blanca embutida en una caja de madera, lienzo, mantel, hule, atril y un cepillo y una lámpara grande de metal blanco.

 

ALTAR DE SAN RAFAEL: Es altar tallado y dorado y en él colocada la efigie de San Rafael el cual tiene un pez y vara de madera plateada con su puerta de cristales, a los lados San Antonio Abad y San Isidoro y en la repisa en un ara mantel, hule y cepillo.

 

ALTAR DE SAN JOSÉ: Es un altar tallado y dorado y en él colocada la efigie de San José con diadema de metal, puerta de cristales y en la repisa ara de piedra, mantel, hule y cepillo. En el centro del nicho dos ranitas con sus pies y a los lados dos efigies de San Antonio y San Francisco y un parlante con una bomba de cristal.

 

ALTAR DE SAN NICOLÁS: Es un altar tallado y dorado y en él colocada la efigie de San Nicolás de Bari con puertas de cristal (uno roto) y en la repisa ara de piedra, lienzo, mantel, hule, atril y tablilla del evangelio.

 

ALTAR DEL SEÑOR DE LA MISERICORDIA: Es de madera tallada de jaspeado con cristalería y en el centro un Crucifijo con Dolorosa al pie, tisú, hule y mantel.

 

ALTAR DEL SEÑOR DE LA COLUMNA: Es un altar tallado y dorado y en él colocada la escultura del Señor amarrado a la columna con un cordón de hilillo de oro y detrás un judío. Tiene cristalera y encima de ella un nicho en que se halla la efigie de San Cristóbal. En la repisa cruz, ara de piedra, mantel, hule, atril y cepillo. También en el altar una Dolorosa de candelería de una tercia de alto con vestido y manto de terciopelo y corona de plata sobredorada.

 

ALTAR DE SAN JUAN NEPOMUCENO: Es un altar tallado y dorado en lo más alto de él un san Casiano en su nicho con puertas de cristales, la escultura de San Juan Nepomuceno con un cerco de estrellas de plata que le sirven de diadema. A los lados de la efigie están las de San Bernardo y Santa Gertrudis y en la repisa ara de piedra, lienzo, hule y mantel.

 

ALTAR DE LA ASUNCIÓN: es un altar tallado y dorado y en él colocada la efigie de Nuestra Señora de la Asunción con un círculo de estrellas de plata cubre a la imagen tres vidrieras de cristales grandes, a los lados San Francisco y San Ignacio y en la repisa un ara, mantel, hule, paño, atril y cepillo.

 

ALTAR DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES: Es un altar tallado y dorado y en él colocado un señor Crucificado grande con potencias de plata, al lado dos bombas de cristal y al pie un cuadro de una vara de largo que representa a Nuestra Señora de los Dolores, ara de piedra, lienzo, mantel, hule, tablilla del evangelio y cepillo.

 

ALTAR DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN: Es un altar nuevo a la moderna jaspeado y dorado y en el centro se halla un cuadro de Nuestra Señora de Belén en lienzo y puerta de cristal a los lados las efigies de Santa Ana y San Joaquín en el primer cuerpo se encuentra un señor de la Humildad y Paciencia con corona de plata y capa de terciopelo carmesí bordada de oro y forro de seda blanco, todo bajo una punta de cristal, ara de piedra, lienzo, mantel, hule, atril, cepillo y una bomba de cristal.

 

ALTAR DE SANTA RITA: Es un altar jaspeado con cristalera, en el centro la efigie de Santa Rita con vestido de terciopelo negro, diadema y corona de plata, mantel, hule y ara.

 

CUERPO DE LA IGLESIA: a los pies de la iglesia, al lado de la epístola y bajo una de las claraboyas hay un cuadro al óleo que representa a Jesús por la calle de la Amargura con la cruz al hombro y dos pescantes con bombas de cristal lo cual pertenecen a un devoto que costea las luces constantemente. Un púlpito de hierro con escalera del mismo metal dorado, un cancel cerrado de cristales con visos encarnados, dos mamparas, dos claraboyas con cristales y cenefa a cada lado, cinco ramas de madera de pino pintadas de cuatro varas cada uno, dos confesionarios con cerrojo y cerradura sin llave, una gradilla con cuatro pasos, cuatro banquetas, la puerta de gracia con puertas de dos hojas grandes con postigos, cerraduras y llaves, dos rejas labradas y dieciséis marcos con cristal (uno roto), una tribuna con baranda de hierro y una cancela preciosa de madera tallada al gusto del día, un órgano en la misma completo de trompetería y pitos con banquillo para el organista y dos puertas sencillas para custodiarlo, la una con pestillo, otra puerta para la entrada a dicha tribuna por el lado del claustro alto con llave, dos campanas en la torre. En el cuerpo de la iglesia hay seis cuadros grandes que representan a San Roque, San Blas, San Juan Evangelista, San Jerónimo, Santa Águeda, Santa Lucía y San Cayetano y cuatro cornucopias de piedras de Granada.

 

SACRISTÍA: Dos cálices de plata con cucharilla y patena de lo mismo; una taza de igual metal para las renovaciones; un viril de lo mismo con aumento de tamaño de madera dorada; una llave del monumento también de plata dorada con cordón de hilo de oro; una cajonera de caoba con tiradores de metal; una misalera de cedro con cuatro cajones; una efigie del Señor Crucificado con potencias de hoja de lata; dos espejos de vestir con marco negro; una cómoda de caoba con cinco gabetas; un cuadro de caoba con tres cajones y dos llaves; Un acetre con su asperjes de metal (inservibles) y con un incensario también de metal con su naveta y campanilla; una efigie del Beato Juan Grande, llamado pescador; una atrilera, una caja para hostias y un ostiario con sus hierros correspondientes; una mesa de caoba; una batea grande de azofar para la demanda y un platillo viejo para pedir limosna en las misas; un banquillo y una tabla para el analejo; una peana de madera dorada y un atril también de madera dorada; un silloncito de caoba; dos bombas de cristal sin vaso para poner la luz; dos faroles grandes para (a)compañar al Santísimo; una cruz de metal pequeña; cuatro candeleros de madera dorada como de tres cuartas de alto y seis también de madera dorada como de cinco cuartas; la sacristía está dividida en dos localidades, separando la una de la otra una puerta de una hoja con cerradura, llave y picaporte la que da salida al corredor tiene puerta de dos hojas con una cerradura y llave, tiene además cuatro ventanas grandes que dan al patio jardín con reja de hierro.

CUADROS: Un cuadro que representa un entierro de dos varas de alto por una y media de ancho con cava negra; un cuadro de la vida de San Juan de Dios arrodillado con un crucifijo en la mano; Otro del Santo llevando sobre sus hombros Nuestro Señor Jesucristo; otro idem en que el santo escucha la lectura de San Juan de Ávila; otro que se encuentra su lienzo en mal estado; cuatro tablas ovaladas en que se hallan escritos episodios de la vida de los santos.

 

LIBROS: Tres misales en regular uso; dos viejos; uno de coro; dos bularios de la Orden de San Juan de Dios; Uno de misas de San Juan de Dios; uno santoral; uno de oficio de difuntos; tres manuales de provisiones y uno de los días de la bendición Papal.

 

ALMACÉN: Un altar portátil con todas sus piezas, reformado con veladillo encarnado y perlas doradas; dos peanas para San Rafael y San Juan de Dios; cuatro blandones de madera viejos; Un candelero grande para poner el cirio pascual; tres frontaleras doradas con espejos; seis varas de palio de madera; un monumento nuevo de hechura sepulcral dos profetas al natural; Una cruz alta de mano dorada y jaspeada; doce faroles altos.

 

ALMACÉN ALTO: Una mesa de altar para colocar al beato Juan Grande, llamado pescador...

 

Bajo cuyo inventario hace entrega el administrador de este hospital de todo lo contenido y expresado en el mismo al señor capellán don Miguel García, presbítero, que se da por recibido, firmado con el contador del hospital don Leonardo Garrido el presente documento y otro duplicado de igual tenor que se entrega al señor capellán. En Sevilla, a veinte y siete de abril de mil ochocientos setenta y ocho años. Rubricado: José Podio, Miguel García, capellán, y el contador, Leonardo Garrido.

1    Archivo parroquial de Santa María de Carmona, legajos sueltos.

HERMANDADES Y COFRADÍAS EN LA ARCHIDIÓCESIS SEVILLANA A TRAVÉS DEL CENSO DE 1771

Autor: Esteban Mira Caballos

(Este artículo fue publicado en la revista Archivo Hispalense)



El siglo XVIII es conocido como "el siglo de las reformas", aunque bien es cierto que se acentuaron especialmente bajo el reinado de Carlos III. En esta centuria se produjo una renovación profunda de la vieja España, que abarcó todos los órdenes de la vida política, social, económica y cultural. Aunque muchas de estas medidas modernizadoras pretendían ser populares se ganaron, contrariamente, la enemistad del pueblo, enquistándose la problemática desde el famoso Motín de Esquilache (1). En este marco reformista hemos de encuadrar el trabajo que aquí presentamos.


1.-PABLO DE OLAVIDE Y LA REFORMA DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR

Como es de sobra conocido Pablo de Olavide y Jáuregui fue un criollo nacido en Lima en 1725. Allí, en su tierra natal, desempeñó el cargo de oidor, puesto que abandonó cuando, en 1746, viajó a España. En estrecha colaboración con el Conde de Aranda planeó y desarrolló todo un programa de reformas en la capital de España hasta su nombramiento, en 1767, como Asistente de Sevilla(2).

Como bien se ha dicho, esta designación de 1767 fue una prueba evidente de la confianza que tanto Aranda como Campomanes tenían depositada en el criollo limeño(3). Éste, como fiel reformista, comenzó un amplio programa de transformaciones en una ciudad especialmente populosa y popular como era la Sevilla del siglo XVIII. En estos momentos la capital del sur contaba con unos 85.014 habitantes, que vivían la decrepitud de la que fuera "puerto y puerta de las Indias"(4). Sevilla se encontraba anclada en el pasado, con una jerarquía eclesiástica muy poderosa que ejercía un gran control sobre la sociedad.

La primera de las grandes reformas fue decretada en 1768, cuando dio a conocer su Plan General de Estudios, que constituyó una auténtica revolución para su época, al primar por primera vez las disciplinas científicas sobre las humanísticas(5). Asimismo llevó a cabo importantes cambios en la administración concejil y, sobre todo, en cuestiones relacionadas con la Iglesia y la religiosidad popular. Posiblemente las medidas más antipopulares que dictó Olavide fueron las referentes a las hermandades y las cofradías de la archidiócesis hispalense.

El control de estas corporaciones religiosas había sido una vieja aspiración de los Austrias que ya en el siglo XVI suprimieron los hospitales adscritos a estos institutos. Sin embargo, sólo en el siglo XVIII se generó el clima reformista adecuado para llevar a efecto una medida tan antisocial. Las reformas se iniciaron en 1768 cuando se dispuso que todas las cofradías se recogiesen en sus templos antes de la caída de la noche(6). Asimismo, el 20 de febrero de 1777 tomó determinadas medidas orientadas a cuidar del comportamiento ejemplar de los hermanos durante los cortejos procesionales(7). Finalmente, en 1780 se propuso solemnizar la fiesta del Corpus Christi, suprimiendo la tradicional tarasca, los cabezudos y otros elementos del Corpus tradicional, que lo dotaban sin duda de un aire muy folclorista(8).

Pues bien, entre estas medidas la más ambiciosa y radical fue, con total seguridad, la que emprendió tras la Orden decretada por el Conde de Aranda en 1770. Efectivamente el 28 de septiembre de 1770 el Conde de Aranda, entonces gobernador del Consejo de Castilla, dispuso que se hiciese una relación completa de las hermandades, cofradías y demás corporaciones religiosas de la archidiócesis sevillana(9). Pretendía de esta forma lograr dos objetivos simultáneos: por un lado, frenar su excesivo número y el despilfarro económico que éstas suponían, y, por el otro, financiar con sus fondos el nuevo hospicio que proyectaba para Sevilla. Así, en una carta del teniente de asistente de Sevilla al Conde de Aranda, fechada el 5 de octubre de 1771, se exponían claramente las principales ideas que las autoridades de la intendencia tenían sobre las hermandades y cofradías. Según se especifica en esta misiva debían desaparecer las siguientes corporaciones: primero, las que no tuviesen aprobación "conforme a las leyes del Reino". Segundo, las que careciesen de rentas, porque llevaban a la ruina a muchas personas. Según se decía, muchas personas preferían la ostentación de sus titulares que "proveer la subsistencia" de sus familias. Tercero, las formadas por menestrales o artesanos por el abuso que supone que cada gremio tenga su hermandad o cofradía. Y cuarto, y último, las que provoquen escándalos públicos, fruto de "una piedad mal entendida, la emulación y el fanatismo"(10).

A su juicio sólo deberían subsistir dos tipos de hermandades y cofradías, a saber: uno, las vinculadas a "hospitales o cárceles" o las dedicadas al "recogimiento de los pobres". Y dos, las cofradías Sacramentales y las de Ánimas porque, a su juicio, contribuían "a mantener el culto divino y la decencia de los templos"(11).

Finalmente recomendaba que los bienes de las cientos de corporaciones que se extinguiesen forzosamente en la diócesis se destinasen a dotar el hospicio, ubicado en la antigua casa del colegio de San Hermenegildo(12).

Se ha escrito con razón que las disposiciones sobre hermandades decretadas por Aranda y ejecutadas por Olavide no fueron causa sino efecto de la decadencia y degradación en que se encontraban sumidas determinadas prácticas religiosas populares(13). Tal disposición no fue acatada por las autoridades locales debido al miedo a que se produjesen motines, por lo que fue necesario repetirla en dos sucesivas sobrecédulas del 30 de abril de 1771 y del 13 de septiembre del mismo año(14).

Por otra parte, queremos decir que, pese a que estas medidas obviamente vinieron impuesta desde Madrid, está claro que Olavide compartía con el Conde de Aranda estos ideales reformistas. Como ha escrito Alberto Gil Novales la reforma de 1770 no fue idea de Olavide pero estaba claramente en su línea de pensamiento(15). También es cierto que el proyecto no era tampoco obra exclusiva de Aranda. De hecho dos años antes, es decir, en 1768, el Obispo de Ciudad Rodrigo, don Cayetano Cuadrillero, suprimió todas las funciones de las hermandades y cofradías de su diócesis, por el despilfarro que practicaban(16). Una parte de la alta jerarquía eclesiástica apoyaba estas medidas contra las hermandades que tradicionalmente habían escapado a su control.

El proyecto de reforma del Asistente fracasó porque jamás comprendió la raigambre de la religiosidad popular y la resistencia al cambio de todo un pueblo. Olavide se adelantó a su tiempo, al introducir ideas afrancesadas que España, y sobre todo Sevilla, no podían asumir en esos momentos. El 14 de noviembre de 1776 fue detenido en Madrid y poco después encarcelado por la Inquisición(17). Sus seguidores sufrieron durante décadas persecuciones no sólo en España sino también en las colonias Hispanoamericanas.


2.-EL DOCUMENTO DE 1771

A principios de octubre de 1771 tenía ya Olavide confeccionada toda la información referente a las corporaciones del arzobispado hispalense. Esta rapidez con la que actuó Olavide nos está indicando claramente que éste debió comenzar a trabajar justo después de la primera orden dada en ese sentido por el Conde de Aranda.

La disposición de 1770 obligaba, pues, a las autoridades a recopilar toda la información posible sobre las hermandades y cofradías españolas y a redactar un memorial y un cuadro final en los que se sintetizasen todos los resultados obtenidos.

Para algunas diócesis españolas se conservan cientos de páginas que constituyen una fuente fundamental para la reconstrucción de la religiosidad popular en el Antiguo Régimen. En el caso del Arzobispado de Sevilla, tan sólo se custodian en los repositorios del Archivo Histórico Nacional dos documentos, a saber: primero, una carta del teniente de asistente de Sevilla, Juan Gutiérrez de Piñeres, al Conde de Aranda, fechada el 5 de octubre de 1771. Y segundo, un extenso cuadro estadístico, elaborado por la intendencia, sintetizando los miles de folios que, en respuesta de un cuestionario previamente remitido por ellos, enviaron las distintas cofradías y hermandades del arzobispado(18).

Hasta donde nosotros sabemos, la historiografía más reciente conocía -con varios errores de consideración- el primer documento, mientras que el interesantísimo cuadro estadístico no era conocido, o al menos no había sido analizado, ni publicado.

En referencia a la carta del teniente de Asistente al Conde de Aranda, diremos que se citaba por la historiografía, como escrita por Olavide y fechada el 10 de octubre de 1771(19). Sin embargo, como ya hemos dicho, la epístola está fechada realmente en Sevilla el día 5 de octubre de 1771, y está rubricada, no por Olavide, sino por su asistente, Juan Gutiérrez de Piñeres(20). Asimismo, la historiografía, citando la mencionada carta, afirmaba que en el Reino de Sevilla había 426 hermandades, 374 cofradías, 50 congregaciones y 21 Órdenes Terceras(21). Esta información debe ser matizada. Efectivamente en la carta se menciona que en los pueblos del arzobispado hispalense había 426 hermandades, 374 cofradías, 50 congregaciones y 21 Órdenes Terceras(22). Sin embargo, se observa en el cuadro estadístico que el asistente cometió un error al sumar las congregaciones de los pueblos del arzobispado con las de la propia capital hispalense, de manera que el número exacto es de tan sólo 24 congregaciones. Además en la misiva figuraban otros datos no menos interesantes, sobre todo que en la ciudad de Sevilla había además otras 186 hermandades, 28 cofradías, 26 congregaciones y 9 Órdenes Terceras(23).

En cuanto al cuadro estadístico debemos decir que presenta una gran variedad informativa, permitiendo establecer numerosos y novedosos análisis. Se sintetizaron los siguientes aspectos: en primer lugar, el número desglosado de hermandades, cofradías, congregaciones y Órdenes Terceras que había en todo el arzobispado hispalense. En segundo lugar, las corporaciones sevillanas, según la autoridad que las aprobó -real, pontificia u ordinaria- así como las que se encontraban sin ningún tipo de documento legal. En tercer lugar, los recursos económicos que disponían, especificando globalmente y por poblaciones, la cantidad que procedía de sus rentas y las que se obtenían a través de limosnas. Y en cuarto, y último, lugar, las festividades que celebraban dichas corporaciones y las que no tenían un "número fijo de fiestas". En el cuadro se incluyen algunos otros aspectos que son respondidos negativamente en todos los casos y que, por tanto, no ofrecen datos de interés.

Antes de entrar de lleno en el estudio del citado cuadro, debemos dejar claras algunas ideas. Para empezar, queremos advertir que las cifras ofrecidas sólo pueden ser consideradas en sus tendencias generales. Son bien conocidas las dudas y desconfianzas que provocan entre los historiadores los censos, cuadros estadísticos y padrones poblacionales de todo el Antiguo Régimen. Incluso en el siglo XVIII, cuando los censos civiles adquieren una mayor magnitud, estos se llevan a cabo "con una sistemática ocultación del número de vecinos o almas, a veces en porcentajes altísimos"(24). El único con una fiabilidad aceptable es el Catastro de Ensenada, concretado con más prudencia y minuciosidad que los anteriores, mientras que los otros tres, llevados acabo en la segunda mitad del siglo

XVIII (Aranda, 1767 8; Floridablanca 1786 7; y Godoy 1796) son, de la misma manera que los anteriores, de muy dudosa credibilidad, especialmente el último del que, como dice Fernández de Pinedo, "prácticamente todo el mundo desconfía"(25).

Así, pues, ante este panorama de desconfianza general de

los datos emanados del poder civil, hemos de considerar la fuente que en estos momentos pretendemos analizar. Además, en este caso, los hermanos conocían con total seguridad las intenciones de las autoridades, dirigidas a fiscalizar y a controlar estas instituciones. Hubo ocultación de hermandades y, por supuesto, encubrimiento de la realidad económica de muchas de ellas.

Pero también detectamos errores graves del copista que sintetizó los datos. Así, Marchena aparece exclusivamente con tres cofradías y con unas rentas de 36.363 reales anuales(26). Pero curiosamente conocemos los datos que remitió a Sevilla el Asistente de Marchena, don Tomás Andrade de Guseme, y figuran 36.330 reales de renta anual y nada menos que cinco cofradías de penitencia y otras 20 hermandades de distinto tipo y advocación(27). Obviamente hay un ligero error en la cifra de las rentas y otro muy grave en el número total de hermandades.

Finalmente hemos de destacar la ausencia de no pocas vicarías, y algunas de ellas, de las más importantes de la provincia. Concretamente notamos la ausencia de nada menos que 14 de ellas, a saber: Écija, Carmona, Jerez, Cantillana, Villamartín, Teba, La Campana, Lebrija, el Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, La Palma, Bornos, Fuentes de Andalucía y Arahal.


3.-LAS ASOCIACIONES RELIGIOSAS EN LA DIÓCESIS HISPALENSE (1771)

A continuación expondremos las cifras aparecidas en la estadística de la intendencia de Sevilla.


CUADRO I

HERMANDADES, COFRADÍAS Y CONGREGACIONES

EN LA DIÓCESIS DE SEVILLA (1771)(28)

LUGAR

POBLACIÓN

ASOCIAC. RELIGIOSAS

SEVILLA

85.014

249

PUEBLOS DE LA DIÓCESIS

244.008

845

TOTALES

329.022

1.094


Ha sido interesante para nosotros comparar estos dos parámetros y establecer así el número de hermandades por habitantes. El resultado es que en la capital había una media de una hermandad o cofradía por cada 341 habitantes, mientras que en el resto del arzobispado la relación era de una cada 288 habitantes. Globalmente podemos afirmar que en el arzobispado hispalense había aproximadamente una corporación religiosa por cada 300 personas. Esta cifra puede verse reducida si, por un lado, excluimos a la población infantil, y por el otro, consideramos que el número de hermandades y cofradías debió ser, como veremos a continuación, muy superior al que aparece en el cuadro I. Por tanto, encontramos una vinculación fuertísima de la población con estos institutos que sin duda proliferaron por doquier en la Sevilla del Antiguo Régimen.

Pero la cifra de 1.094 corporaciones religiosas para el arzobispado hispalense se queda muy corto. Como ya hemos dicho hay pueblos en los que nos consta la ocultación porque sabemos por otras fuentes la existencia de más hermandades y cofradías.

Pero además hay que sumar otras muchas corporaciones pertenecientes a vicarías que, por un motivo u otro, no se incluyeron en el cuadro estadístico del Asistente de Sevilla.

Así en Écija, que en el primer cuarto del siglo XVIII rondaba ya los 30.000 habitantes(29), sabemos de la existencia de un total de 49 corporaciones en el siglo XVIII, aunque aún esa cifra nos parece reducida(30). En Carmona en el siglo XVIII solían hacer estación de penitencia nada menos que 13 cofradías(31), existiendo además unas 50 hermandades y dos congregaciones(32). Muy posiblemente en Jerez debían convivir cerca de 100 corporaciones, a juzgar tanto por su elevada población -8.081 vecinos- como por algunos estudios que hemos podido consultar(33).

En las demás localidades no incluidas en el cuadro estadístico, el número de corporaciones debió ser bastante menor, a tenor de su población. No obstante, algunas villas más o menos modestas como La Campana contaban nada menos que con 14 hermandades y cofradías y una Congregación de la Orden Tercera(34).

Pese a que no disponemos de los datos exactos, otras localidades como Fuentes de Andalucía, Arahal -que en el siglo XVIII tenía unos 1.000 vecinos y al menos cinco cofradías de penitencia- Palma y Lebrija debieron tener todas ellas un número de asociaciones religiosas similar, situado entre 10 y 15. Para intentar llegar a una cifra razonada del número de corporaciones religiosas existentes en el arzobispado aplicaremos el coeficiente establecido de 289 habitantes por cofradía a estas localidades para las que no sabemos su número exacto. Dichas vicarías estaban habitadas por 21.537 vecinos(35), es decir, por unas 86.148 personas(36). Aplicando el citado coeficiente obtendríamos unas 298 corporaciones más.

La suma, pues de todas las hermandades, cofradías y congregaciones del arzobispado sevillano ascenderían a 1.621 a las que habría que incluir un importante número de ellas que fueron ocultadas en las encuestas. Todos los indicios apuntan a que este fraude debió ser muy elevado, rondando a nuestro juicio el 20 o el 25 por ciento. En definitiva, creemos que en el arzobispado hispalense había en 1771 unas 2.000 hermandades y cofradías, bajo decenas de advocaciones diferentes, aunque con un predominio absoluto de las Sacramentales y las de Ánimas.


4.-HERMANDADES, COFRADÍAS Y CONGREGACIONES

El documento que en este trabajo comentamos permite un desglose entre hermandades, cofradías, congregaciones, y Órdenes Terceras. Ante todo hemos de comentar brevemente la polémica cuestión de la terminología. Por cofradía entendemos todas aquellas corporaciones de hermanos que hacen estación pública de penitencia(37). Por tanto, como afirma, Fernández de Paz, las cofradías son todas hermandades, pero no todas las hermandades son cofradías(38).

Las congregaciones proliferaron, en cambio, en el siglo XVIII, la mayor parte de ellas eran rosarianas, y a partir de la fundación de la Orden Tercera Servita en Sevilla, se crearon algunas congregaciones filiales en diversas localidades del arzobispado hispalense: Carmona, Osuna, Puebla de Cazalla, Puebla del Río, Utrera, Écija, etc(39). Lo cierto es que las Congregaciones tuvieron poca importancia en relación a las hermandades y cofradías. Así las Congregaciones sumaban 50 en todo el arzobispado -26 en la capital y 24 en el resto de la diócesis-, mientras que las hermandades y cofradías sumaban varios cientos. Asimismo de la Orden Tercera había unas 30 hermandades en todo el arzobispado -9 en la capital y 21 en el resto de la demarcación eclesiástica- cifras casi insignificantes en relación a las demás corporaciones que aparecen reflejadas en los documentos del Asistente de Sevilla.

CUADRO II

HERMANDADES Y COFRADÍAS EN LA

DIÓCESIS DE SEVILLA

LUGAR

HERMANDADES

COFRADÍAS

SEVILLA

186

28

RESTO DE LA DIÓCESIS

426

374

TOTALES

612

402


En general podemos decir que había un mayor número de hermandades que de cofradías en el arzobispado de Sevilla. Sin embargo, las diferencias eran mucho más acusadas para el caso de Sevilla capital, en la que por cada 7 hermandades había una sola cofradía. En cambio, en el medio rural del arzobispado las cofradías y las hermandades se muestran mucho más igualadas. Posiblemente esto se debía al mayor control que establecía el arzobispado sobre la feligresía de la capital. Como es bien sabido, las autoridades eclesiástica prefirieron siempre las hermandades parroquiales -especialmente las del Santísimo Sacramento y las de Ánimas- a las de penitencia.


5.-LA APROBACIÓN DE LAS REGLAS

Otro de los aspectos que el documento permite analizar es la situación legal de las corporaciones así como la autoridad que aprobó sus estatutos.

CUADRO III


LAS CORPORACIONES SEVILLANAS SEGÚN SU APROBACIÓN (40)


LUGAR

REAL

PONTI-FICIA

ORDINA-RIA

SIN APROBAR

TOTAL

SEVILLA

9

12

186

30

237

DEMÁS LOCALIDADES DEL ARZOB.

1

14

564

289

868

TOTALES

10

26

750

319

1.109


Llama la atención especialmente el alto número de corporaciones sin aprobar, nada menos que 319 frente a 786 que contaban con algún tipo de refrendo, ya civil, ya eclesiástico. Esto nos indica que el 29 por ciento de las hermandades y cofradías de la diócesis sevillana no tenían ningún tipo de documento que legalizase su situación.

Pero es importante destacar que en Sevilla el porcentaje de corporaciones ilegales era tan solo del 13 por ciento, mientras que en el resto del arzobispado llegaban al 33 por ciento. Por tanto, está claro que en la capital era una de cada 10 las que no estaban aprobadas mientras que en el resto de la diócesis era una de cada tres. Indudablemente esto se debe nuevamente al mayor control que ejercían las autoridades eclesiásticas del arzobispado sobre la propia ciudad de Sevilla. Mucho más difícil de controlar eran los alejados núcleos rurales, donde a sus habitantes les resultaba más fácil ocultar su situación ilegal que gestionar su aprobación.

Pero además no debemos olvidar que era mucho más fácil que se ocultasen aquellas corporaciones que no contaban con aprobación. Por ello, muy posiblemente la mayor parte de las corporaciones que se omitieron en la estadística del Asistente debieron ser clandestinas.

Nosotros creemos que existe fundamento más que suficiente para postular que las corporaciones que no contaban con aprobación alguna debieron ser como mínimo la tercera parte del total, porcentaje que en las zonas más alejadas de la capital podía alcanzar cotas superiores al 50 por ciento.

Finalmente queremos llamar la atención sobre el escaso número de hermandades y cofradías que en 1771 habían legalizado su situación ante el Consejo de Castilla. Nuevamente esta tendencia afectó más a las que tenían sede en la capital sevillana que las que residían en el medio rural. Por ello, en Sevilla, entre 1768 y 1793, 16 cofradías de penitencia solicitaron la aprobación Real(41).


6.-INGRESOS DE LAS CORPORACIONES

Si bien hemos planteado la posibilidad de ocultaciones importantes en los aspectos analizados anteriormente, lo cierto es que en lo referente a las cifras económicas debemos extremar nuestra precaución. A continuación, al igual que hicimos en los epígrafes anteriores, comentaremos las cifras económicas a partir de los datos ofrecidos en el cuadro IV:


CUADRO IV

RENTAS Y LIMOSNAS DE LAS HERMANDADES

DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA(42)


LUGAR

RENTAS

LIMOSNAS

TOTAL

SEVILLA

297.768

144.755

442.523

PUEBLOS

608.629

18.256

626.885

TOTAL

906.397

163.011

1.069.408


Evidentemente lo primero que debemos explicar es el evidente falseamiento de las cifras, obviamente, a la baja. Por ejemplo, en el caso de la localidad de Morón, se señala que tenía nada menos que 23 corporaciones que extrañamente no disfrutaban de ningún tipo de ingresos(43). Evidentemente el dato no tiene lógica alguna y debe considerarse como un nuevo error del copista.

Asimismo, la cifra de limosnas aparece sumamente disminuida, pues, las rentas procedentes de bienes raíces quintuplicaban a los ingresos por limosnas. Sin embargo, María Luisa Candau Chacón, realizó un muestreo con algunas hermandades y cofradías del arzobispado de Sevilla, y llegó a la conclusión de que las limosnas suponían el 77 por ciento de los ingresos(44). Nosotros por nuestra parte hicimos un estudio de las finanzas en los siglos XVII y XVIII de una de las cofradías más importantes de la Carmona Moderna, la de Jesús Nazareno, y las limosnas suponían el 55,49 por ciento del total del cargo(45).

Además, a las cifras presentadas por el Asistente habría que incluir las cantidades que, bien por error o bien por olvido, no figuran en el cuadro estadístico. Unos ingresos que sólo entre Écija, Jerez y Carmona superarían sin duda los 100.000 reales. Por otro lado, desconocemos la magnitud del fraude, sin atrevernos ni tan siquiera a establecer un porcentaje concreto. No obstante lo que sí parece claro es que los ingresos anuales de todas las cofradías y hermandades del arzobispado debían superar ampliamente los dos millones de reales, es decir, unos 68 millones de maravedís.

CUADRO V

COMPARACIÓN ENTRE SEVILLA

Y EL RESTO DEL ARZOBISPADO

LUGAR

INGRESOS

NÚMERO DE HERMANDADES

SEVILLA

442.523

249

RESTO DEL ARZOBISPADO

626.885

845


Como puede comprobarse en el Cuadro V las cofradías de la capital sevillana disfrutaban de unos ingresos medios anuales de 1.777 reales, mientras que las del resto del arzobispado se debían conformar con tan sólo 742. Esto equivale a decir que los ingresos anuales de las hermandades sevillanas duplicaban sobradamente a los de las demás localidades de su demarcación arzobispal. Así, independientemente de la ocultación de las cifras, podemos aseverar con rotundidad la mayor riqueza media de las corporaciones de la capital con respecto a las de las localidades de su entorno.


7.-CONCLUSIONES

Sintetizando algunas de las ideas fundamentales podemos decir lo siguiente: en primer lugar, que el número de hermandades y cofradías en el arzobispado hispalense en 1771 debía situarse en torno a las 2.000. En segundo lugar, que las hermandades eran mucho más numerosas que las cofradías, circunstancia que era especialmente notable en la capital, donde por cada 7 hermandades había una sola cofradía. En tercer lugar, que la mayor parte de las hermandades y cofradías del arzobispado estaban aprobadas por el ordinario eclesiástico. Sólo unas pocas tenían aprobación Real o pontificia, y un número considerable -prácticamente la tercera parte- tenían una existencia más o menos al margen de la legalidad. Asimismo las corporaciones sin aprobación eran mucho más numerosas en los pueblos de la diócesis que en la propia capital. Y en cuarto, y último lugar, debemos reconocer la dificultad a la hora de cifrar el monto de ingresos de las hermandades sevillanas pero en cualquier caso debieron superar los dos millones de reales anuales. Asimismo las hermandades de la capital duplicaban en ingresos a las de las localidades de su arzobispado.


APÉNDICE I


Carta dirigida por el teniente de asistente de Sevilla al Conde de Aranda


"Excelentísimo Señor: Muy señor mío, en cumplimiento de lo que Vuestra Excelencia se sirvió mandar en su ordenamiento de 28 de septiembre del año próximo pasado, reiterada en 30 de abril y 13 de septiembre del presente pasó a mis manos un estado general en que se manifiestan las hermandades, cofradías, congregaciones y Órdenes Terceras, que por las relaciones que se han recogido resultan hasta ahora haber en esta capital y pueblos de su partido.

En dicho estado se contiene también una razón de las fiestas que anualmente hacen estas hermandades y su importe, con distinción de aquellas que se costean del común de sus individuos, de los priostes, mayordomos o hermanos mayores, de limosnas voluntarias que recogen de las rentas fijas que tienen o de los caudales públicos.

Igualmente explica el estado, cuáles de estas hermandades tienen el Real consentimiento, cuáles solamente la aprobación pontificia, o del ordinario eclesiástico, y cuáles ni uno ni otro.

La multitud de cofradías, hermandades y congregaciones que debían comprenderse en el estado, pues, en esta capital hay 186 hermandades, 28 cofradías, 26 congregaciones y 9 Órdenes Terceras, y en los pueblos de su partido 426 hermandades, 374 cofradías, 50 congregaciones, 21 Órdenes Terceras; y la mucha diversidad de circunstancias que en ellas concurren hace que no se pueda explicar en un compendio tan reducido todas las que me han parecido esenciales y que pueden conducir a los objetos del beneficio común que es la consideración con que se buscan estas noticias. Por eso he dispuesto que además del estado, se forme un extracto que con individualidad explica todo lo que pueda ser conducente a la mejor instrucción y cabal conocimiento del asunto, cuyo extracto que consta de 76 pliegos queda en mi poder y se remitirá siempre que Vuestra Excelencia me lo mande.

Previniéndose en la orden de Vuestra Excelencia del dictamen sobre la moderación, subsistencia o abolición de tales cuerpos, procurando reducirlo a las razones más esenciales y convincentes: voy a ejecutarlo explicando mi modo de pensar.

Por la inspección general que ahora se ha hecho de estas hermandades y cofradías resulta que para su establecimiento no se han observado las disposiciones de las Leyes del Reino, según las cuales para que estos cuerpos tengan estabilidad se necesita que intervenga la autoridad Real y el acceso de los ordinarios diocesanos, pues sólo 9 han obtenido la Real Aprobación y esto no consta fuese con conocimiento de causa, formación y examen de sus reglas, constituciones y ejercicios. Todas las demás se han erigido con sólo la aprobación del ordinario eclesiástico: algunas con la pontificia, pero sin haber obtenido el Regio Exequatur (sic); y el resto sin autoridad alguna.

De este abuso ha dimanado que todas las referidas hermandades, cofradías y congregaciones se hallan en el día únicamente subordinadas a la jurisdicción ordinaria eclesiástica a donde ocurren así para la aprobación de las constituciones como también para todas las dudas que inciden sobre su práctica y observancia en las elecciones de oficiales, recibimiento de hermanos, administración y manejo de las rentas, por cuyo método se sustraen estos cuerpos que en la mayor parte se componen de personas legas de la jurisdicción Real ordinaria y se sujetan a la eclesiástica con manifiesta contravención a las leyes del Reino, y en grave ofensa de la autoridad Real.

Por eso sería mi dictamen que se mandase por punto general cesar toda hermandad, cofradía, congregación, o cuerpo colegiado que no estuviese establecido conforme a las leyes del Reino, y presentare incontinenti documento que lo acreditase.

Que de dichas hermandades, cofradías, congregaciones se manden desde luego extinguir todas aquellas que carecen de rentas y cuyas fiestas y funciones se costean de las limosnas voluntarias que se recogen por medio de las demandas por el común de los hermanos, o por los priostes, mayordomos o hermanos mayores, para evitar el perjuicio que un celo inmoderado y mal entendido ocasiona al público, causando la ruina de muchas familias honradas por el errado concepto de preferir estos gastos que en la mayor parte se ejecutan por emolución y ostentación a las obligaciones esenciales que los padres de familia tienen de proveer la subsistencia de la que está a su cargo; cuyo perjuicio se transciende también al Estado en cuanto se aniquilan por este orden muchos vecinos honrados y contribuyentes.

Que también se extingan aquellas hermandades, cofradías o congregaciones formadas de menestrales en lo que se registra en esta capital un gran abuso pues no hay gremio que no tenga su cofradía o hermandad, sin embargo de ser contrario a las leyes y de los inconvenientes que de esto resultan.

Que por las mismas razones se manden cesar las que se han introducido con advocaciones de algunas imágenes porque regularmente ocasionan perjuicio y escándalo que produce la piedad mal entendida, la emulación y el fanatismo, por cuyos fundamentos la sabia ilustración del Consejo acaba de prohibir la procesión que el día ocho de septiembre de cada año se celebraba a la imagen de la Consolación, sita en el convento de Mínimos, extramuros de la villa de Utrera, mandando recoger las constituciones de las hermandades erectas con este motivo. De suerte que en mi consejo sólo deberán subsistir aquellas hermandades y congregaciones cuyos individuos se empleen en la asistencia de hospitales o cárceles y en el recogimiento de los pobres. También son dignos de recomendación las cofradías que hay en las parroquias de esta capital y pueblos de su partido con las nominaciones del Santísimo Sacramento y Ánimas Benditas por lo que en l día contribuyen a mantener el culto divino y la decencia de los templos que sin estos cuerpos decaería mucho por la gran pobreza a que se han reducido casi todas las fábricas de dichas parroquias cuyas rentas son tan diminutas que por si solas y sin que mediasen la piedad de los fieles que promueven dichas hermandades no alcanzan a los gastos indispensables que les ocurren: por lo que interín que estas fábricas no estén competentemente dotadas para que con sus rentas puedan proveer a la decencia de los templos y mantener el culto divino con el decoro que corresponde hacían falta las hermandades del Santísimo y Ánimas.

Pero éstas y las demás que merezcan la Real aprobación habrán de recurrir al Consejo a solicitarla y recibir el ser y autoridad de que carecen para que con previo examen y conocimiento de causa se les prescriban las reglas, gobierno y subordinación a que deben sujetarse poniéndose todas conforme a las leyes y desterrándose de una vez los abusos que por la omisión de ese esencial requisito se han introducido en estos cuerpos.

Las rentas que gocen las hermandades, cofradías (y) congregaciones que se extingan convendría en mi dictamen se destinasen para fondo del hospicio que en virtud de las órdenes del Consejo se trata de exigir en esta capital y a la piedad de Su Majestad se ha dignado aplicar a este importante objeto la casa del colegio de San Hermenegildo que fue de los regulares de la Compañía, expatriados, con el hospicio de Indias adyacente y la huerta que se halla a su espalda, habiendo oído antes el asistente de acuerdo con el muy reverendo arzobispo y regente, pero hasta ahora no ha podido tener efecto ni establecimiento por falta de rentas. Uno de los fondos que se han propuesto para subvenir a esta falta es el producto de los patronatos y obras pías cuyo destino sea análogo a los fines con que se establecen los hospicios; y para liquidar el cuanto se han pedido las razones de las fundaciones, y se están acabando de formar los planes y resúmenes para solicitar que el consejo selle con su autoridad y aprobación este proyecto. Pero desde luego se conoce que el producto de los patronatos y obras pías que son aplicables al hospicio no alcanzará para dotarlo competentemente. Las rentas de las hermandades, cofradías y congregaciones que se extingan deben tener un destino piadoso; y ninguno puede ser más recomendable que el del hospicio a donde se han de recoger los pobres de esta provincia que tienen derecho de participar en este socorro por lo que si esta idea mía mereciere aprobación superior, la aplicación del hospicio de Sevilla habrá de ser de todas aquellas rentas que pertenezcan a las cofradías que se extingan y estén situadas en ella y pueblos de su provincia.

Sevilla 5 de octubre de 1771. Por ausencia del asistente, Juan Gutiérrez de Piñeres.



APÉNDICE II


HERMANDADES, COFRADÍAS, CONGREGACIONES Y ÓRDENES TERCERAS EXISTENTES EN EL ARZOBISPADO DE SEVILLA (1771)


LOCALIDADES

HERMAN-DADES

COFRADÍAS

CONGRE-GACIÓN

ORDEN

TERCE-RA

TOTAL

SEVILLA

186

28

26

9

249

ALAJAR

2

5

--

--

7

AZNALCOLLAR

7

--

--

--

7

ALANÍS

6

--

--

--

6

ALCALÁ DE GUAD.

3

13

2

2

20

AZNALCÁZAR

7

--

--

--

7

AROCHE

4

2

3

--

9

ALCALÁ DEL RÍO

3

5

3

--

11

ALMADÉN

--

5

--

--

5

ALMONTE

8

--

--

1

9

AGUADULCE

--

--

--

--

0

AYAMONTE

8

--

--

1

9

ALBAIDA

5

--

--

--

5

ALMONAOCER

--

7

--

--

7

BENACAZÓN

1

--

--

--

1

BADOLATOSA

--

5

--

--

5

BORMUJOS

1

--

--

--

1

BOLLUDOS DEL CONDADO

--

8

--

--

8

BOLLULLOS DE LA MITACIÓN

1

--

1

--

--

BENAZUZA

--

--

--

--

0

BONARES

5

--

--

--

5

CORTELAZOR

2

--

--

--

2

CASTILLO DE LAS GUARDAS

4

4

--

--

8

CORTEGANA

1

3

--

--

4

CABEZAS RUBIAS

1

1

--

--

2

CALAÑAS

1

5

--

--

6

CONSTANTINA

6

--

--

--

6

CARTAYA

2

5

--

--

7

CUMBRES DE SAN BARTOLOMÉ

--

1

--

--

1

CASARICHE

3

--

--

--

3

CAÑETE LA REAL

11

--

--

--

11

CHUCENA

2

1

--

--

3

CASTILLEJA DEL CAMPO

2

1

--

--

3

CARRIÓN DE LOS CÉSPEDES

4

--

--

--

4

CASTILLEJA DE GUZMÁN

1

--

--

--

1

CASTILLEJA DE LA

CUESTA

2

--

--

1

3

CAMAS

3

--

--

--

3

CORIA

7

--

--

--

7

CUMBRES MAYORES

5

--

--

--

5

CALA

--

4

--

--

4

CUMBRES DEL MEDIO

--

1

--

--

1

CAZALLA

1

5

--

1

7

CASTILBLANCO

8

2

--

--

10

CAMPOFRÍO

4

6

--

--

10

DOS HERMANAS

8

--

1

--

9

EL CASTAÑO

1

5

--

--

6

EL RONQUILLO

4

--

--

--

4

EL PEDROSO

--

2

--

--

2

EL GARROBO

5

--

--

--

5

EL BERROCAL

--

5

--

--

5

ESTEPA

19

5

--

--

24

ESPARTINAS

3

--

--

--

3

ENCINASOLA

--

6

--

--

6

EL ALMENDRO

--

2

--

--

2

ESCACENA DEL CAMPO

1

9

--

--

10

EL GRANADO

1

3

--

--

4

EL BODONAL

--

7

--

--

7

EL CERRO

--

8

--

--

8

EL CORONIL

7

4

--

1

12

FUENTE HERIDOS

3

3

--

--

6

FREGENAL

4

12

--

--

16

GUILLENA

3

--

1

--

4

GALAROSA

2

3

--

--

5

GIBRALEON

1

5

1

--

7

GILENA

6

2

--

1

9

GINES

3

--

--

--

3

GANDUL

--

--

--

--

0

GELBES

5

--

--

--

5

GERENA

5

1

--

--

6

HINOJOS

2

4

--

--

6

HIGUERA LA REAL

--

8

--

--

8

HUELVA

3

7

--

--

10

HUEVAR

5

--

--

--

5

HELICHE

--

--

--

--

0

HIGUERA DE ARACENA

--

5

--

--

5

HERRERA

--

5

--

--

5

HINOJALES

2

--

--

--

2

JABUGO

1

3

--

--

4

LA ALGABA

10

--

--

--

10

LINARES

--

2

--

--

2

LA RINCONADA

1

--

--

--

1

LA NAVA

3

1

--

--

4

LOS PALACIOS

2

1

--

--

3

LEPE

2

3

--

1

6

LA PALMA

6

--

--

--

6

LOS MOLARES

5

--

--

--

5

LUCENA DEL PUERTO

2

--

--

--

2

LA JARA

1

3

--

--

4

LA REDONDELA

3

1

1

--

5

MIRAXENIL

--

2

--

--

2

MOGUER

3

4

--

--

7

MORÓN

7

7

8

1

23

MAIRENA DEL ALJARAFE

1

2

--

--

3

MAIRENA DEL ALCOR

--

9

--

--

9

MARCHENA

--

3

--

--

3

MANZANILLA

9

--

1

--

10

NIEBLA

3

3

--

--

6

OLBERA

4

4

--

--

8

OSUNA

10

4

4

--

18

OLIVARES

2

2

--

--

4

PUEBLA DE CAZALLA

2

5

--

--

7

PUEBLA DE GUZMÁN

3

--

--

--

3

PRUNA Y ALGAMITAS

8

--

--

--

8

PARADAS

--

13

1

1

15

PALOMARES

4

--

--

--

4

PILAS

2

--

3

1

6

PATERNA DEL CAMPO

11

1

--

--

12

PARMOGO

1

3

3

--

7

PEDRERA

5

--

--

--

5

PUEBLA JUNTO A CORIA

2

--

--

--

2

GUEMA

--

--

--

--

0

ROCIANA

1

6

--

--

7

RODA

4

4

--

--

8

SANTIPONCE

3

--

--

--

3

SALTERAS

8

--

--

--

8

SANTA ANA LA REAL

1

5

--

--

6

SANLÚCAR DE GUADIANA

--

4

--

--

4

SANTA BÁRBARA

2

--

--

--

2

SIERRA DE LAS YEGUAS

--

--

1

--

1

SANTA OLALLA

--

4

--

--

4

SAN JUAN DEL PUERTO

--

4

--

--

4

SAN SILVESTRE DE GUZMÁN

4

--

--

--

4

SAN NICOLÁS DEL PUERTO

1

--

--

--

1

SAN BARTOLOMÉ DE LA TORRE

5

1

--

--

6

TOMARES Y SAN JUAN

2

--

--

--

2

VISO DEL ALCOR

3

3

--

--

6

VILLANUEVA DE LOS CASTILLEJOS

--

5

--

--

5

VILLAFRANCA

1

2

--

--

3

VALENCINA

3

--

--

--

3

VILLANUEVA DE LAS CRUCES

3

--

--

--

3

UMBRETE

4

--

--

--

4

VILLABLANCA

1

5

--

--

6

VILLANUEVA DEL ARISCAL

4

--

--

--

4

VILLARRAZA

5

4

--

--

9

VILLAMANRIQUE

5

--

--

--

5

VILLALBA

4

6

--

--

10

BEAS

1

5

--

--

6

UTRERA

21

5

--

2

28

ZUFRE

4

--

--

--

4

ZAHARA

4

1

--

--

5

PUEBLA DE ALGODONALES

--

5

--

--

5

ZALAMEA LA REAL

3

6

1

--

10

VILLAR

--

4

--

--

4

BUITRÓN

--

1

--

--

1

POZUELO

--

3

--

--

3

RIOTINTO

--

5

--

--

5

TERGADAS

--

4

--

--

4




APÉNDICE III


LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS SEGÚN LA AUTORIDAD QUE LAS APROBÓ



LOCALIDADES

REAL

PONTIFI-CIA

ORDINA-RIO

SIN

APROBAR

SEVILLA

9

12

186

30

ALAXAR

--

--

6

1

AZNALCOLLAR

--

--

4

3

ALANÍS

--

--

--

6

ALCALÁ DE GUADA.

--

--

1

19

AZNALCÁZAR

--

--

6

1

AROCHE

--

--

1

8

ALCALÁ DEL RÍO

--

--

6

5

ALMADÉN

--

--

5

--

ALMONTE

--

--

9

--

AGUADULCE

--

--

--

--

AYAMONTE

--

--

11

3

ALBAIDA

--

--

5

--

ALMONASTER

--

--

7

--

BENACAZÓN

--

--

4

--

BADOLATOSA

--

--

4

1

BORMUJOS

--

--

1

--

BOLLULLOS DEL CONDADO

--

--

8

--

BOLLULLOS DE LA MITACIÓN

--

--

5

--

BENAZUZA

--

--

--

--

BONARES

--

--

3

2

CORTELAZOR

--

--

2

--

CASTILLO DE LAS GUARDAS

--

--

7

1

CORTEGANA

--

--

--

4

CABEZAS RUBIAS

--

--

2

--

CALAÑAS

--

1

4

1

CONSTANTINA

--

--

6

--

CARTAYA

--

--

7

--

CUMBRES DE SAN BARTOLOMÉ

--

--

1

--

CASARICHE

--

--

3

--

CAÑETE LA REAL

--

--

11

--

CHUCENA

--

--

3

--

CASTILLEJA DEL CAMPO

--

--

2

1

CARRIÓN DE LOS CÉSPEDES

--

--

4

--

CASTILLEJA DE GUZMÁN

--

--

1

--

CASTILLEJA DE LA CUESTA

--

--

1

2

CAMAS

--

--

1

2

CORIA

--

--

7

--

CUMBRES MAYORES

--

5

--

--

CALA

--

--

2

2

CUMBRES DEL MEDIO

--

--

--

1

CAZALLA

--

--

5

2

CASTILBLANCO

--

--

2

8

CAMPOFRÍO

--

--

2

8

DOS HERMANAS

--

--

9

--

EL CASTAÑO

--

--

6

--

EL RONQUILLO

--

--

4

--

EL PEDROSO

--

--

2

--

EL GARROBO

--

--

2

3

EL BERROCAL

--

--

--

5

ESTEPA

--

--

14

10

ESPARTINAS

--

--

3

--

ENCINASOLA

--

1

3

2

EL ALMENDRO

--

--

--

2

ESCACENA DEL CAMPO

--

--

10

--

EL GRANADO

--

--

3

1

EL BODONAL

--

--

6

1

EL CERRO

--

--

--

8

EL CORONIL

--

--

11

1

FUENTE HERIDOS

--

--

1

5

FREGENAL

--

--

2

14

GUILLENA

--

--

2

2

GALAROZA

--

--

1

4

GIBRALEON

1

--

2

4

GILENA

--

--

--

9

GINES

--

--

3

--

GANDUL

--

--

--

--

GELBES

--

--

5

--

GERENA

--

--

6

--

HINOJOS

--

--

--

6

HIGUERA LA REAL

--

2

6

--

HUELVA

--

--

10

--

HUEVAR

--

--

4

1

HELICHE

--

--

--

--

HIGUERA DE ARACENA

--

--

5

--

HERRERA

--

--

2

3

HINOJALES

--

--

2

--

JABUGO

--

--

7

--

LA ALGABA

--

1

9

--

LINARES(46)

--

--

--

--

LA RINCONADA

--

--

4

--

LA NABA

--

--

--

4

LOS PALACIOS

--

--

--

3

LEPE

--

--

--

6

LA PALMA

--

--

5

1

LOS MOLARES

--

--

1

4

LUCENA DEL PUERTO

--

--

1

1

LA JARA

--

1

3

--

LA REDONDELA

--

--

4

1

MIRAXENIL

--

--

--

2

MOGUER

--

--

7

--

MORÓN

--

--

15

8

MAIRENA DEL ALJARAFE

--

--

2

1

MAIRENA DEL ALCOR

--

--

9

--

MARCHENA

--

--

3

--

MANZANILLA

--

--

7

3

NIEBLA

--

--

3

3

OLBERA

--

1

7

--

OSUNA

--

2

15

1

OLIVARES

--

--

4

--

PUEBLA DE CAZALLA

--

--

6

1

PUEBLA DE GUZMÁN

--

--

1

2

PRUNA Y ALGAMITAS

--

--

8

--

PARADAS

--

--

14

1

PALOMARES

--

--

4

--

PILAS

--

--

2

4

PATERNA DEL CAMPO

--

--

12

--

PAIMOGO

--

--

--

7

PEDRERA

--

--

--

5

PUEBLA JUNTO A CORIA

--

--

1

1

QUEMA

--

--

--

--

ROCIANA

--

--

7

--

RODA

--

--

8

--

SANTIPONCE

--

--

3

--

SALTERAS

--

--

2

6

SANTA ANA LA REAL

--

--

1

5

SANLÚCAR DE GUADIANA

--

--

4

--

SANTA BÁRBARA

--

--

2

--

SIERRA DE LAS YEGUAS

--

--

1

--

SANTA OLALLA

--

--

4

--

SAN JUAN DEL PUERTO

--

--

4

--

SAN SILVESTRE DE GUZMÁN

--

--

4

--

SAN NICOLÁS DEL PUERTO

--

--

1

--

SAN BARTOLOMÉ DE LA TORRE

--

--

1

5

TOMARES Y SAN JUAN

--

--

2

--

VISO DEL ALCOR

--

--

2

4

VILLANUEVA DE LOS CASTILLEJOS

--

--

--

5

VILLAFRANCA

--

--

3

--

VALENCINA

--

--

--

3

VILLANUEVA DE LAS CRUCES

--

--

1

2

UMBRETE

--

--

4

--

VILLABLANCA

--

--

--

6

VILLANUEVA DEL ARISCAL

--

--

2

2

VILLARRAZA

--

--

5

4

VILLAMANRIQUE

--

--

3

2

VILLALBA

--

--

10

--

BEAS

--

--

--

6

UTRERA

--

--

23

5

ZUFRE

--

--

4

--

ZAHARA

--

1

4

--

PUEBLA DE ALGODONALES

--

--

5

--

ZALAMEA LA REAL

--

--

5

5

BILLAR

--

--

4

--

BUITRÓN

--

--

1

--

POZUELO

--

--

2

1

RIOTINTO

--

--

3

2

TERGADAS

--

--

3

1



APÉNDICE IV


RENTAS Y LIMOSNAS DE LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA (47).


LOCALIDAD

RENTAS

LIMOSN(48)

TOTAL

SEVILLA

297.768

144.755

442.523

ALAXAR

3.716

--

3.716

AZNALCOLLAR

5.715

--

5.715

ALANÍS

--

466

466

ALCALÁ DE GUADAIRA

6.394

--

6.394

AZNALCÁZAR

1.580

--

1.580

AROCHE

7.275

--

7.275

ALCALÁ DEL RÍO

3.043

--

3.043

ALMADÉN

583

--

583

ALMONTE

6.100

--

6.100

AGUADULCE

6.744

--

6.744

AYAMONTE

6.450

--

6.450

ALBAIDA

21.658

--

21.658

ALMONASTER

--

--

--

BENACAZÓN

1.100

--

1.100

BADALATOSA

273

--

273

BORMUJOS

5.928

--

5.928

BOLLULLOS DEL CONDADO

800

1.780

2.580

BOLLULLOS DE LA MITACIÓN

--

--

--

BENAZUZA

2.250

930

3.180

BONARES

380

--

380

CORTELAZOR

4.841

--

4.841

CASTILLO DE LAS GUARDAS

3.907

3.907

7.814

CORTEGANA

1.273

--

1.273

CABEZAS RUBIAS

8.349

--

8.349

CALAÑAS

4.153

--

4.153

CONSTANTINA

4.095

--

4.095

CARTAYA

600

--

600

CUMBRES DE SAN BARTOLOMÉ

3.191

--

3.191

CASARICHE

2.499

--

2.499

CAÑETE LA REAL

1.410

--

1.410

CHUCENA

944

--

944

CASTILLEJA DEL CAMPO

473

--

473

CARRIÓN DE LOS CÉSPEDES

--

--

--

CASTILLEJA DE GUZMÁN

--

500

500

CASTILLEJA DE LA CUESTA

180

1.450

1.630

CAMAS

680

--

680

CORIA

1.700

1.749

3.449

CUMBRES MAYORES

1.286

2.000

3.286

CALA

--

--

--

CUMBRES DEL MEDIO

11.577

--

11.577

CAZALLA

--

--

--

CASTILBLANCO

2.219

--

2.219

CAMPOFRÍO

5.038

--

5.038

DOS HERMANAS

3.344

--

3.344

EL CASTAÑO

545

--

545

EL RONQUILLO

700

--

700

EL PEDROSO

1.016

--

1.016

EL GARROBO

976

1.113

2.089

EL BERROCAL

32.009

--

32.009

ESTEPA

1.200

--

1.200

ESPARTINAS

2.600

--

2.600

ENCINASOLA

175

--

175

EL ALMENDRO

7.000

--

7.000

ESCACENA DEL CAMPO

950

--

950

EL GRANADO

1.422

--

1.422

EL BODONAL

6.629

--

6.629

EL CERRO

3.360

--

3.360

EL CORONIL

1.051

3.300

4.351

FUENTE HERIDOS

9.032

--

9.032

FREGENAL

4.202

--

4.202

GUILLENA

2.576

--

2.576

GALAROZA

8.817

--

8.817

GIBRALEÓN

--

--

--

GILENA

--

--

--

GINES

--

--

--

GANDUL

9.070

--

9.070

GELBES

200

--

200

GERENA

4.170

--

4.170

HINOJOS

2.539

--

2.539

HIGUERA LA REAL

20.790

--

20.790

HUELVA

1.600

--

1.600

HUÉVAR

--

--

--

HELICHE

3.350

--

3.350

HIGUERA DE ARACENA

1.000

--

1.000

HERRERA

1.817

--

1.817

HINOJALES

336

--

336

JABUGO

3.486

--

3.486

LA ALGABA

--

--

--

LINARES

522

--

522

LA RINCONADA

--

--

--

LA NABA

2.600

--

2.600

LOS PALACIOS

1.242

--

1.242

LEPE

3.114

--

3.114

LA PALMA

986

--

986

LOS MOLARES

540

--

540

LUCENA DEL PUERTO

620

--

620

LA JARA

229

--

229

LA REDONDELA

180

--

180

MIRAXENIL

300

--

300

MOGUER

30.430

--

30.430

MORÓN

--

--

--

MAIRENA DEL ALAJARAFE

--

611

611

MAIRENA DEL ALCOR

3.815

--

3.815

MARCHENA

36.363

--

36.363

MANZANILLA

8.642

--

8.642

NIEBLA

887

--

887

OLBERA

3.040

--

3.040

OSUNA

40.238

--

40.238

OLIVARES

2.691

--

2.691

PUEBLA DE CAZALLA

7.679

--

7.679

PUEBLA DE GUZMÁN

130

--

130

PRUNA Y ALGAMITAS

955

--

955

PARADAS

14.700

--

14.700

PALOMARES

1.647

--

1.647

PILAS

840

--

840

PATERNA DEL CAMPO

7.286

--

7.286

PAIMOGO

12.160

--

12.160

PEDRERA

--

--

--

PUEBLA JUNTO A CORIA

2.986

--

2.986

QUEMA

--

450

450

ROCIANA

100

--

100

RODA

788

--

788

SANTIPONCE

1.386

--

1.386

SALTERAS

1.580

--

1.580

SANTA ANA LA REAL

777

--

777

SANLÚCAR DE GUADIANA

952

--

952

SANTA BÁRBARA

231

--

231

SIERRA DE LAS YEGUAS

400

--

400

SANTA OLALLA

891

--

891

SAN JUAN DEL PUERTO

1.747

--

1.747

SAN SILVESTRE DE GUZMÁN

380

--

380

SAN NICOLÁS DEL PUERTO

105

--

105

SAN BARTOLOMÉ DE LA TORRE

2.650

--

2.650

TOMARES Y SAN JUAN

--

--

--

VISO DEL ALCOR

6.018

--

6.018

VILLANUEVA DE LOS CASTILLEJOS

1.757

--

1.757

VILLAFRANCA

1.070

--

1.070

VALENCINA

--

--

--

VILLANUEVA DE LAS CRUCES

300

--

300

UMBRETE

1.987

--

1.987

VILLABLANCA

415

--

415

VILLANUEVA DEL ARISCAL

2.560

--

2.560

VILLARRAZA

4.162

--

4.162

VILLAMANRIQUE

2.837

--

2.837

VILLALBA

7.743

--

7.743

BEAS

6.689

--

6.689

UTRERA

90.056

--

90.056

ZUFRE

1.982

--

1.982

ZAHARA

1.982

--

1.982

PUEBLA DE ALGODONALES

3.159

--

3.159

ZALAMEA LA REAL

3.200

--

3.200

BILLAR

210

--

210

BUITRÓN

50

--

50

POZUELO

139

--

139

RIOTINTO

730

--

730

TERGADAS

408

--

408


NOTAS


1.-Sobre estos aspectos puede verse FERNÁNDEZ DE PINEDO, Emiliano, Alberto GIL NOVALES y Albert DÉROZIER: Centralismo, ilustración y agonía del Antiguo Régimen (1715-1833). Tomo VII de la Historia de España dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Madrid, Labor, 1980, pp. 220 y ss.

2.-Existe una amplia bibliografía sobre Pablo de Olavide y su época de entre la que queremos destacar dos obras claves: DEFOURNEAUX, Marcelín: Pablo de Olavide, el afrancesado. México, Editorial Renacimiento, 1965. AGUILAR PIÑAL, Francisco: La Sevilla de Olavide, 1767-1778. Sevilla, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1965.

3.-FERNÁNDEZ DE PINEDO: Ob. Cit., p. 233.

4.-La evolución de la población en Sevilla fue la siguiente: 1588: 120.559; 1655: 53.017; 1705: 73.584; 1750: 64.890; 1791: 85.014. Fuentes: DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio: Orto y ocaso de Sevilla. Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1991, págs. 159-160.- "La población en Sevilla a mediados del siglo XVII", Archivo Hispalense, T. LXXII, Nº 221. Sevilla, 1989, pág. 9. AGUILAR PIÑAL, Francisco: Historia de Sevilla, Siglo XVIII. Sevilla, Universidad de Sevilla, 1982, págs. 108-109. Plan y decreto de erección y dotación de curatos del Arzobispado de Sevilla. Sevilla, Imprenta del arzobispado, 1791.

5.-Sobre la reforma de la Universidad, llevada a cabo por Olavide, con el asesoramiento de un grupo de intelectuales, puede verse el completo estudio de AGUILAR PIÑAL, Francisco: La Universidad de Sevilla en el siglo XVIII. Estudio sobre la primera reforma universitaria moderna. Sevilla, 1969.

6.-SÁNCHEZ HERRERO, José: "Crisis y permanencia. Religiosidad de las cofradías de Semana Santa de Sevilla, 1750-1874", en Las cofradías de Sevilla en el Siglo de la Crisis. Sevilla, 1999, p. 48. Evidentemente la tradición de procesionar de noche estaba tan arraigada que muchas continuaron haciéndolo, mostrando las autoridades una gran permisividad. Por ejemplo en La Laguna, se informó que pese a la prohibición, "se ha disimulado sacar procesiones de noche...". HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel: "Las cofradías de Semana Santa en Canarias durante el siglo XVIII", Actas del III Congreso Internacional de Cofradías de Semana Santa, T. I. Córdoba, 1997, p. 146.

7.-SÁNCHEZ HERRERO: Ob. Cit., p. 49.

8.-IBIDEM, p. 47.

9.-AGUILAR PIÑAL: Historia de Sevilla...Ob. Cit., pág. 301. SÁNCHEZ HERRERO: Ob. Cit., p. 47.

10.-Concretamente hacía alusión a la prohibición cursada por el Consejo de Castilla para que no se realizase la procesión de la Virgen de la Consolación de Utrera el 8 de septiembre. Todas estas ideas están extraídas de una carta transcrita en el apéndice I.

11.-IBIDEM.

12.-IBIDEM.

13.-Sobre esta cuestión puede verse el trabajo de ROMERO MENSAQUE, Carlos José: "Las actitudes religiosas de los cofrades sevillanos en las hermandades de penitencia del siglo XVIII", Actas del III Congreso nacional de cofradías de Semana Santa, T. I. Córdoba, 1997, pág. 179.

14.-IBIDEM.

15.-FERNÁNDEZ DE PINEDO: Ob. Cit., p. 235.

16.-SÁNCHEZ HERRERO: Ob. Cit., p. 47.

17.-FERNÁNDEZ DE PINEDO: Ob. Cit., p. 241.

18.-Archivo Histórico Nacional (AHN), Consejos 7097, Nº 22.

19.-AGUILAR PIÑAL: Historia de Sevilla...Ob. Cit., p. 301. SÁNCHEZ HERRERO: Ob. Cit., p. 48. MARTÍN RIEGO, Manuel: "Sevilla de las Luces", en Historia de la Iglesia en Sevilla. Sevilla, 1992, p. 607.

20.-Véase el apéndice I.

21.-AGUILAR PIÑAL: Historia de Sevilla...Ob. Cit., pág. 301. SÁNCHEZ HERRERO: Ob. Cit., pág. 48. MARTÍN RIEGO, Manuel: "Sevilla de las Luces", en Historia de la Iglesia en Sevilla. Sevilla, 1992, p. 607.

22.-Véase el apéndice I.

23.-IBIDEM.

24.-FERNANDEZ DE PINEDO: Ob. Cit., p 17.

25.-IBIDEM, p. 17.

26.-Véase el apéndice documental.

27.-LÓPEZ FERNÁNDEZ, Rafael: Apuntes históricos de las hermandades de penitencia de Marchena. Sevilla, 1995.

28.-Tan sólo hemos contabilizado los habitantes de aquellas vicarías recogidas en la información de la intendencia. Los datos están extraídos básicamente del Libro de Curatos del Arzobispado de Sevilla. Sevilla, Imprenta del arzobispado, 1791. Para el caso de la capital hemos utilizado además nuestro trabajo: "La población en Sevilla a fines del siglo XVIII", I Jornadas de Demografía Histórica de Andalucía. Cádiz, 1992, inédito.

29.-CANDAU CHACÓN, María Luisa: Iglesia y sociedad en la campiña sevillana: la vicaría de Écija (1697-1723). Sevilla, Diputación Provincial, 1986, p. 87.

30.-MARTÍN RIEGO: Ob. Cit., p. 607.

31.-El Domingo de Ramos: los Servitas (Parroquia de El Salvador) y Dulce Nombre de Jesús (Iglesia de Santo Domingo). El Miércoles Santo: la Oración del Huerto (parroquia de Santiago) y la de los Milagros (convento de San Francisco). El Jueves Santo: la Coronación de Espinas (parroquia de El Salvador), la Veracruz (convento de San Francisco), la Columna (parroquia de Santiago), la Humildad y Paciencia (Santiago). El Viernes Santo: de madrugada Jesús Nazareno (parroquia de San Bartolomé), Expiración (parroquia de San Blas), Angustias (convento de San Francisco), Sentencia (iglesia de San José) y Santo Entierro (iglesia del Carmen). MAZA FERNÁNDEZ, Fernando de la: "La Semana Santa en Carmona a fines del Antiguo Régimen", Boletín del Consejo de Hermandades y Cofradías de Carmona. Carmona, 1993, s/p.

32.-En el listado de hermandades de Carmona figuran además de un sin fin de advocaciones nada menos que 8 hermandades de Ánimas y 10 hermandades Sacramentales, incluida la de Guadajoz. Sobre esta cuestión puede verse LERÍA, Antonio: Cofradías de Carmona. De los orígenes a la Ilustración. Carmona, 1998.

33.-Aunque por desgracia, no tenemos en estos momentos los datos exactos. Sin embargo sirva de ejemplo que en un cuadro confeccionado sobre las cofradías jerezanas con propiedades urbanas figuraban nada menos que 15, a saber: Hermandad de la Santa Caridad, las Hermandades de Ánimas de la Colegial, de San Lucas, de San Miguel, de San Dionisio, de San Juan y de Santiago, la de la Veracruz, las del Santísimo Sacramento de San Marcos, San Dionisio y San Miguel, la hermandad de Pobres, la cofradía del Dolor, la hermandad de Dios de Santiago y la de Redención de Cautivos. LOZANO SALADO, María Dolores: "Cofradías y hermandades propietarias en Jerez a principios del siglo XIX", Gremios, hermandades y cofradías, T. I. San Fernando, 1991, p. 136.

34.-Dichas cofradías eran las siguientes: La Veracruz, Nuestra Señora del Rosario, el Santísimo Sacramento, dos del Dulce Nombre de Jesús -una en Santa María la Blanca y otra en el convento de San Francisco-, el Santo Entierro, las Ánimas, Jesús Nazareno, la Orden Tercera de los Dolores, San Nicolás de Tolentino, San José, San Cristóbal, la Inmaculada Concepción, la de San Lorenzo -ubicada en la ermita del mismo nombre- , y finalmente la de la Caridad. Véase mi libro: La Campana: noticias históricas. Sevilla, 1998, pp. 83 y ss.

35.-El desgloses de los vecinos por vicarías era el siguiente: Vicaría de Cantillana 1.195; Villamartín 590; Teba 2.503; Lebrija 1.720; el Puerto de Santa María 4.500; Sanlúcar de Barrameda 4.094; Rota 1.655; Palma 766; Bornos 1.425; Fuentes 1.500 y Arahal 1.589. Libro de Curatos..., Ob. Cit.

36.-Para transformar los vecinos hemos utilizado en esta ocasión el coeficiente cuatro, pese a que para la capital hispalense otros autores, como Aguilar Piñal, utilizaron el cinco. Véase AGUILAR PIÑAL: Historia de Sevilla...Ob. Cit., p. 108. Él lo justificaba en la leve reducción de la mortalidad que se empieza a experimentar ya desde mediados de la centuria. Para áreas rurales de la Baja Extremadura se han llegado a demostrar coeficientes incluso de tres debido fundamentalmente a la alta mortalidad infantil. Véase, por ejemplo, mi trabajo: "Nuevos aportes a la historia de la demografía extremeña: el censo de Barcarrota de 1538", Revista de Estudios Extremeños T. L. Badajoz, 1994, p. 583.

37.-Sobre esta cuestión terminológica puede verse FERNÁNDEZ DE PAZ, Esther: "Discusiones terminológicas sobre hermandad y cofradía", en Gremios, hermandades y cofradías, T. II. San Fernando, 1991, pp. 161-167.

38.-IBIDEM, p. 161.

39.-YOPAT FERNÁNDEZ, Fernando: "Aproximación histórica al origen de la V.O.T. Servita de Carmona", Boletín del Consejo de hermandades y cofradías de Carmona. Carmona, 1994, s/p.

40.-El número de hermandades y cofradías no aparece bien cuadrado. Cuando se estableció el número total de corporaciones del arzobispado salieron 1.094 en total y analizando las mismas según su aprobación suman 1.109, es decir, 15 más. Se trata de una muestra más de la escasa precisión con la que fue elaborado por el Asistente de Sevilla el cuadro estadístico.

41.-MARTÍN RIEGO: Ob. Cit., p. 607.

42.-En el documento no se especifica la moneda aunque por descarte de las demás suponemos que se trata de reales.

43.-Véase el apéndice IV.

44.-CANDAU CHACÓN, María Luisa: "Hermandades y cofradías en la Sevilla rural del XVIII: el asociacionismo religioso y sus devociones", en Gremios, hermandades y cofradías, T. I.San Fernando, 1991, p. 128.

45.-MIRA CABALLOS, Esteban y Fernando de la VILLA NOGALES: Carmona en la Edad Moderna. Arte y religiosidad, población y emigración a América. Sevilla, Excmo. Ayuntamiento de Carmona- Muñoz Moya Editor, 1999.

46.-En este caso debe haber un error en el cuadro elaborado por la intendencia de Sevilla porque en Linares se señala la existencia de dos cofradía, que sin embargo, no se especifica que forma de aprobación tuvieron.

47.-Estas cifras hay que tomarlas con mucha precaución no sólo porque hubo ocultaciones premeditadas sino porque hay errores de bulto en la misma tabla. En ocasiones, pueblos cuyas hermandades no declaran tener rentas ni limosnas indican posteriormente, en abierta contradicción, que los costes de sus fiestas se pagaban a costa de sus rentas o de las limosnas. Finalmente hay columnas, como la que se intitula "las que se disponen con uno y otro", en las que el copista por error corrió verticalmente los datos un puesto o dos. Así las cifras de cada pueblo hay que buscarlas en los atribuidos al pueblo posterior.

48.-En este epígrafe aparecen las rentas de algunas hermandades en las que se ingresaban rentas y limosnas sin distinción.


UNA OBRA DESCONOCIDA DEL ESCULTOR PEDRO DE HEREDIA (1550)

 

          Como es bien sabido Pedro de Heredia fue un escultor que desarrolló su labor en la capital hispalense entre el segundo y el tercer tercio del siglo XVI, disfrutando de un notable reconocimiento en su época -a juzgar por las numerosas obras que contrató-. Sin embargo, debido fundamentalmente a la pérdida de la mayor parte de su producción artística, su figura ha quedado relegada a un velado segundo plano. Ya escribió hace algunas décadas el profesor Hernández Díaz que Pedro de Heredia era uno más de una pléyade de maestros que laboraron en el retablo mayor de la Catedral Hispalense y que "están a la espera de la identificación de sus respectivos trabajos"1. Sirva, pues, este pequeño estudio para añadir una escultura más a su quehacer artístico.

 

1.-BREVE RESUMEN BIOGRÁFICO

          Aprovechando la ocasión que supone aportar una nueva obra al catálogo de Pedro de Heredia queremos trazar un pequeño perfil sobre este escultor de la Sevilla del Quinientos.

          En cuanto a su fecha de nacimiento la ignoramos totalmente, aunque es probable que sucediera en algún momento de la década de los veinte. Lo que sí tenemos claro es que desde que llegó a Sevilla residió casi permanentemente en el barrio de la Magdalena, pues tanto en el documento de 1550 que ahora hemos desempolvado nosotros, como en otros de 1555 y 1575 se declaraba vecino de esta collación sevillana2. No obstante es probable que durante algunos años viviese en el barrio de San Miguel, donde sabemos que en 1558 se remató una mejora en el precio de unas casas que disfrutaba el escultor en esta zona, propiedad del Deán y del Cabildo de la Catedral3.

          Por lo demás tenemos noticias de su aprendizaje junto al escultor, de origen francés, Diego Guillén Ferrant4, por lo que su formación estuvo dentro de la tradición flamenca de la escuela sevillana. Heredia debió figurar en el taller de Guillén en los años comprendidos entre 1533 en que este escultor se afinca en Sevilla y 1541 fecha en la que lo encontramos ya contratando obras por cuenta propia5.

          A continuación expondremos brevemente las principales labores que se le han identificado documentalmente a este maestro: En 1541 nos consta que ejecutó, en colaboración con Francisco de Saavedra, el tabernáculo de Nuestra Señora de la iglesia de San Pedro de Sevilla por una cuantía de 20 ducados6. Al año siguiente se concertó con el batihoja Alonso Fernández, vecino de Sevilla, para realizarle un pequeño retablo de madera7.

          Entre 1542 y 1549 transcurre un periodo en el que desconocemos la actividad del maestro, pues, la obra siguiente de la que tenemos noticia no la contrata hasta 1550. Concretamente en este año talló el tabernáculo de Nuestra Señora de la iglesia de San Pedro de Carmona por un precio total de 12 ducados y medio8.

          A lo largo de la década de los cincuenta y primeros años de los sesenta van a ser años muy fructíferos para Heredia, pues, aparece reiteradamente colaborando en la conclusión del retablo mayor de la catedral Hispalense. No tenemos certeza absoluta de las labores concretas que realizó Heredia en esta auténtica máquina retablística, aunque Araujo le atribuyó los relieves de la Transfiguración del Señor y la Historia de los cinco panes9. A estos relieves habría que unir al menos las figuras de San Miguel y San Jorge que realizó en 1555 para los pilares del mencionado retablo de la catedral Hispalense10.

            Cinco años después, es decir, en 1555, fue contratado por la fábrica de la iglesia de Santa Lucía de Sevilla para la ejecución de una imagen de Nuestra Señora por un precio de 20 ducados11. 

          Nuevamente tenemos un vacío documental en la década que transcurre desde 1555 a 1565, donde tan sólo nos constan algunas referencias a algunas labores menores en el retablo mayor de la Catedral.

          Será, pues, en 1566 cuando de nuevo encontremos a Heredia trabajando en una obra de cierta envergadura. Concretamente la fábrica de la parroquia de San Blas de Carmona le encargó tanto el tabernáculo de Nuestra Señora como "las imágenes de "Nuestra Señora y San Sebastián y San Roque y Dios Padre y la Resurrección de talla"12. La talla del conjunto escultórico se prolongó durante varios años, pues, no fue asentado en la iglesia hasta febrero de 156913.

          Y finalmente la última documentada de Pedro de Heredia es un Cristo Resucitado sobre un sepulcro de madera que realizó en 1575 para la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Arcos de la Frontera14. Se trataba de una imagen de reducido tamaño, debiendo medir ocho cuartas y el sepulcro, media vara de altura, todo ajustado en un precio de 25 ducados15.

          Desconocemos cualquier referencia a su vida y obra con posterioridad a esta fecha. Habida cuenta que en 1541, fecha en la que realiza su primera obra de envergadura, debía tener como mínimo unos 20 o 25 años, en 1575 debía estar como mínimo en torno a los 60 años, desconociendo por el momento la fecha exacta de su fallecimiento.

          Y para finalizar con este breve resumen biográfico, debemos decir que desconocemos si dejó discípulos dentro de la escuela sevillana. En cualquier caso en 1617 encontramos a un ensamblador de retablos, vecino de Sevilla, llamado Gaspar de Heredia que bien pudo haber sido un vástago del propio Pedro de Heredia.

 

2.-EL CRUCIFICADO PARA LA HERMANDAD DE LA CONCEPCIÓN

          A continuación comentaremos la nueva obra de Pedro de Heredia documentada por nosotros entre los legajos del Archivo Histórico Provincial de Sevilla16. Concretamente se trata de un Crucificado de tamaño académico -debía medir ocho palmos- contratado ante el escribano público de Sevilla, Andrés de Toledo, el 18 de noviembre de 1550, con destino a la cofradía de la Concepción de la iglesia de San Juan de Palma17. El contrato fue protocolizado entre el propio escultor y un platero, vecino de la collación de San Vicente, llamado Pedro Sánchez, como prioste que era de la citada corporación. El precio total de la efigie se estipuló en 20 ducados que debían ser abonados en dos pagas, a saber: 6 ducados en el mismo momento de la firma del contrato y los otros 14 ducados una vez entregase el Crucifijo "bueno y bien acabado sin falta ni tacha alguna..."18. El plazo de entrega se fijo en más de cuatro meses, pues, se estableció exactamente que fuese "quince días andados de la Cuaresma próxima que viene..."19.

          Por desgracia este "Crucifijo", al igual que la mayor parte de la producción de Heredia, no se ha conservado hasta nuestros días. Probablemente ni tan siquiera llegó a este presente siglo, pues, ni aparece en las descripciones anteriores a la Guerra Civil ni entre las obras destruidas durante este desgraciado periodo histórico20.

          Por lo demás este manuscrito vuelve a poner de manifiesto la importancia que tenía en Sevilla la devoción a la Purísima Concepción con anterioridad a la llamada "explosión Concepcionista" de principios del siglo XVII21. Desconocemos la fecha de fundación de esta hermandad aunque lo que sí queda claro es que debía ser al menos pre-tridentina. Por tanto queremos reiterar que la existencia de hermandades Concepcionistas en la Sevilla de la primera mitad del Quinientos demuestra el posible origen bajomedieval de esta advocación.

 

APÉNDICE DOCUMENTAL

 

Contrato de un Crucificado para la cofradía de la Concepción de la iglesia de San Juan de Palma, Sevilla, 18-XI-1550

 

          "Sepan cuantos esta carta vieren como yo Pedro de Heredia, entallador vecino de esta ciudad de Sevilla en la collación de la Magdalena, otorgo y conozco que soy convenido y concertado con vos Pedro Sánchez, platero, vecino de esta dicha ciudad en la collación de San Vicente que estáis presente, en tal manera que yo me obligo de vos hacer un Crucifijo al natural de madera hueco bueno bien hecho en el que se ha de recibir que tenga ocho palmos de largo el cual es para la cofradía de la Concepción de San Juan de la Palma de esta ciudad de que vos sois prioste el cual me obligo de dar hecho y acabado de todo punto para quince días andados de la Cuaresma primera que viene, dándome vos el dicho prioste por lo hacer 20 ducados de que recibí de vos luego seis ducados de oro de que me doy por contento y pagado a mi voluntad y cerca del recibo y entrego de ellos renuncio la ejecución como en ella se contiene. Y los otros catorce ducados me los paguéis luego que os entregare hecho el dicho Crucifijo el cual vos daré bueno y bien acabado sin falta ni tacha alguna y si la tuviere que yo sea obligado a vos hacer otro que no la tenga. Y prometo y me obligo de cumplir lo que dicho es, no ir ni venir contra ellos so pena de 5.000 maravedís que me obligo a vos dar y pagar si así no lo cumpliere con más todas las costas que sobre ello hiciéredes y la dicha pena pagada...

          En diez y ocho días del mes de noviembre de mil y quinientos y cincuenta años y no firmaron de sus nombres y fueron presentes Martín Moreno y Diego de Juan en presencia de mi el escribano público y Hernando de Heredia".

(A.P.S. Andrés de Toledo, 1550)


1HERNÁNDEZ DÍAZ, José: Imaginería Hispalense del Bajo Renacimiento. Sevilla, C.S.I.C., 1951, p. 13.

2    Apéndice documental. HERNÁNDEZ DÍAZ: Ob. Cit., p. 45.-LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: Desde Jerónimo Hernández hasta Martínez Montañés. Sevilla, 1929, p. 47.

3    GIMÉNEZ FERNÁNDEZ: El retablo mayor de la Catedral de Sevilla y sus artistas. T I de los Documentos para la Historia del Arte en Andalucía. Sevilla, 1927, pp. 50-51.

4    ARAUJO GÓMEZ, Fernando: Historia de la escultura en España desde principios del siglo XVI hasta fines del XVIII y causas de su decadencia. Madrid, 1885, p. 112.

5    Sobre la figura de Diego Guillén pueden verse algunas referencias en PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel: El retablo sevillano del Renacimiento: Análisis y evolución (1560-1629). Sevilla, Diputación Provincial, 1983, pp. 115-118.

6    GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel: Ob. Cit., p. 40.

7    HERNÁNDEZ DÍAZ, José: Arte y artistas del Renacimiento en Sevilla. Tomo VI de Documentos para la Historia del Arte en Andalucía. Sevilla, 1933, p. 45.

8    VILLA NOGALES, Fernando de la y Esteban MIRA CABALLOS: "La antigua capilla del sagrario en la iglesia de San Pedro de Carmona", Archivo Hispalense, T. LXXIV, Nº 226. Sevilla, 1991, p. 178.

9    ARAUJO: Ob. Cit., p. 112.

10    GIMÉNEZ FERNÁNDEZ: Ob. Cit., p. 31.

11    HERNÁNDEZ DÍAZ: Ob. Cit., p. 45.

12    La pintura de las imágenes y el dorado del tabernáculo quedó a cargo de Andrés Morín y Álvaro de Ovalle. VILLA NOGALES, Fernando de la y Esteban MIRA CABALLOS: Documentos inéditos para la historia del arte en la Provincia de Sevilla. Sevilla, 1993, p. 99-101.

13    Ibídem.

14    LÓPEZ MARTÍNEZ: Ob. Cit., pp. 47-48.

15    Ibídem.

16    Hasta donde nosotros hemos podido indagar este documento permanecía inédito, pese a que estaba localizado unos folios detrás de un documento, referente al pintor Hernando de Esturmio, que fue publicado íntegramente por Hernández Díaz. Se trata de un documento muy escueto y de difícil lectura por lo que, o bien, no interesó en su momento, o bien, se les pasó a los investigadores que hace unas décadas se afanaron en rescatar documentación artística del siglo XVI.

17    Véase el apéndice documental.

18    Ibídem.

19    Ibídem.

20    HERNÁNDEZ DÍAZ, José y Antonio SANCHO CORBACHO: Estudio de los edificios religiosos y objetos de culto de la ciudad de Sevilla saqueados y destruidos por los marxistas. Sevilla, 1936, pp. 127 a la 135.

21    DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio: Historia de Sevilla. La Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1984, p. 240.

ESTEBAN MIRA CABALLOS

(Artículo publicado en la Revista del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla)

EL SANTO ENTIERRO GRANDE DE SEVILLA EN 1729

 

Por Esteban Mira Caballos

 

 

Teníamos constancia fehaciente del desfile procesional del Santo Entierro en 1729 por la descripción que de él ofreció en el siglo XIX, Félix González de León1. Para dicha descripción se basó en un impreso que no identificó, que resumió y en el que además introdujo algunas imprecisiones, e incluso, algún error.

Hace unos meses estando en la Biblioteca Nacional cayó en nuestras manos dicho impreso2. Por ello hemos creído oportuno transcribir la descripción completa y ofrecer asimismo algunos comentarios adicionales. Se dice al comienzo de la relación que el motivo de su publicación era que muchas personas que no pudieron acudir al desfile supiesen de su grandeza. Al parecer era costumbre de la corporación sacar una narración impresa de sus cortejos procesionales, pues, así se afirma al comienzo de la relación.

Para nosotros, el resumen que hizo González de León es válido para conocer los componentes que hicieron el desfile. Sin embargo omitió, por ejemplo, aspectos que hoy nos podrían parecer importantes como la descripción de los tres pasos que participaban en el desfile: el de la Santa Cruz, el del Santo Sepulcro y, finalmente, el de la Virgen de Villaviciosa. Asimismo no se detuvo en la descripción de las 12 sibilas que acompañaban al cortejo y que portaban interesantes mensajes.

Se trataba realmente de un cortejo ampuloso, magnánimo pero quizás también excesivo y hasta grotesco. Era probablemente la más genuina y ampulosa manifestación callejera de fe de la Sevilla Moderna, esencia pura de la doctrina contrarreformista.

Sin más, dejemos paso a las propia voz de la época, con sus elocuencias, sus expresiones y sus grandilocuencias.

 

DESCRIPCIÓN DEL MODO EN QUE EJECUTÓ SU ESTACIÓN LA COFRADÍA DEL SAGRADO ENTIERRO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE VILLAVICIOSA, sita en su capilla del monte Calvario cerca de la Puerta Real, extramuros de esta nobilísima ciudad de Sevilla, Viernes Santo, 15 de abril a las tres de la tarde de este año de 1729. Hallándose presentes para verla en su tribuna en la santa iglesia patriarcal los señores reyes católicos don Felipe Quinto y doña Isabel Farnesio (que Dios guarde) acompañados de los señores príncipes de las Asturias, don Fernando y doña María Bárbara: y los serenísimos señores infantes don Carlos I, don Felipe, asistidos de los ilustrísimos señores deán y cabildo de dicha santa iglesia, y de su corte y grandeza.

Dedicado a la real, piadosa, y grande majestad de nuestro rey el señor Felipe V, el animoso Rey de las Españas, hermano mayor de dicha hermandad.

 

Para que la devoción de los fieles a tan piadoso espectáculo, que no pudo concurrir a verlo, logre parte de esta dolorosa representación, acordó la hermandad se imprima la relación de su Estación en la forma, que otros años se ha ejecutado.

Daba principio el muñidor de la hermandad con su ropa talar de damasco morado, franjeada de plata con una campanilla de plata, y escudo del mismo metal, esculpidas de relieve las armas de la cofradía, que son un sepulcro, y tres cruces.

Iban a sus lados dos clarines sordinas con túnicas de Nazarenos, y en ellos banderolas de tafetán negro, pintadas por la una parte la Santísima Cruz, y dos escaleras arrimadas a los brazos, y por la otra el Santo Sepulcro con tres cruces.

Continuaban, haciendo lugar, para que pudiese seguir sin confusión la procesión en tan numeroso concurso, cuatro diputados con sus varas, y escudos de plata en ellas con las armas de la Hermandad, que lo fueron D. Diego Silvestre, D. José Malaver, D. Gerónimo López, y D. Manuel de Silva: a cuyo celo se debió haberse formado con toda orden en el distrito desde la capilla hasta la plaza del Duque de Medina-Sidonia.

Seguían niños3 de la Doctrina con opas, y roquetes, cada uno con un cirio amarillo de seis libras, y un maestro eclesiástico, que los gobernaba.

Continuaban veinticuatro hermanos en traje militar de negro con hachas amarillas, asistiendo al estandarte verde de damasco con cruz blanca de lo mismo (primera insignia de la cofradía) cruz, y vara de plata, cordones, y borlas verdes, y oro: lo llevaba nuestro hermano D. Fernando de Mendoza, escribano segundo de la Hermandad; le acompañaban dos diputados con sus varas, con insignias como los antecedentes, que lo fueron D. Gregorio Villegas, y D. Francisco Díaz.

Proseguían cincuenta hermanos en el mismo traje militar y con hachas amarillas como los antecedentes; y finalizaba la Manguilla de terciopelo negro, cruz, vara, columnas, tarjetas, remates, frisos, y puntas todo de plata: y la llevó D. Francisco González, nuestro hermano.

Después treinta hermano en el mismo traje, y con luces amarillas como los antecedentes; finalizando el estandarte negro con cruz roja, todo de raso liso, cruz y vara de plata, cordones, y borlas negro, y plata: y lo llevó D. Pedro García Barrio, escribano primero de la cofradía.

Asimismo proseguían veinte hermanos con hachas amarillas como los anteriores, y copia de ministriles, tocando en canción fúnebre, y dos eclesiásticos con dalmáticas con dos incensarios; y dos clarines sordinas como los antecedentes. Venía al cuidado de los hermanos D. Luis de Bilches, fiscal primero, y D. Francisco Ortiz Reyes, fiscal segundo, todo este cuerpo de cofradías; y traían sus varas con escudos como los antecedentes, y gobernaban el paso de la Santísima Cruz, que iba en este lugar; y se compone de urna de talla dorada con sus remates, y tarjetas, en que están repartidos atributos de la pasión de relieve con el estofado correspondiente; y sobre ella un elevado monte, símbolo del Calvario, que sirve de peana a la Santísima Cruz, a cuyos brazos llegan dos escaleras, que estriban sobre el monte, figurando las que sirvieron para bajar el cuerpo del Señor, todo verde y oro, cruz con toalla alba; al pie de la muerte, imitada en un esqueleto al natural, sentada sobre un mundo, humillada, la mano derecha en la mejilla; y el la siniestra la guadaña, y a la diestra bajada del árbol de la cruz un sendal de tafetán negro con esta inscripción en letras de plata: mors mortem superavit. Delante de este cadáver iba una serpiente con una manzana en la boca, a las esquinas cuatro hachas amarillas, faldones negros con guarniciones doradas, que ocultaban treinta hombres de fuerza, que lo conducían, y uno en los exterior que lo gobernaba.

Continuaban sesenta hermanos4 con hachas blancas, y en el mismo traje militar de negro, dos clarines sordinas, como los antecedentes, y dos diputados como los otros para su gobierno, que lo fueron D. Pedro de Nabia, y D. Ignacio Ribero.

Seguía la compañía de banderas, que marchó de capitán D. Pedro Álvarez, nuestro hermano, armado de armas blancas, todos los treinta y seis soldados con banderas arrastrando, y mantos capitulares de tafetán negro, todos con coletos largos, bandas, y cabos negros, botines blancos, uniformes: todos los cabos armados según el Capitán, y con todo lucimiento. Luego que oscureció, llevaron luces en las manos, que se tuvieron de prevención para ello por la hermandad: seguían veinte hermanos en el mismo traje, y con luces como los antecedentes.

Seguía otra compañía de armados con el mismo traje, sin mantos, ni banderas, solo con picas arrastrando: y así en una como en otras banderas negras con cruz roja, cajas enlutadas, destempladas, y los que las llevaban, y los pífanos vestidos de negro.

Seguía la mujer Verónica vestida a proporción de su oficio, bien prendida, con el adorno correspondiente de diamantes, y oro, con toca, y sendal de encaje negro, sobrepuesto, una bandera con un pelícano con sus polluelos, dándoles u sangre en escudo de plata, y encima con letras de oro este mote: similis factus sum pelicano solitudinis. Pfalm. 101. Y a la parte interior este otro: livore ejus sanati sumus. Ifai. Cap. 53. Y en el reverso las armas de la cofradía.

Después las sibilas, que se adornaban en primoroso traje, cada uno al uso de su provincia; pero emulándose en joyas, y preseas de los mejores tisues, ricamente vestidas doce niñas hermosas, de distintas edades hasta ocho años, por la serie, y orden que profetizaron.

1.-La primera una tarjeta al hombro izquierdo, que decía PÉRSICA, y un velo blanco con este mote: El Celestial Redentor/ al mundo descenderá/ cuya Madre vestirá/ velo de niveo candor.

2.-LYBICA, de color negro con su tarjeta como la antecedente, y su nombre en ella, y unos rayos de luz con esta cifra: Manifestará el Señor/ la luz; y de los profetas/ las profecías completas/ cesará el firme clamor.

3.-DELPHICA; adornada con todo primor como las antecedentes con su tarjeta, y en ella un Niño Dios recién nacido, y esta inscripción: Sin consoción varonil/ de una Virgen singular/ nacerá un profeta a dar/ la muerte a la culpa vil.

4.-CUMEA, adornada en la misma forma, y su tarjeta una estrella, y este jeroglífico: La estrella maravillosa/ por un Niño brillará; y el Mago la ofrecerá/ triple ofrenda misteriosa.

5.-ERITREA con una trompeta del Juicio, que descifraba en esta forma: Con majestad soberana/ el mismo Rey celestial/ en el juicio universal/ descenderá en carne humana.

6.-SAMIA con el símbolo de una mula, y un buey, figurados de rodilla, y esta explicación: De una Virgen nacerá/ pobre el Señor soberano,/ y la adoración muy ufano/ el bruto le rendirá.

7.-CUMANA, y en el escudo una imagen de Cristo Señor nuestro resucitado, y esta redondilla: El hado acerbo, mortal/ sufrirá el Señor tres días;/ y después con alegrías/ verá el reino celestial.

8.-HELESPONTICA, delineada en la tarjeta la Anunciación, y la letra dice así: Se confirmará en el cielo/ el consejo del Señor/ La más virginea flor (sic)/ se anunciará su consuelo.

9.-PHRYGIA, representaba un retrato del Eterno Padre con espada desnuda como para castigo; y mediando su santísimo Hijo, decía: Vio al Señor enojado/ con los hombres; pero ya/ a su Hijo enviará/ a redimir el pecado.

10.-TIBURTINA, y una imagen de María Santísima Nuestra Señora con su santísimo Hijo en los brazos, dándole el preciosísimo néctar de su virginal Pecho, y este mote: O feliz aquella Madre,/ cuyos pechos cristalinos/ alimentarán Divinos/ al verbo eterno del Padre.

11.-AGRIPA figuraba en su escudo a Cristo nuestro bien, conversando con los hombres, con esta descripción: De una Madre nacerá/ el mismo Dios, y Señor; y en traje de pecador/ en carne conversará.

12.-CIMEA traía en su tarjeta las sacratísimas imágenes de Jesús, María, y José con la asistencia del Espíritu Santo en forma de Paloma, y letra que decía: Prodigio, que al mundo asombre/ se examinará en María,/ de quien con soberanía/ nacerá Dios hecho hombre.

A la muchedumbre del concurso no siguieron la estación alguna de ellas, que se afligieron y corrieron con la gente, que las perseguía.

Seguía una compañía de cuarenta y seis niños soldados con su paje de gineta, siendo capitán de ellos don Juan Canales, con tal primor, y arte, que pudieron emular a los que iban delante, todos uniformes, coletos largos, bandas, corbatines negros, bien guarnecidos, y alhajados todos los morriones; no faltándoles todas las circunstancias, así en lo bien armados, como en el que marchó del alférez don Antonio Caballero, con bandera negra; llevando sus granaderos de guardia, con escopetas; todos los soldados picas arrastrando, un chico con clarín sordina, dos con caja enlutada, y pífano, con libreas negras, franjeadas de plata: todos con botines blancos, y en todo uniformes; más que lo que su edad podía manifestar, políticos y cortesanos, dando admiración: iban a trechos, cuidando estos niños para su resguardo cuatro diputados como los antecedentes, que lo fueron D. Manuel Rodríguez, D. José López, D. Juan de la Rosa, y D. Juan López: todos tuvieron sus luces, luego que oscureció.

Después treinta hermanos con luces, como los antecedentes. Continuaba una compañía de cincuenta y dos niños con su paje de gineta, los siete ángeles príncipes, siendo capitán de todos un niño, que representaba a San Miguel, que fue D. Zeferino de Angulo: este iba armado con todas las armas, con bastón, y rodela, y ricamente adornado, como a quien representaba, manto azul tendido, guarnecido de plata, y en lo demás uniforme a seis, que le hacían escolta, en las rodelas las letras: quis sicut Deus?. Los seis armados de petos, espaldares, morriones, y brazaletes, picas arrastrando, toneletes negros, guarnecidos de plata, botines bordados de plata, tan iguales, que bien demostraban ser uniforme, los mantos de ricos tisues cogidos, y después los siete, que seguían, llevaban de cabo a San Gabriel, y tenía este su tarjeta con su nombre, que decía: Gabriel fortitudo Dei. Todos uniformes, como los antecedentes, y con túnicas rojas, y guirnaldas muy vistosas, y picas arrastrando, astón el príncipe. Después otros siete ángeles, siendo cabo san Rafael, uniformes como los antecedentes, túnicas doradas, y plata, tarjeta, que decía: Raphael medicina Dei. Picas arrastrando, y mantos cogidos. Continuaban otros siete ángeles, llevando por jefe a san Uriel, con uniforme igual a los otros, túnicas azules, y plata, tarjeta con esta cifra: Uriel ignis Dei, y todos en la misma postura que los anteriores.

Seguía uno de alférez, que fue D. José de la Rosa con armas de plata como San Miguel, manto negro guarnecido de plata, y tendido, bandera negra con cruz roja, y junto dos niños con caja enlutada, y destemplada, pífano, vestidos de negro franjeado de plata. Después iban otros siete llevando por capitán a San Sealtiel, todos uniformes, y túnicas naranjadas, y plata, mantos cogidos, guirnaldas, picas arrastrando como los demás, con su tarjeta, que decía: sealtiel oratio Dei. Continuaban otros siete, presidiendo San Jeudiel, uniformes como los demás, túnicas verdes, guirnaldas, y picas arrastrando, tarjeta con estas letras: Jeudiel mira Dei. Continuaban otros siete, siendo caudillo San Barachiel, uniformes con los otros, túnicas pajizas, y plata, guirnaldas, y picas, del mismo modo, que los demás, tarjeta, que decía: Barachiel benedictio Dei. Cuya compostura era de admiración, y más su cortés política para con todos.

Iban repartidos, asistiendo a estos niños, cinco diputados en la misma forma, que los antecedentes, que lo fueron D. Diego Cavero, clérigo de menores, D. José Canales, D. Juan de Andrade, D. Francisco Díaz, y D. Rafael Platas. Continuaban veinte hermanos con luces como los anteriores.

Seguían cuatro niños pequeños, sus edades hasta cinco años, representando cuatro doctores de la Iglesia, cada uno en el traje que le correspondía, vistosa, y ricamente adornados, cuyo aseo, y solicitud en tan lucidas escuadras se debió a los diputados D. Diego Cavero, clérigo de menores, y D. Diego Laureano Cabezas, en quienes la hermandad confió todo el mayor lucimiento en esta parte de sumo trabajo.

Iban en este lugar las tres comunidades del Real, y militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, Casa Grande, Colegio, y convento de Señor San José, que es de la más estrecha observancia, interpolados, y con estolas negras en crecido número, con velas en las manos, como todos. Continuaban las cruces de las parroquias, presidiendo la de Señor San Vicente (en cuya collación está la capilla) con el diácono revestido, y dos ciriales de plata. Seguía el clero de dicha parroquial de San Vicente, y doce cirios de siete libras blancos, que los llevaban eclesiásticos con sobrepellices.

Iba una tropa de voces, y ministriles cantando: In exitu Israel de Egypto. Y en varios sitios motetes a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y después ocho eclesiásticos con dalmáticas, incensarios y ciriales de plata cuatro, que llevaban clérigos con sobrepellices. Iban rodeando el paso del Señor sacerdotes revestidos con casullas negras, e inmediatamente el paso del Sepulcro con la imagen del Señor cuyo dichosísimo hallazgo en la antigua casa de Colón, la misma, en que siempre ha estado su capilla, fue según la tradición en el tiempo de la conquista de esta ciudad; que acababa de hacer nuestro santo rey: pues habiendo estado oculto: vere Deus absconditus es tu. en el concavo de una pared todo el tiempo que los Agarenos inundaron estos dominios, en una sala baja, el -tre asistía una enferma paralítica realmente impedida de andar, y cayendo los ladrillos, que en forma de tabique encerraban este hermoso tesoro, salió de la cama al ruido, sin lesión, y libre del accidente, que padecía. Cuyo milagro y otros, que se repitieron: Memoriam fecit mirabilium fuorum. Con lo inopinado de la invención, llegando la noticia del Señor San Fernando, mando disponer su colocación, y esta hermandad, escribiéndose por su hermano mayor, lo que se ha continuado hasta hoy. A las cuatro esquinas iban de asistentes cuatro reyes de armas, vestidos de bayeta negra con galones de damasco carmesí, y en ellos escudos bordados de oro con las armas de la hermandad, mazas de plata y doradas: llevando a su cuidado el gobierno de este paso los tres priostes, D. Juan Díaz, y alcaldes, D. Lorenzo Cardero, y D. Pedro Bautista Salinas, acompañados del Dr. D. José de Xaurigui, presbítero, diputado camarero. Es el sepulcro de carey, cristales, y plata, en la pira tarjetas imitadas de plata, y de relieve diferentes misterios dolorosos pintados muy al natural, faroles, y blandones de plata, en que iban diez luces; esta por acabar por la calamidad de los tiempos. Llevaban este paso treinta hombres de fuerza ocultos con los faldones de brocado negro, y dorado: seguía el palio de terciopelo negro, que llevaban eclesiásticos con capas pluviales negras.

Iba en este lugar la numerosa compañía de la plana de inválidos, todos uniforme nuevo, cajas destempladas, y pífanos, bandera negra con cruz roja; y marchó de capitán D. Domingo Sabias; y todos con luces, y armas fusiles: Continuaban ciento y cincuenta hermanos con luces en el mismo traje, como los antecedentes, dos clarines roncos, tres diputados, que lo fueron D. Manuel Silvestre López, D. Gregorio Villegas, y D. Francisco Martín Salinas. En este cuerpo iba el Simpecado de terciopelo negro con letras, escudo y guarnición de plata de martillo, cruz, y vara de lo mismo, cordones, y borlas plata, y seda negra, lo llevaba don Juan Alonso de Lugo, y Aranda.

Los diputados D. Luis de Tovar, jurado de esta ciudad, y don Tomás Cavero llevaron el gobierno de toda la estación para su mayor unión por encargo de la hermandad: Seguía la música numerosa, cantando: Staba Mater, y doce hermanos con cirios de seis libras. En este sitio iban acompañando el paso de la Virgen el Conde de Ripalda, asistente, sustituido por el señor Hermano mayor, el teniente primero D. Tomás Pinto Miguel, y Don Diego de Lugo, veinticuatro de esta ciudad, y diputado mayor.

Iba el paso de Nuestra Señora de Villaviciosa que es una urna como la de la Santa Cruz, con su sitial, San Juan, las piadosas mujeres, y los santos Varones: lo llevaban treinta y dos hombres de fuerza, cubiertos como los demás, y después el clero, siguiéndose la justicia, yendo por cabo Don Juan Fernández de Berdoya, teniente segundo. Laus Deo.

1    GONZÁLEZ DE LEÓN, Félix: Historia crítica y descriptiva de las cofradías de penitencia, sangre y luz, fundadas en la ciudad de Sevilla; con noticia del origen, progresos y estado actual de cada una, y otros sucesos y curiosidades notables. Sevilla, 1852, pp. 178-192. Esta descripción ha sido utilizada y resumida a su vez por la historiografía posterior. Puede verse por ejemplo CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: Anales de las cofradías sevillanas. Sevilla, Editorial Castillejo, 1991, pág. 520.

2    Biblioteca Nacional, R/ 2481921. Suponemos que deben existir otros originales de este impreso en distintas bibliotecas y archivos sevillanos.

3    En la descripción de González de León aparece la cifra de 24 niños que creemos fue un error en el copiado.

4    González de León, por error, escribe 70.